José Elorrieta, sobre la actuación del Gobierno vasco ante la manifestación del 14 de septiembre
José Elorrieta, sobre la actuación del Gobierno vasco ante la manifestación del 14 de septiembre
“LO PEOR ES LA LÍNEA POLÍTICA DE FONDO”
–¿Cómo valoras la actuación del Gobierno vasco ante la ilegalización de Batasuna y las decisiones de Garzón?
–Las instituciones vascas se encuentran ante una gran trampa. Primero, quedan excluidas del diagnóstico sobre la situación y del consenso sobre la estrategia a aplicar; esto lo decide el pacto PP-PSOE, y luego imponen a estas instituciones que con todos sus medios, entre ellos la Ertzaintza, cumplan al pie de la letra esta estrategia. Es un callejón sin salida. Por eso, nuestro Comité Nacional ha considerado un suicidio político ponerse al servicio de una estrategia para desestabilizar el país política y socialmente.
–Pero el Departamento de Interior y diversos portavoces del Gobierno vasco insisten en el cumplimiento de la legalidad vigente...
-Es una posición muy preocupante cuando la “legalidad vigente” se utiliza para imponer a la Ertzaintza la represión del derecho básico de manifestación o de asociación, pero también para restringir, reinterpretar, derogar... el propio marco competencial, sin que a las instituciones vascas les quede otra opción que el acatamiento liso y llano.
Yo me pregunto, por ejemplo, ante una previsible orden de cierre de las herriko tabernas, si es a nuestra policía a la que le corresponde ejecutar una medida, no ya incómoda, porque no es esa la cuestión, sino contraria al criterio del Parlamento vasco y de la mayoría social, una medida que recorta libertades y fomenta el deterioro de la convivencia. Cuando parece que hoy en Euskal Herria hay miembros de cuerpos policiales españoles hasta en la sopa, que actúan cuando les conviene, practicando detenciones, registros y cierres, el que se imponga esta tarea a la Ertzaintza, ¿no tiene un sentido de trágala, de que se visualice el sometimiento?
LEGITIMACIÓN SOCIAL
–¿Qué planteaba ELA ante esa “obediencia debida”?
–Hay que echarse la sociedad al hombro, y hacer lo que hay que hacer. Es una situación límite en la que las instituciones tienen que reforzar su legitimación en la ciudadanía para salirse del dilema tramposo de que, o estás con la legalidad tal como yo la dicto e impongo, o estás con ETA. Esta mentira es muy fácil de desactivar ante sectores amplísimos de la opinión pública, si se explica. Por el contrario, deslizarse por la pendiente de la sumisión puede llevar a un punto sin retorno.
-ETA ayuda lo suyo.
-Evidentemente, reiteramos la denuncia del nefasto papel de ETA, su ataque contra pilares básicos de la convivencia, y su funcionalidad para la estrategia del estado como factor de desestabilización, que facilita las coartadas políticas y la manipulación mediática. Siempre hemos afirmado que, sin ETA, no nos tratarán mejor, pero nos defenderemos mejor.
OPORTUNIDAD PERDIDA
–Y llegó la convocatoria de manifestación para el día 14.
–Nosotros sabemos que es muy difícil actuar en esta situación llena de trampas y chantajes, pero creemos que había que buscar un punto de dignidad institucional, que conjugara el derecho de manifestación con una actitud digna, sensata, por parte de Interior. Los mensajes oficiales lo sugerían, aunque una lectura más críptica podía anticipar lo que ocurrió.
–ELA habla de decepción y tristeza.
–En primer lugar, dejamos claro que se fue contra una libertad básica, el derecho de manifestación, y se dió una señal de subordinación acrítica a una “legalidad vigente”cargada de unilateralidad, manipulación y mala intención. Fue decepcionante que, en una situación en que era relativamente fácil otra actuación, el Gobierno vasco actuara como lo hizo.
Luego, ordenar cargar a la Ertzaintza contra la manifestación le dio un carácter de encerrona. Y no hubo consecuencias peores por la serenidad de los manifestantes.
Para rematar, Interior ha buscado razones a posteriori, dando una versión que testigos y periodistas desmienten.
La nota del Comité Ejecutivo no ha hecho sino reflejar lo que vio y sintió la gente y expresar con libertad y responsabilidad lo que era un sentir muy mayoritario.
–ELA interpeló al Gobierno Vasco como responsable político.
–Nos pareció una decisión política de una gravedad sin precedentes, que sólo podía corregirse mediante una autocrítica política en profundidad. La dimisión o cese del consejero era la señal mínima de esa autocrítica.
–El análisis de ELA va más allá...
–Hemos intentado ver las claves políticas que hay tras esa decisión y, en nuestra opinión, han sido muy significativas recientes declaraciones de responsables muy cualificados del Gobierno, como la vicelehendakari Zenarruzabeitia, el portavoz Imaz o el consejero Balza, que dejaban en papel mojado la resolución del Parlamento del 12 de julio en la que se instaba a Madrid a negociar las transferencias pendientes, advirtiendo que si no lo hacía, las asumiría de manera unilateral.
Sin embargo, el discurso de estos portavoces del gobierno se centra en el compromiso con la legalidad vigente y las virtualidades del Estatuto. La vicelehendakari habla de “supuestos conflictos con el Gobierno español”, -lo más parecido a la negación del conflicto que defienden PP y PSOE- e insiste en “el pleno respeto a los marcos construidos hasta ahora”; Imaz habla y no para de las “potencialidades el Estatuto”sin explicitar otra estrategia que la de esperar a que el estado cambie de opinión; y el consejero Balza habla de que no se pida a su Gobierno “ninguna pretensión de no acatamiento o de desobediencia civil”.
En ese contexto de declaraciones reiteradas –en las que la línea argumental es muy clara– donde situamos la actuación del Gobierno: aquí hay una opción de fondo, la de olvidarse de lo que significa políticamente gestionar en esta situación el principio de que la soberanía reside en la voluntad de vascos y vascas, y la de fingir que la crisis del Estatuto es una tema coyuntural. Nos parece de una grave irresponsabilidad.
DEFENSA DE LA ERTZAINTZA
–Balza reprochaba a ELA sus críticas por la represión de la manifestación.
–Si algo pretendemos es defender ante la sociedad vasca a la Ertzaintza, a la que una decisión política gravemente errónea ha puesto en el ojo del huracán. No es Balza quien defiende a la Ertzaintza; somos nosotros quienes defendemos su buen nombre y la imagen democrática de la Ertzaintza. Ahora bien, la mejor defensa es la denuncia de los excesos de utilización política, evitar que la Ertzaintza se vea como algo contra los derechos de la ciudadanía, y exigir comportamientos democráticamente respetuosos, exigiendo que se ponga fin a cualquier exceso. Esta posición nuestra la adoptamos porque como organización sindical exigimos que haya una policía civil, y porque, además, hay miles de ertzainas afiliados a ELA comprometidos con un modelo de policía defensora de los derechos y libertades.
–¿El Gobierno Vasco ha recapacitado?
–Se han limitado a descalificarnos con recursos muy poco dignos. Nuestras opiniones pueden ser discutibles, pero las expresamos con absoluta responsabilidad. Discútanse, pero desde el análisis.
ELA valora la dificultad de desenvolverse en la dialéctica diabólica entre el chantaje de Madrid y el chantaje de ETA, pero eso no legitima que el Gobierno no asuma ese liderazgo. Y mucho menos que no tengamos derecho a opinar y valorar lealmente las cosas.
Tenemos la ventaja de la libertad para desarrollar nuestra reflexión y compromiso en clave soberanista y de superación del conflicto; nuestra gente está comprometida en ese proyecto, y no vamos a decepcionarles. Desde ahí somos exigentes con el poder público; desde la lealtad, señalaremos lo que se haga mal o muy mal, como se hizo el sábado, que nos parece consecuencia de una orientación política equivocada, que si no se corrige, mantendrá el actual bloqueo.
–ELA recuerda en su comunicado el papel de la sociedad.
–Aquí la sociedad tiene mucho que decir; por eso, no valen planteamientos elitistas, sin abrir un debate de participación y compromiso. Como tampoco es aceptable que ETA nos meta en un callejón sin salida, cuando las oportunidades para buscar niveles de compromiso hay que abrirlas a partir de un planteamiento estrictamente civil y democrático.
A veces da la sensación que entre el extremo de Madrid y el de ETA hay un centro que se mueve en la impotencia. Creemos que esa situación no puede ser la coartada para dejar de lado las responsabilidades de gobierno, cuando además el ejecutivo obtuvo un enorme respaldo electoral. Habría que combinar dos cosas: la prudencia y la audacia, buscando el apoyo de la sociedad.
¿Dónde hay que buscar el blindaje de lo que se haga? ¿En la habilidad dialéctica del equívoco sobre la legalidad vigente? ¿O hay que blindar el proceso explicando a la gente lo que está pasando e intentando que la gente se comprometa? Lo que pasa que, en ese caso, uno también se compromete con la gente.
–Esta situación en la que todos los poderes del estado van a liquidar una fuerza política, ¿no va contra el compromiso de defensa de pluralidad del lehendakari?
–El lehendakari lo que debe hacer es ver si lo ocurrido el sábado tiene que ver con su programa político, que se pregunte si el sábado se respetó la pluralidad, y más allá de las responsabilidades de Garzón, cuáles son las suyas.
–Todo el mundo dice que vienen tiempos duros, ¿La única salida es la resignación?
–La situación es difícil; entre la dialéctica antiterrorista que va contra los derechos de la ciudadanía vasca, que pretende instrumentalizar las instituciones, y la de ETA, que crea las condiciones sin salida para los procesos de acumulación de fuerzas, etc. Nos negamos a decir que no haya lugar para la esperanza y no quede más que la resignación para quienes tenemos responsabilidades políticas y sociales.
Mantener actitudes dignas, posiciones de cierta valentía y coherencia, buscando la legitimación de la gente, te da más oportunidades de las que pensamos tener.
* `USTEZKO GATAZKAK´(Editoriala. Astekaria 79. 02-9-20)