Las olas de calor aumentarán la mortalidad

10/05/2017
Son cada vez más las investigaciones científicas que prueban no solo la existencia del cambio climático (calentamiento global producido por la actividad humana) sino también, sus graves efectos sobre la población. En esta ocasión nos referiremos a un estudio firmado por el centro vasco de investigación de cambio climático BC3, que fue presentado en el foro Klimatek de Bilbao. El mismo pone cifras concretas a lo que podría ocurrir en la CAPV en una proyección de 80 años: Si no se adoptan medidas correctoras, a partir de 2020 las olas de calor podrían incrementar la mortalidad hasta un 58%, en el escenario más desfavorable.

Por escenario más desfavorable, la investigación hace referencia a una situación en la que los gases de efecto invernadero sigan aumentando sin que medien políticas que contribuyan a mitigarlos. El impacto en tales circunstancias será constante hasta 2050, y a partir de ahí aumentará de forma significativa durante medio siglo. En el escenario más pesimista, la mortalidad aumentaría entre un 13% y un 54% en Bilbao, entre un 18% y 58% en San Sebastián y entre un 46% y un 54% en Vitoria-Gasteiz, en el periodo 2020-2100.

La investigación se centra en analizar las consecuencias de las olas de calor, que son consideradas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como uno de los fenómenos meteorológicos extremos más peligrosos y con mayor impacto sobre la salud de las personas. Un fenómeno que, en las próximas décadas, tenderá a aumentar en frecuencia, intensidad y duración, según han advertido especialistas de la ONU. Es decir, las olas de calor se espaciarán más en el tiempo pero se notarán con más crudeza y durante más días.

Para hacer frente a la problemática de las olas de calor y evitar que tengan los fatídicos efectos a los que nos hemos referido, la investigación hace referencia a los sistemas de alerta temprana por ser muy efectivos. Consisten en avisos a la población, emisión de alertas, consejos y medidas de emergencia para reducir el impacto de las temperaturas extremas y, de conformidad con la investigación son muy efectivas puesto que generan beneficios netos tanto en situaciones sin cambio climático como bajo diferentes escenarios de cambio climático.

Pero evidentemente, más allá de este tipo de sistemas de alerta, la clave está en adoptar las medidas necesarias para cambiar radicalmente el sistema de producción, distribución y consumo. El tiempo se nos acaba y cada vez es más clara la ausencia de voluntad política para afrontar esas medidas.