Bribón real

2022/06/15
No deja de ser una ironía de la vida que el velero con el que el rey emérito participa en las regatas junto a sus amigotes se llame Bribón. Y es que, a pesar de la estomagante campaña de blanqueo que se está haciendo con la deteriorada imagen de Juan Carlos I, este Borbón, al igual que todos los que le han precedido, aparece ante los ojos de la sociedad como un bandido que, desde su posición de privilegio, ha utilizado toda clase de artimañas para enriquecerse a costa del esfuerzo y sudor de todos los contribuyentes.

Ahora que parece que su exilio dorado en Abu Dhabi está teniendo un final a plazos, desde algunos ámbitos políticos, económicos y mediáticos nos están recordando permanentemente que la Fiscalía Anticorrupción ha archivado todas las causas que había contra el que, durante cuatro décadas, ha sido jefe de estado e ícono de lo que se ha venido denominando como régimen del 78. El problema es que los fans del monarca se olvidan completamente de mencionar que la multitud de causas de evasión fiscal y blanqueo de capitales que se han archivado no se han cerrado porque no hubiera delito en lo que hizo, sino porque los hechos han prescrito o estaban protegidos por una anacrónica ley de inviolabilidad que le garantiza la impunidad absoluta para cometer todo tipo de fechorías. Y si eso fuera poco, también se obvian los procesos judiciales que todavía quedan por resolver en los juzgados de Inglaterra y como éstos han repercutido negativamente en la imagen que España proyecta como país a nivel internacional.

Quizá algún día nos enteremos de cuáles son los verdaderos cimientos ocultos del ingente patrimonio del Rey emérito, pero estudios de marcado rigor académico ya apuntan que podrían asentarse sobre las comisiones por un porcentaje del petróleo importado, así como por el tráfico de armas con países árabes o en operaciones nada lícitas en paraísos fiscales.

Lo que sí parece evidente es que esta absoluta falta de ejemplaridad del cabeza de la familia, que va dejándose en herencia la Jefatura del Estado, ha dejado una huella negativa indeleble en la percepción que buena parte de la sociedad tiene sobre la monarquía. Así que por mucho que enjabonen al monarca, me da a mí que la mayoría de afiliados y afiliadas de este sindicato no queremos reyes más que jugando al mus.