Transformación del Modelo Productivo: el Reto del Empleo

2016/09/28
El último fin del semana de septiembre se celebraron en Bilbao los terceros Encuentros Ecosocialistas Internacionales. En ellos se evidenció que es imposible seguir de manera indefinida con un sistema económico que consume muchos más recursos de los que el planeta es capaz de generar, a lo que habría que añadir las graves e irreparables consecuencias del cambio climático.

En estos Encuentros abordamos, entre otras cuestiones, la transformación del modelo productivo. Partiendo de lo dicho en el párrafo anterior es indiscutible que el actual modelo productivo va a cambiar sí o sí. Lo que está en discusión es la orientación del cambio. O bien se impulsa de modo que primen los intereses del planeta y los sociales de la mayoría de la población, o bien los límites físicos del planeta nos llevarán a un escenario en el que las desigualdades y el enriquecimiento de una minoría se agravarán.

Por tanto, como sindicato, lo peor que podemos hacer es no afrontar el enorme reto que supone abordar esta cuestión, en especial si tenemos en cuenta que actuamos en las empresas, en los centros de trabajo, espacio principal donde se produce el conflicto ecológico y de clase que afrontamos.

Transformar el modelo productivo implica dos cosas:

1. Se requiere una apuesta por las actividades socialmente necesarias y medio ambientalmente sostenibles. Y una reducción de las actividades que vayan en detrimento de estos objetivos.

Priorizar la vida y el futuro del planeta requiere una drástica transformación del modelo productivo, reproductivo, de distribución y de consumo.

Esto supone un cambio radical en aspectos como el de los cuidados: dar valor social a esta actividad, muy feminizada y precarizada. Un reparto del trabajo productivo y reproductivo. Sobre esta cuestión consideramos esencial la extensión de los servicios públicos de cuidado y garantizar el derecho de todas las personas a tener cubierta su situación de dependencia. También compartimos la necesidad de que los permisos de paternidad y maternidad sean iguales e intransferibles, el derecho a la educación infantil desde los cero años o la reducción de la jornada a 35 horas.

También en este ámbito de los cuidados estamos muy lejos de lo deseable. No hay más que ver lo que está pasando en la huelga de residencias de Bizkaia: vulneración del derecho a huelga, desprecio del trabajo realizado por las mujeres, penoso papel de los responsables de la Diputación de Bizkaia (la institución responsable de garantizar el derecho a las personas dependientes).

La transformación del modelo productivo conllevará necesariamente una pérdida de empleo en sectores no sostenibles. Así, la transformación ecológica y social de la economía debe incorporar el concepto de transformación justa. No nos podemos desentender de lo que pasa en el empleo. Al contrario, el objetivo debe ser la creación neta de empleo:

  • Apuesta política y económica decidida a favor de los sectores sostenibles.

  • En esa transición los empleos verdes y dignos juegan un papel central. Son la mejor manera de luchar contra el paro y los procesos de exclusión económica y social. Los empleos verdes son “los que reducen el impacto ambiental de las empresas y los sectores económicos hasta alcanzar niveles sostenibles, ayudan a reducir el consumo de energía, materias primas y agua, a reducir las emisiones de GEI, a minimizar o evitar todo residuo o contaminación, y a proteger y restablecer los ecosistemas y la biodiversidad”. De esto estamos hablando.

ELA está comprometida en este cambio necesario. Hemos elaborado un estudio en el que se demuestra que en el conjunto de Hego Euskal Herria se pueden crear 106.000 empleos verdes en sectores diversos, como por ejemplo:

  • Rehabilitación de edificios- La rehabilitación integral de unas 20.000 viviendas al año en la CAPV y 4.000 en Navarra permitiría crear 18.000 y 3.500 puestos de trabajo respectivamente.

  • Sector energético- 100% renovable, sin aumento de consumo energético, y libre de fracking. Sistema descentralizado. El sistema eléctrico: descentralizado; local y público; redes inteligentes... Supondría otros 20.000 puestos de trabajo en la CAPV y 6.300 en Navarra.

  • Movilidad sostenible- Menor utilización del vehículo privado y descartar megainfraestructuras como el TAV. Se requiere un fuerte desarrollo del transporte público, la modernización del ferrocarril de cercanías, planes de movilidad sostenible en las grandes empresas y polígonos industriales, etc. Supondría 2.500 empleos.

  • Gestión de residuos- Otro modelo: las 3 Rs, con recogida selectiva en origen y no inicineración. 7.900 puestos de trabajo.

A todo ello habría que añadir:

  • La relocalización del comercio en las ciudades- sustitución progresiva de hipermercados y grandes almacenes por comercio minorista. Otros 15.000 empleos.

  • Satisfacer las necesidades sociales de las personas (sanidad, educación, dependencia,…) Otros 10.000 puestos de trabajo.

  • Reducción de la jornada laboral a 35 horas, otros 15.000 puestos de trabajo.

Además de este tipo de análisis y propuestas, y socialización, ELA, que es el sindicato mayoritario, ha sido capaz de fijar posiciones serias y comprometidas que afectan a los trabajadores y trabajadoras afiliadas a su organización en sectores tan diversos como la energía, los residuos, las cementeras, las empresas madereras, las empresas químicas o el transporte.

El sindicalismo tiene que tener un modelo social global, que incorpore las cuestiones ecológicas. Y debe trabajar para que su base social, los trabajadores y trabajadoras, también quienes están empleadas en estos sectores, sean conscientes de la situación, y fijen sus propias posiciones y propuestas. Los intereses de la clase trabajadora no son los de la patronal, tampoco en las cuestiones medioambientales.

2. El empleo se ha precarizado. El sindicalismo debe poner como eje central de su trabajo la lucha contra la precariedad laboral.

Es otra cara de la misma moneda. El empleo está cada vez más precarizado: aumento de la temporalidad, del empleo a tiempo parcial, de los salarios bajos, de la flexibilidad laboral, etc.

Las reformas laborales y de negociación colectiva han dado un poder creciente a la patronal y desequilibrado aún más la correlación de fuerzas. Es una lucha de poder, y ese es su verdadero objetivo.

Ante esto, el sindicalismo, como instrumento para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de la gente, tiene más valor y validez que nunca. Pero tiene que ser consciente de esa realidad y adaptarse a ella.

Esto supone fijar como principal objetivo organizar a los colectivos precarios, combinando formas tradicionales de actuación con nuevas formas.

Ejemplos de ello tenemos varios, como la mencionada huelga de residencias de Bizkaia, de carreteras de Gipuzkoa, el museo de Bellas Artes o la planta de Tratamiento Mecánico Biológico de Arraiz. Porque también en los sectores sostenibles la batalla por los empleos dignos debe ser un eje central.