Hasta el último privilegio

2016/11/14
El llamado acuerdo intersectorial del año 1995 cambió la la realidad sindical en Navarra para las dos siguientes décadas. UGT, CCOO y CEN, con el auspicio del Gobierno firmaron un acuerdo en que la exclusión de ELA y LAB era una condición indispensable ( no interesaba que nadie más estuviese al corriente de lo que se estaba urdiendo).

Era solo el principio de la era del reparto de fondos públicos para estos sindicatos y la patronal. La formula era sencilla, desarrollar un entramado de órganos y comisiones para dejar en manos de estas organizaciones competencias propias de la Administración. Con esto conseguían que UGT y CCOO se convirtiesen en una extensión del Gobierno y se garantizaban una nueva vía para llegar, primero a las empresas y luego a los trabajadores, al estilo de esos personajes de película que interpretan a ese vendedor de la gabardina que escondido en un rincón muestra toda clase de relojes y artículos. Aquí sin gabardina y sin esconderse, lo que UGT y CCOO han ofrecido es una larga lista de servicios como los cursos de formación, los trámites en exclusiva a los migrantes, la venta de viviendas protegidas o las promesas para conseguir un empleo en conocidas grandes empresas.....Un modelo sindical engrasado, para como decía un compañero; repartirse dinero, no molestar a las empresas y para, de paso, “borrarnos del mapa”.

Desactivar a UGT, CCOO y CEN, la apuesta estratégica del régimen

Desde el nacimiento del Servicio Navarro de Empleo (SNE) y los llamados planes de empleo, estas organizaciones gestionaron más de 1.800 millones. No fue un problema que los objetivos de estos planes se incumpliesen ( optaron al tiempo por quitar los objetivos para no dar explicaciones para seguir reeditándose). Un Ex-Consejero del Gobierno y Directivo del SNE lo reconocía públicamente; “cuando pusimos en marcha el SNE muchas autonomías vinieron los años siguientes a preguntar en qué consistía la “cogestión” pero ninguno nos imitó”.

No era muy vendible desde luego, eso de que los propios sindicatos y la patronal se adjudicasen a ellos mismos los cursos de formación que se planeaban desde el SNE ( juez y parte a la vez).

No solo se autoconcedían cursos, el despropósito llegó a tal punto que en el 2006 se autoconcedieron la medalla de oro de Navarra. Era el mismo Gobierno, el de Miguel Sanz, quien les premiaba, retratando para la historia una de las fotos mas increíbles de la deriva ideológica de un sindicalismo “entregado” en cuerpo y alma al corazón del régimen.

Los últimos años hemos ido conociendo hasta que punto llegaba la mentira; ELA denunció públicamente que más de 170 responsables de UGT y CCOO cobraban directamente sus nóminas del gobierno de Navarra. No solo eso, sino que los gastos ordinarios de sus locales ( teléfono, luz, hasta los arreglos del tejado...) eran también subvencionados con dinero público. Sin embargo el despropósito era aun empeorable.

Convenios nominales, la invención de Barcina

La última operación para seguir financiándose la hizo el Gobierno de Barcina en funciones; una invención mediante la creación de convenios nominales con estas organizaciones (orientación, empleabilidad y cualificación) con un objetivo, evadir la nueva ley que les obligaba a someter los cursos de formación a concurso con otras empresas y academias. Ante este operación y el convencimiento de que el Gobierno incurrió en fraude, ELA decidió hace tan solo unos meses llevar por primera vez a los tribunales la financiación de UGT, CCOO y CEN. Esto no ha hecho más que empezar, nuestra demanda ha sido admitida y además el propio juez ha requerido información que el SNE se negó a facilitarnos.

Se reduce el dinero pero todavía persiste el modelo

El Gobierno de Barkos ha anunciado que suprimirá para 2017 los convenios que mantenía con UGT y CCOO. Han pasado, junto con la patronal, de recibir 12 millones en 2015 a 5 millones en 2016 a los que hay que sumar más recortes para 2017.

La denuncia y la presión que ELA ha mantenido durante estos últimos años tiene mucho que ver con los pasos que se han dado. Hay que decirlo claro, sin nuestra pelea los privilegios y el clientelismo seguirían siendo seña de identidad de este territorio.

Sin embargo, el Gobierno ha decidido mantener por un lado una partida de 800.000 euros para la patronal y por otro lado 1,8 millones para los cursos de formación donde el ejecutivo de Barcos tiene pendiente explicar si se mantendrán las condiciones ventajosas para UGT y CCOO. En cualquier caso, lo que ya sabemos, al menos para 2017, es que el Gobierno ha renunciado a desarrollar por completo un SNE público, lo que refrenda el acierto de nuestra decisión de no formar parte de este organismo ( ELA es el único sindicato que no forma parte del SNE).

Hay una cosa que este Gobierno no va a hacer pero debería; admitir públicamente que en Navarra y durante más de veinte años, no ha existido diálogo social, sino un tremendo engaño para la sociedad navarra.

El Gobierno tiene entre otras, una asignatura pendiente, garantizarnos un principio democrático por el que ELA va a seguir luchando; que todos los sindicatos estemos en igualdad de oportunidades. Y eso, solo será posible, si se llega a combatir hasta el último privilegio de estos sindicatos y patronal.