La factura de la luz de enero de 2017: La segunda más cara de la historia

22/02/2017
Si enero de 2017 pasará a la historia por algo, lo hará por la increíble subida del precio de la luz. Están especulando con algo imprescindible para nuestro día a día y encima, en medio de una ola de frío. Además, como el sistema es tan sumamente complejo y opaco, muchas veces el simple hecho de entender las facturas se nos hace difícil. El objeto de este artículo es tratar de explicar el sistema a los consumidores así como analizar las trampas de las que se compone.

Responsable de Medioambiente, ELA.

En primer lugar, debemos denunciar la actitud de las eléctricas, al subir el precio de un bien de primera necesidad como es la electricidad, en mitad de una ola de frío. Esto sin duda, encuentra su explicación en la existencia de un oligopolio, el de las eléctricas, que abusa sistemáticamente y provoca que la factura de la luz en el Estado español sea la tercera más cara de Europa.

Por otro lado, es necesario explicar de qué partidas se compone nuestro recibo de la luz. Aproximadamente un 35% del mismo corresponde al precio al que las comercializadoras pagan la electricidad en el mercado mayorista. Otro 25%, a los impuestos que el consumidor está obligado a pagar (21% de IVA e impuesto a la electricidad), y el restante compete a lo que se abona por los costes regulados (transporte, distribución, incentivos a las renovables…).

Muchas veces, las empresas eléctricas quieren dar a entender que solo les atañe la parte del mercado mayorista. Sin embargo, a continuación vamos a ver cómo también tienen mucho que ver con los costes regulados. Los costes regulados reflejan supuestamente la suma de los impuestos y del coste de transportar la electricidad desde donde se produce hasta nuestras casas. Pero aparte de esto, en este bloque coexisten también numerosas partidas, a nuestro entender, bastante sorprendentes. Como es que se pague a las centrales de gas y de carbón una remuneración extra por el mero hecho de existir, independientemente de que sus instalaciones produzcan o no. O que se compense a las grandes industrias por el denominado “coste de interrumpibilidad” (en momentos de gran consumo las grandes consumidoras de electricidad se pueden ver obligadas a interrumpir su consumo eléctrico. Lo cierto es que esto no se ha producido en más de una década, pero aún así se sufraga con el dinero de todos, 500 millones al año). Estas razones explican por qué la parte de los costes regulados es tan alta y que además sea fija.

Electricidad 2

La vertiente liberalizada (la parte variable) se determina por una subasta diaria. Su problema es que en este sistema las reglas de la oferta y la demanda brillan por su ausencia. La factura de enero de 2017 va a ser, según Facua, la segunda más cara de la historia, encontrándose su pico en unos 101,99 euros por megavatio hora (Mwh) (el 25 de enero a las 21:00h). Este precio se aplica únicamente a los consumidores que se hayan decantado por la tarifa PVPC (se caracteriza porque el margen de comercialización en estas franjas está fijado por el Gobierno). Según nos señala Madrid, la razón por la que estos precios se han elevado tanto se debe a que el mercado, este invierno, se ha visto afectado por el efecto acumulativo de varias circunstancias, entre las que figuran: el aumento de la demanda, la ola de frío, la exportación a Francia por la indisponibilidad nuclear, el aumento de los precios del carbón y del gas, etc.

No podemos dejar de cuestionar esa explicación. En parte porque, si nuestras tarifas se encuentran tan vinculadas a cuestiones meteorológicas, ¿por qué siguen siendo tan elevadas en otras épocas del año meteorológicamente más suaves? O en otras palabras, si pagamos más cuando las temperaturas son extremas, ¿por qué no se nos reducen las tarifas proporcionalmente cuando las temperaturas son suaves?

Detrás de estos precios tan elevados se encuentra el funcionamiento del mercado eléctrico mayorista, en donde el último tipo de energía que entra para cubrir la demanda es el que establece el precio para las demás. Esto ocasiona que, independientemente del tipo de energía que utilicemos en nuestras casas, paguemos el total de la misma al precio de la más cara, lo cual es más flagrante si tenemos en cuenta que el precio del gas, por ejemplo, es tan caro por una decisión meramente mercantil: no poner en funcionamiento toda la flota de ciclos combinados.

Estas dudas respecto a la falta de competitividad en el mercado mayorista de electricidad, a las que nos hemos referido, son suscritas por la Fiscalía de lo Civil del Tribunal Supremo, que ha abierto diligencias “en defensa de la protección de los intereses de los consumidores y usuarios para averiguar las razones de los sucesivos aumentos del precio de los recibos de la luz”. Así como por las propias CNM y CNMC.

Como vemos, el actual modelo enérgico es abiertamente injusto; su razón de ser es que las empresas de la oligarquía y sus mandatarios se enriquezcan, encontrándose los derechos de las personas consumidoras y usuarias sistemáticamente vulnerados, dado que pagamos -por un servicio que debería ser considerado básico- unos precios que en absoluto reflejan sus costes, y todo se rige por un sistema totalmente opaco en el que muchas veces ni entendemos los recibos.