28J: no debe existir un ‘ellos/as’ y un ‘nosotros/as’, todos/as somos ‘nosotros/as’

06/07/2017
El 28 de junio, Día Internacional de la Liberación Sexual Y orgullo LGBTIQ+, ELA realizó un acto confederal en torno a la diversidad. Aingeru Mayor, de la asociación Chrysallis EH de familiares de menores transexuales y Sarai Montes, presidenta de la asociación Errespetuz, asociación por los derechos de las personas transexuales fueron las personas encargadas de poner voz y testimonio al acto.

ELA presentó en la sala Bilborock de Bilbao una reflexión sobre la diversidad. En primer lugar, y para calentar el ambiente, Se proyectó la película Diversxs realizado por la organización Apoyo Positivo +: que más allá de la identidad de sexo/género y/o opcion sexual y afectiva, nos permitió gozar de las múltiples caras y de testimonios de la diversidad como personas que viven con VIH, o personas con diversidad funcional, personas heterosexuales...

Jone Bengoetxea, responsable de Igualdad de Género de ELA, inauguró el acto. Para situar el tema, y queriendo responder a la pregunta que más de uno/a se estaría haciendo, explicó: “Hoy, 28 de junio, ELA ha organizado un acto especial. Alguien podría pensar que por qué un sindicato tiene que abordar una cuestión como este. Pues, porque no se puede negar el carácter heterogéneo de la clase trabajadora, la clase trabajadora también es plural, y por tanto, no debe existir un ‘ellos/as’ y un ‘nosotros/as’, todos/as somos ‘nosotros/as’, porque los derechos son indivisibles e interdependientes”. Las discriminaciones y situaciones de desigualdad no se dan de la misma manera dentro incluso de la clase trabajadora: dentro de las personas oprimidas también hay diferencias. Y argumentando de esa manera que las dos luchas son, al cabo, una sóla se dio comienzo al acto. El primero en tomar la palabra fue Aingeru Mayor, miembro de la Asociación Chrysallis, padre y sexólogo, como él mismo se define. Y abordó el tema sin rodeos.

Comenzó diciendo que era el padre de una niña con pene. Mayor lo dejó claro: “ser niña o niño es algo que no se elige, lo eres, eres lo que sientes ser, sin más”. En ese sentido, afirmó que lxs niñxs ‘transexuales’ resultan perturbadorxs. ¿Por qué? Pues porque trastocan, y hasta revolucionan, el imaginario colectivo que una gran parte de la sociedad tenía sobre la transexualidad. Y es que muchos/as relacionan la transexualidad con una lacra, una desorientación o un capricho. Sin embargo, al hacerse visibles, lxs niñxs transexuales rompen todos los esquemas. “Lxs niñxs no hacen declaraciones, no han venido al mundo a reivindicar nada, lxs niñxs dicen simplemente ‘yo soy esto’, y ya está”. Es decir, un/a menor con pene que dice que es una niña, no lo dice con matiz político, simplemente está describiendo lo que es.

Lxs niñxs estuvieron en el centro de su discurso. Y puso muchos ejemplos. Entre ellos estuvo el de una niña llamada Candela (uno de los testimonios recogidos en el último libro publicado por Chrysallis). “Candela se enfada cuando le dicen que hace cosas de niños”. Según Mayor, cada vez que hacemos una afirmación así, estamos negando la identidad de lxs niñxs. “Al decir a una niña que hace cosas de niños, le estamos negando la posibilidad de hacer lo que quiere, de ocupar el espacio que desea ocupar”. Y Aingeru fue más lejos interpelando directamente a la responsabilidad de la educación. “En las escuelas los niños visten faldas y vestidos, por elección propia, pero cuando salen a la calle les obligamos a cambiarse, les machacamos”. Lo mismo sucede con las cualidades supuestamente ‘masculinas’ o ‘femeninas’. En opinión de Mayor, obligamos a los niñxs a adaptarse a las características propias de sus genitales. “Es terrible que una criatura de ocho años tenga que acomodar su identidad a su cuerpo, según los patrones sociales”.

A continuación, la presidenta de la asociación Errespetuz en favor de los derechos de las personas transexuales, Sarai Montes, siguió desgranando la idea, y compartió que fue una niña que de nacimiento tenía pene. Afirmó que, en el caso de lxs niñxs ‘transexuales’, muchos llevan hasta el extremo la caracterización; esto es, en el caso de una niña que tiene pene pero que se siente niña, es probable que se intente reforzar las características supuestamente femeninas hasta el extremo (aparentando pechos enormes…), y lo mismo en el caso de menores que tienen pene pero que son niñas. ¿Por qué? Montes lo tiene claro. Porque necesitan la aprobación del otrx, y la sociedad nos obliga a elegir física y estéticamente entre ‘chica’ y ‘chico’, y no nos reconoce hasta que nos mostramos ‘definidxs’.

Las dos ponencias dejaron bien claro que se establece una dicotomía chico/chica, y que a cada uno se le atribuye un rol y estética determinados, y se le niegan otros. Lo que provoca un debate interesante, el de la intersexualidad, sobre lxs menores que han nacido con pene y vulva. Y siguiendo con la dicotomía establecida, en la necesidad de que se defina como chico o como chica, se les practica una operación, de injerto o amputación de pene o vulva, pero nunca respetando ambos. Aingeru se mostró tajante en ese punto. “Nos preocupa la ablación, pero en nuestros hospitales a lxs menores que no tienen genitales definidos se les opera para dejar sólo uno”.

Sarai, por su parte, puso también sobre la mesa otros puntos a tratar. Afirmó haber tenido una larga trayectoria laboral cuando en su documentación figuraba como “persona con pene”. Sin embargo, como era mujer, cuando decidió cambiar su aspecto, también cambió el escenario laboral. “Hasta entonces, con mi CV, recibía cantidad de ofertas de trabajo; pero a partir del cambio de aspecto no me llamaba nadie. No me discriminaban por ser transexual, sino por ser mujer”. O, dicho de otro modo, el machismo fue mayor que la transfobia. Y añadió textualmente: “en el periodo de tiempo en el que tu DNI y tu imagen no coinciden, no te contrata nadie”. Los datos lo constatan fielmente: se trata del colectivo con mayor tasa de paro, del 90%.

Para terminar, no podemos dejar sin mencionar otro punto de la conferencia que da paso a la reflexión: ¿Por qué llamamos transexualidad (por eso a lo largo del texto lo hemos entrecomillado), si la mudanza que sugiere el prefijo “trans” no se llega a producir realmente? A fin de cuentas no olvidemos que no hay ningún cambio de identidad; en caso de haber algún cambio, que no tiene por qué haberlo, sería de los genitales, nunca de la identidad. Cada cual tiene claro desde el principio lo que es, digan lo que digan sus genitales.