Los hombres que no aman a las mujeres

27/09/2016
Los hombres que odian a las mujeres son hijos sanos del patriarcado, no van con un cartel evidenciando su machismo femicida.

Parafraseando el título de la famosa trilogía sueca Millenium, estas líneas van dirigidas a los hombres en general; a los amigos, a los hermanos, a los padres, a los amantes, parejas y demases.

En realidad, el título original de la citada saga es “Los hombres que odian a las mujeres”. Semejante declaración casi que nos emplaza a una situación de guerra pero es que:

¿Qué sucede cuando en el estado español están asesinando mujeres casi a diario últimamente y las estadísticas dicen que se produce una violación cada ocho minutos?. Pues no sucede nada a excepción de las respuestas individuales y colectivas en clave de autodefensa feminista.

En esta guerra, en teoría de baja intensidad, es necesario poner el foco en los hombres que aún siendo la mitad de la población representan el interés y el imaginario general de la sociedad. Ante ello: ¿Cómo son representadas y/o asimiladas las mujeres dentro de ese interés general?; ¿Qué valen las vidas y los cuerpos de las mujeres?. Pues poca cosa en términos políticos aunque el discurso oficial diga lo contrario.

Este verano de 2016 las agresiones sexistas se repiten un día sí y otro también. Esto no es una novedad aunque sí que cabe destacar la denuncia y la respuesta colectiva que se está dando en las calles fruto del trabajo del movimiento feminista.

Aún así y a pesar de que las fiestas de verano, supongan un escenario de riesgo para las mujeres, el show tiene que continuar. “Tengamos la fiesta en paz”- como dirían algunos, y mantengamos esta paz social que encubre al patriarcado y a sus múltiples manifestaciones como origen y causa de la discriminación y desigualdad estructural entre mujeres y hombres.

El no querer mirar el fondo del hoyo, el no querer ni nombrar el origen de esta injusticia histórica y sistémica e incluso hacer que no exista es una táctica muy hábil de lo que algunas/os denominan el posmachismo: la táctica de poner el foco en las consecuencias y no en las causas o el hecho de dar una apariencia de cambio en la continuidad. Esto se capta a la primera cuando se habla del sistema de dominación de clases, pero: ¿ lo vemos con el sistema de dominación patriarcal?.

A menudo, lejos de reconocer un sistema que subordina a las mujeres, se incurre en el peligroso ejercicio de la equidistancia y en equiparar realidades concretas puntuales entre mujeres y hombres obviando la raíz machista de nuestra estructuración social. Cuestionar el fondo no es fácil y más difícil aún actuar, pero es urgente y necesario.

Un conocido me decía el otro día que arrancaría las partes íntimas a los violadores o agresores de mujeres. No faltan compañeros que se prestan raudos y veloces a ofrecernos protección a las mujeres ante las agresiones que enfrentamos por el hecho de ser mujeres. Pues muchas gracias, pero creo que algunas mujeres preferimos menos condescendencia y paternalismo y más reflexión y toma de conciencia y acción.

Los hombres que odian a las mujeres son hijos sanos del patriarcado, no van con un cartel evidenciando su machismo femicida. De hecho, me arriesgo a afirmar que en cualquier cuadrilla de chicos de toda la vida se asumen los micro machismos del día a día con total o relativa normalidad: piropos sexistas, cosificación del cuerpo de las mujeres, estereotipos de género como verdades absolutas, etc.

 Ante esta realidad, nos preguntamos (sobre todo a los hombres): ¿Quiénes están dispuestos a cuestionar sus privilegios de género? ¿Quiénes quieren investigar y profundizar en su construcción como hombre y decodificar la masculinidad hegemónica? ¿A quién le preocupa y le mueve de verdad? ¿Para cuándo será una política de primera línea y no un apartado más en los sucesos?