Otoño gris
Todo ello sin olvidar que este año, a raíz de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, se han desencadenado una serie de acontecimientos que tienen como principal derivada que cada vez va a ser más caro hacerle frente al frío que se avecina. Así, el mero hecho de poner la calefacción para hacer frente a los rigores del otoño e invierno va a ser un gesto que vamos a tener que pensárnoslo muy bien si no queremos que cada vez que nos envíen la factura nos quedemos al borde de un ataque de nervios.
Vivimos tiempos convulsos, cargados de incertidumbre, en los que los privilegiados y aquellos que anteponen el autoritarismo a la democracia cuestionan permanentemente derechos y libertades que creíamos que estaban plenamente arraigadas. Todo ello en un momento en el que la inflación sigue al galope vivo y nuestros sueldos están prácticamente congelados; y no se puede negar, claro, que eso se nota también en la actitud y el estado de ánimo de los vecinos y vecinas que nos cruzamos todos los días por las calles de nuestros pueblos y ciudades.
Pero precisamente por eso, debemos ser conscientes de que no vale la pena lamentarnos de lo complicada que está la situación. No hay duda de que en los próximos meses la crisis económica y social se va a ir agravando porque la Unión Europea va a exigir políticas de ajuste que tendrán como consecuencia directa el empeoramiento de las pensiones, así como unos dramáticos recortes en los servicios públicos. Y precisamente será ahí, donde las organizaciones sociales, sindicales y vecinales tengan que hacer pedagogía para alimentar movilizaciones y socializarlas porque si queremos sonreír en primavera, tendremos que hacerle frente con todas nuestras fuerzas a la tristeza otoñal. Así que, el 19 de noviembre; ¡Nos vemos en las calles!