Hasta los 75 años

2021/10/21
Cada mañana Miguel se acerca paseando a ver el desarrollo de las obras de la zona nueva; y es que 45 años trabajando en el sector dejan huella. María nada todos los días media hora en la piscina y después se toma un café, sin prisa, con las amigas. Cecilio se da una vuelta en la bicicleta y luego se acerca al bar a echarse un vino y, de paso, leer la prensa del día. Estos tres vecinos del barrio tienen en común que se jubilaron antes de los 65 años, una edad en la que, si la salud te acompaña, puedes disfrutar de muchos momentos buenos en diferentes ámbitos de la vida.

Pues bien, parece ser que, al flamante ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, no le parece bien que nuestros vecinos disfruten del otoño de sus vidas y en una entrevista reciente dejó caer, como quien no quiere la cosa, que necesitamos hacer “un cambio cultural” para que se trabaje cada vez más entre los 55 y los 75 años; curioso eufemismo para plantearnos un brutal aumento en la edad de jubilación. Evidentemente, y ante la polémica generada, el ministro reculó a su manera y nos quiso hacer creer que sus palabras habían sido sacadas de contexto y no se habían entendido bien. Ya saben, la sempiterna excusa de matar al mensajero.

Resulta interesante analizar las explicaciones que algunos ministros del PSOE ofrecen a la ciudadanía a propósito de la reforma de pensiones que va a ver la luz en las próximas semanas. Porque más allá de que quiera hacernos creer que no somos capaces de interpretar correctamente sus palabras, el Sr. Escrivá se delató así mismo, ya que pudimos oír de primera mano que una de las hipótesis que barajan es el alargamiento de la edad de jubilación y endurecer los requisitos para alcanzar una pensión, así como acabar con su revalorización anual.

No es la primera vez que, a través de argumentos falaces y datos interesados, perseveran en alargar la edad de jubilación, erosionando una conquista social que es el pilar básico del estado de bienestar ya que prioriza la salud de las personas frente a cualquier otra consideración económica.

Sería bueno que el Sr. Escrivá bajase a darse una vuelta a barrios como el nuestro para que el vecindario le explicase lo duro que resulta trabajar a partir de una determinada edad en sectores como la construcción, la limpieza o la metalurgia. Quizá entonces se daría cuenta de que lejos de alargar la edad de jubilación, lo que tendrían que hacer es adelantarla y propiciar que se incorpore gente joven al mercado de trabajo.

Así que todo indica que nos va a tocar volver salir a la calle a pelear para evitar que nos aumenten la edad de jubilación porque tenemos que hacerles ver que, a partir de los 65 años, la única preocupación de las personas debería de ser disfrutar con calma de un más que merecido descanso.