Ni las empresas ni la Diputación están haciendo nada para solucionar el conflicto de carreteras de Gipuzkoa

07/09/2016
La huelga que llevan a cabo las y los trabajadores del servicio del mantenimiento de carreteras de Gipuzkoa es la más larga de todas las que en este momento hay en Euskal Herria. Hablamos de un total de 71 trabajadores y trabajadoras que pertenecen a Otegi Gaztañaga, Asfaltos Urretxu, Ferrovial, Murias, Serbitzu Elkartea, Ikusi y Korrostel, es decir, las empresas que componen las tres UTEs a las que la Diputación Foral de Gipuzkoa ha subcontratado –Goierrialdea, Miramon eta Urola Deba– para el mantenimiento de las carreteras gipuzkoanas.

Estamos ante un claro ejemplo de las graves consecuencias que la política de subcontratación que desarrollan las administraciones públicas en Euskal Herria suponen para las y los trabajadores. Es la Diputación la responsable del servicio, de su adjudicación y, por tanto, de sus condiciones laborales. En los últimos años la Diputación ha hecho que cada vez se pague menos por hacer lo mismo, y eso siempre se ha hecho a costa de precarizar cada vez más las condiciones laborales.

Los trabajadores y trabajadoras en huelga que llevan más de seis años sin actualizar las condiciones laborales, reivindican un Convenio que regule sus condiciones de trabajo. Realizan el mismo trabajo que otras personas contratadas directamente por la Diputación o por Bidegi, pero sus salarios son un 36% inferiores. Una plantilla precaria que, además, lleva a cabo jornadas interminables de más de 12 horas y ritmos exagerados de trabajo como consecuencia de la falta de personal.

En opinión de ELA, los responsables directos de la duración de esta huelga son los responsables políticos de la Diputación Foral de Gipuzkoa. En todo este tiempo, han sufrido, por un lado, el empeño por invisibilizar el conflicto que han tenido desde el departamento de Infraestructuras de la Diputación Foral y, por otro, el ninguneo más absoluto por parte del Diputado General, Markel Olano. Es especialmente grave que, ante la huelga más larga del país, el máximo dirigente de Gipuzkoa no haya dicho absolutamente nada. Las condiciones laborales en las que realizamos este servicio público parecen no interesarle.