“...Es que el euskera no vale para trabajar”

02/03/2016
Durante las últimas semanas los navarros estamos siendo testigos del agitado revuelo que determinadas decisiones en materia educativa han originado en partidos políticos, sindicatos y sectores afines al régimen.

Empezando por la traumática OPE, la presión y amenaza al Gobierno dio sus frutos y consiguieron suprimir de ella 120 puestos de trabajo, todos ellos en euskera, perpetuando así la precariedad de muchísimos docentes que ya se estaban preparando para las oposiciones. Inexplicablemente, el Gobierno se agarró como un gato a unas cortinas al recurso interpuesto por el PP en Madrid contra la OPE pero, estando obligado a quitar 100 plazas, añadió su granito de arena y se deshizo de las 120 que causaban horror en ciertos sectores. Los sindicatos que apoyaron la medida se mostraron complacientes con el hecho de ofertar menos puestos de trabajo, dejando la solución al amparo de un futuro que es cada vez más incierto. ¿En qué país veríamos normal a sindicatos celebrar que se perpetúe la precariedad?

El segundo despropósito llega cuando el Departamento de Educación, en un alarde de torpeza, decide dar la posibilidad a los docentes bilingües de realizar las pruebas para las dos listas de una misma especialidad en dos días diferentes (obligando a los docentes a pasar por el costoso proceso dos veces cuando el Departamento sabe de sobra que están capacitados para dar la materia en cualquiera de las dos lenguas propias). Esta medida excepcional no se da en otros ámbitos de la Administración, simplemente porque en ellos se aplica la lista única, siendo esta la única solución , avalada por la mayoría de las mesas general y sectorial, para garantizar la competencia en igualdad, mérito y capacidad. Pues bien, los sindicatos nacionalistas españoles se echaron de nuevo las manos a la cabeza en contra de poner las pruebas en días diferentes, viendo natural y razonable que una persona bilingüe tenga que convertirse en monolingüe para acceder a un puesto de trabajo (igualando por abajo hay menos competencia). También han tachado de imposición el hecho de que en Pamplona se oferten en euskera 4 escuelas infantiles de 17. ¿Estamos locos?

El pasado 20 de Febrero, en la concentración liderada por AFAPNA, en la que confluyeron los acérrimos militantes del españolismo lingüístico, que en Navarra son CCOO, UGT, ANPE, CSIF y APS, se ha podido visualizar la sinrazón y falta de argumentos de los que meten todo en el mismo saco para cargar una vez más contra cualquier medida que venga a re-equilibrar, atendiendo a demandas reales de la población, injusticias históricas en materia de derechos lingüísticos. En el lema “No a la discriminación del profesorado de castellano” se refieren sólo a docentes monolingües, excluyen a todo el profesorado de castellano que además habla euskera. Después recurren al miedo diciendo que cientos de docentes serán condenados a la no contratación. La función del Departamento de Educación es incorporar a los docentes más capacitados y con mejor puntuación en las pruebas. Claro que eso puede suponer la no contratación de otros docentes menos preparados, al igual que ocurre en cualquier otro ámbito profesional. La segunda oportunidad que tanto critican es consecuencia de una capacidad profesional más, en este caso una lengua propia en la que estudia el 25-30% de los alumnos navarros (43% en la zona mixta). Coincidimos en que también los docentes con más titulaciones debieran tener más oportunidades, y es por eso que siempre hemos reivindicado la lista única como la forma más justa y eficaz de ordenar al profesorado según merito y capacidad.

En cuanto a que el euskera no sea oficial en todo el territorio; ¿Vamos a negar a un docente que proceda de zona vascófona, en la cual las dos lenguas son oficiales, la posibilidad de acceder a un puesto en castellano? ¿En base a qué criterio? Las presiones de los sindicatos citados anteriormente buscan sin lugar a duda mantener situaciones de privilegio para profesores en listas separadas y a la vez desgastar a un Gobierno que no ha tenido la suficiente valentía de acabar como debía y de una vez por todas con esta marginación y conculcación de derechos lingüísticos y laborales. A esto hay que añadir la actitud clientelista de sindicatos y partidos que se dicen progresistas y de izquierdas, pero que añoran el viejo régimen al cual parece que todavía deben favores. ¿Quien puede entender que partidos y sindicatos que abogan por la inmersión lingüística en aquellas comunidades que cuentan con dos lenguas propias, no lo hagan aquí en Navarra?

En todos los frentes que estos colectivos van abriendo existe un elemento común que los aglutina, el palpable auto-odio hacia una de las lenguas de Navarra, la promoción de la cultura del no saber y el miedo a perder posiciones de privilegio que se han perpetuado durante años y que ahora pueden cambiar. Recordemos aquella frase que todos hemos oído alguna vez en voz de los que no hablan euskera: “Prefiero aprender otro idioma, es que el euskera no vale para trabajar.” Es necesario abrir un debate constructivo que nos lleve a una sociedad basada en valores democráticos y de igualdad, y que por supuesto premie y potencie el conocimiento.

Oihana Goiogana Bengoetxea

Alfredo Lakuntza Vicario

Ander Pascual Ariz