Extraño verano

2021/09/02
Una vecina de la plaza siempre solía comentar que simbólicamente, para ella, el verano comenzaba en fiestas de la Txantrea, coincidiendo con la celebración del 1 de mayo, y finalizaba allá por San Fermín Txikito, a finales de septiembre. Este año, y por segunda vez consecutiva, ninguno de los dos hitos han sido posibles así que no exageramos si decimos que hemos vuelto a vivir un periodo estival muy atípico; una quinta ola del COVID-19 que ha provocado brotes masivos y una gran presión hospitalaria, un personal sanitario que está al borde del colapso físico y mental, directrices confusas e incluso contradictorias por parte de nuestros gobernantes, toques de queda, ausencia de fiestas patronales y, en definitiva, hastío e incertidumbre ante lo que pueda depararnos el otoño.

A pesar de que a más de uno le parezca una obviedad, hay que volver a insistir que el virus sigue entre nosotros, cebándose con nuestros vecinos más vulnerables. Y si bien es cierto que, gracias a la extendida campaña de vacunación, la quinta ola no ha generado una escabechina humana, no podemos obviar que no somos capaces de doblegar, ni aquí ni en el resto del mundo, a un bicho que nos está condicionando la vida hasta unos niveles que jamás hubiésemos imaginado un par de años atrás.

No es momento de hacer demagogia, pero se antoja vital que los gobiernos planteen una estrategia intensa de erradicación del virus ya que, como señalan los científicos expertos en pandemias, lo único que nos va a devolver a una situación de cierta normalidad pasa por vacunar al 100% de la población; incluidos los habitantes de las zonas más depauperadas del planeta. Y ahí también entra la responsabilidad social de cada cual para ser solidarios con nuestros vecinos más débiles; ya que vacunarse o no tiene consecuencias individuales, pero también afecta al conjunto de la población. Somos conscientes de que no se puede vacunar a nadie de forma obligatoria mientras no haya una regulación para ello, pero no es menos cierto que la insolidaria actuación de aquellos que niegan la propia existencia del virus, perjudica gravemente a las capas más indefensas de la sociedad.

Iremos viendo cómo se desarrollan los acontecimientos en un futuro inmediato, pero no me atrevería a apostar nada en favor de que las fiestas de la Txantrea vayan a dar el pistoletazo de salida al verano de 2022…