Aberri Eguna 2017

11/04/2017
El Comité Nacional de ELA ha aprobado una declaración en la que, entre otros aspectos, se felicita por la iniciativa desarrollada en Iparralde para el desarme de ETA y agradece el trabajo realizado por los “Artesanos de la Paz”. Por otra parte, señala que la bilateralidad con el Gobierno español no existe. Para ELA es urgente que la izquierda política haga suyo el descontento social y la desafección ciudadana hacia las políticas cada vez más autoritarias y más antisociales.

Con ocasión del Aberri Eguna, el Comité Nacional de ELA quiere realizar la siguiente declaración.

[el desarme debe coadyuvar a la consolidación de la paz]

ELA se felicita por la iniciativa desarrollada en Iparralde que ha concluido con el desarme de ETA. El Comité nacional valora y agradece el trabajo realizado por los “Artesanos de la paz”. Asumiendo la responsabilidad que los estados se han negado a asumir han conseguido aglutinar las voluntades de una amplia representación de la sociedad vasca, de electos y electas, además de la Mancomunidad de Iparralde y de organismos internacionales, hasta culminar con éxito el desarme. ELA será un agente activo para que a este paso necesario le sigan otros que permitan afianzar la convivencia y la paz en nuestro pueblo, como los que tienen que ver con el reconocimiento y la reparación de todas las víctimas, con modificar la política penitenciaria –excarcelando enfermos, acercando a las personas exiliadas o deportadas– o con la desmilitarización.

[no hay bilateralidad sin derecho a decidir]

La celebración del Aberri Eguna obliga a valorar el estado de salud de nuestro autogobierno. Mirando a la CAPV, ELA quiere denunciar la impostura que supone, por un lado, la creación por enésima vez de una comisión de autogobierno en el Parlamento de Gasteiz y, por otro, la manera en que el lehendakari y su partido vienen defendiendo el llamado principio de bilateralidad.

Llevamos más de veinte años soportando la política uniformizadora del estado, que ha dejado nuestro marco jurídico totalmente desfigurado. A pesar de ello, persiste el desgaste de nuestras competencias: se suspenden leyes aprobadas por el parlamento (en especial algunas de singular contenido social); mediante leyes básicas se mutila nuestro cuadro competencial; se recurren desde la Delegación de gobierno cientos de resoluciones de las administraciones vascas… Y en este contexto se sigue defendiendo, desde el nacionalismo en el gobierno y de manera incomprensible, que es posible modificar nuestro marco jurídico desde el respeto institucional entre el Gobierno del Estado y las instituciones vascas, lo que se llama bilateralidad.

ELA cree que este discurso, por más que sea legítimo, es un discurso funcional a la “Gran coalición”, formada por PNV, PSE y PP, que sustenta los presupuestos del Gobierno vasco y su decidida orientación neoliberal. Nuestra conclusión se ve reforzada por el propio discurso del lehendakari cuando dice que cualquier modificación del marco jurídico vasco debe hacerse necesariamente con el apoyo de al menos una de las dos principales fuerzas españolas (PP o PSOE), condición a la que ha llamado “obligación de pactar”. Esta condición es una concesión de partida inaceptable, porque es un derecho de veto a las fuerzas españolistas para que un eventual nuevo marco no incorpore el derecho a decidir.

La bilateralidad no existe. No está de más recordar que es precisamente la falta de bilateralidad la que ha llevado a Cataluña a activar la movilización social para fortalecer un proceso que va a ser necesariamente unilateral. Y ante ella el lehendakari ha reaccionado diciendo que “me alarma que movimientos sociales sin responsabilidades condicionen Cataluña” y que “movimientos sociales sin responsabilidad política condicionan a los partidos que tenemos que rendir cuentas a la sociedad. Es delicado confundir democracia representativa con participativa”. A nuestro principal gobernante parece no gustarle la sociedad civil, sobre todo si esta cuestiona las decisiones y la estrategia del gobierno y deja en evidencia su complacencia con el actual estatu quo.

La buena prensa de que goza el actual Gobierno vasco en los medios de comunicación del Estado, y el hecho de que estos medios y el propio gobierno español trate a nuestro principal mandatario como contraejemplo del soberanismo catalán, no deja lugar a dudas sobre lo que la política jeltzale significa hoy en España: adormecer a la sociedad vasca en su reivindicación nacional y encajar nuestro mermado autogobierno de manera pacífica en la España uniformizadora. Solo hay una bilateralidad que funciona: de la de la coincidencia en las políticas neoliberales y de austeridad. Lo que realmente existe es una alianza de clase que supedita el autogobierno y la soberanía de nuestro pueblo a los intereses de los poderes económicos, financieros y patronales.

Frente a esta opción ELA quiere recordar lo más obvio: nunca habrá bilateralidad sin un reconocimiento nacional de nuestro pueblo que debe incorporar el derecho a decidir. Estamos convencidos de que sólo desde la libertad (libertad también para irnos) podemos ser tratados como iguales por el estado. Este sencillo principio, que ya fue refrendado por la mayoría del parlamento de Gasteiz en 2005 y negado inmediatamente por las Cortes españolas, sigue siendo hoy igual de válido que entonces. Por eso creemos que constituir una y otra vez comisiones de autogobierno como se ha hecho recientemente, agotando legislaturas, es tan solo una manera de no plantear el conflicto político con el estado en toda su crudeza.

El hecho de que la coalición representada por PNV, PP y PSOE sea refractaria al cambio político en términos de derecho a decidir se explica, por tanto, por su inequívoca opción de clase, una opción que alcanza su mayor expresión en las políticas de austeridad y en una política fiscal favorable a las rentas empresariales y del capital. Junto a eso, la decisión del Gobierno de mantener el diálogo social en minoría; su opción por publicar convenios colectivos que sólo firma la minoría sindical; la persecución del derecho de huelga mediante los decretos de servicios mínimos; su negativa a apoyar una ILP que suponga una mejora de condiciones de trabajo en las subcontratas; la negativa a negociar colectivamente en el sector público; el alargamiento incomprensible de conflictos en los ámbitos que dependen de las administraciones vascas… no son más que evidencias de esa opción neoliberal y de clase.

[fortalecer la autonomía sindical para resistir a la degeneración democrática]

ELA quiere llamar la atención sobre una cuestión muy preocupante de la actual coyuntura en la CAPV. La derecha representada por el PNV, con el coro de importantes medios y representantes patronales, está cuestionando el derecho de ELA a opinar sobre política. Poner en cuestión que un sindicato (o cualquier otra organización social) tenga derecho a opinar e intentar influir sobre las decisiones que se toman en sede política y afectan a la ciudadanía constituye un atentado grave contra los derechos fundamentales. Y pone en evidencia, asimismo, la escasa raigambre democrática de las organizaciones que piensan de tal manera. Es por ello que nuestra organización ha encendido todas sus luces de alarma ante esta degeneración.

Resulta lamentable que tengamos que hablar en estos términos 41 años después de la muerte del dictador. Pero esa forma de pensar se está manifestando sin complejos hoy en Euskal Herria, de la mano del principal partido político de la CAPV. Es por ello que ELA va a seguir trabajando para mantener blindada su autonomía política, organizativa y financiera, y va a seguir actuando conforme a los más básicos y fundamentales derechos y libertades que le asisten. Consideramos que esta es la mejor aportación que podemos realizar en defensa de la clase trabajadora vasca frente un establishment político, mediático y empresarial cada vez más intolerante con la democracia.

[más audacia en la defensa del autogobierno navarro]

En Nafarroa, tras años de políticas de hostigamiento institucional hacia lo vasco, normalizar la vida cultural, social y política constituía una tarea obligada del nuevo tiempo político. Aunque hubiese sido deseable una mayor determinación, planificación y prontitud, ELA ha reconocido y valorado los pasos dados por el actual gobierno en la normalización del euskera, la cultura y sus símbolos. Ha respaldado asimismo iniciativas institucionales para recuperar la memoria y reconocer al conjunto de las víctimas de motivación política, incluidas las que permanecían en el olvido como las del golpe de 1936 o las de las violencias policiales o de extrema derecha.

Constatamos, sin embargo, una falta de pulso en la defensa del autogobierno. Los numerosos recursos del Estado a las leyes forales, el incumplimiento de transferencias o el abuso que suponen las leyes básicas del estado requerirían un mayor nivel de iniciativas políticas e institucionales del Gobierno de Iruñea ante el del Estado.

Por otro lado, aunque la acción del Gobierno respeta (a diferencia de la CAPV) la pluralidad sindical, sus políticas públicas comparten la misma orientación neoliberal. Por eso ELA considera urgente unir la defensa de los instrumentos de autogobierno junto con una política social acorde a los intereses de las mayorías sociales cuyo bienestar no deja de mermar.

[la izquierda debe hacer suyo el descontento social]

En este contexto, ELA quiere subrayar la urgencia de que la izquierda política haga suyo el descontento social y la desafección ciudadana hacia esa política cada vez más autoritaria y más antisocial. ELA considera que esa desafección provocada por el neoliberalismo, además de abrir el camino a posiciones fascistas, alimenta también la pérdida de pulso en la reivindicación nacional. El creciente abstencionismo en los barrios más castigados por el paro, la precariedad y la falta de protección social constituye una auténtica llamada de atención y un reflejo de lo que decimos. Estamos convencidos de que sólo una izquierda que haga suya las aspiraciones de las mayorías empobrecidas podrá formular una política soberanista que enganche con amplias capas de la población.

En este sentido, ELA considera agotado el histórico credo político (expresado en la metáfora de Maltzaga) que dice que para conseguir un cambio en nuestro estatus de autogobierno es preciso partir de un acuerdo básico entre los abertzales. Es cierto que un acuerdo de mínimos entre todos los soberanistas para confrontar democráticamente con el Estado sería del todo deseable; pero cuando hay fuerzas que explicitan claramente su negativa a ese acuerdo, el soberanismo no puede sentarse a esperar, y debe tratar de fortalecerse y hacer camino.

[valorar el empoderamiento de las consultas]

De las consultas populares que vienen sucediéndose en Hegoalde ELA valora el ejercicio de empoderamiento que suponen. Tiene un gran valor que grupos de personas voluntarias estén creando un instrumento eficaz de consulta, perfectamente regulado. Lo construido por este proceso podría permitir en el futuro interpelar al sistema institucional si este persiste en su decisión de “dormir” el conflicto político.

ELA cree que las consultas podrían fortalecerse si el derecho a decidir se uniese a demandas que tienen que ver con las aspiraciones concretas de la ciudadanía. Estamos convencidos de que unir el derecho a decidir a las reclamaciones sentidas por la población ejercerían una pedagogía bien positiva y permitiría que una amplia base social, más allá del nacionalismo, hiciese suya la reivindicación soberanista.

[un nuevo tiempo para Iparralde]

ELA ya ha manifestado su satisfacción por la consecución de la mancomunidad única para Iparralde. Aunque esté aun lejos, desde el punto de vista competencial, de las aspiraciones del mundo abertzale, constituye un paso que dota de visibilidad institucional a los tres territorios y de unos instrumentos reales que conectan con las necesidades de la población. ELA espera que la consecución del instrumento no debilite sino que refuerce el impulso del abertzalismo. ELA considera muy positivo que entre las vicepresidencias de la mancomunidad se hayan incorporado dos con vocación transversal: una que gestionará la política lingüística y otra que se ocupará de la transición ecológica y energética.

[ derecho a vivir y trabajar en euskera ]

ELA reivindica el euskera como expresión más inmediata, compartida y cierta de nuestra nacionalidad. Estamos convencidos de que la suerte de ambas, euskera y soberanía, van de la mano, y que los avances de una refuerzan a la otra y viceversa. Nuestra aspiración a la soberanía y a la libertad de nuestro país va unida a la reivindicación de nuestra lengua y a nuestro compromiso por hacerla cada vez más presente en la vida interna del sindicato y en los centros de trabajo. Porque usar nuestro idioma, vivir en euskera, constituye un derecho inalienable. Y para que ello sea posible, junto a los compromisos personales y colectivos, bien necesarios, se necesitan igualmente políticas públicas mucho más audaces para promover el conocimiento y uso normalizado de nuestra lengua y que hagan posible una igualdad real de toda la ciudadanía.

 

Gora Euskal Herria askatuta!

 

En Bilbao a 11 de abril de 2017