Enfrentadas al mal Gobierno

2021/11/15
Mirari Ullibarri
Hace años tuve la oportunidad de compartir las primeras palabras con una integrante del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), aquello fue días antes del aniversario del alzamiento, al otro lado del charco y en un lugar llamado la selva Lacandona. 5 años más tarde, semanas antes del Congreso Nacional, en este lado del charco y en un lugar llamado Euskal Herria he tenido la oportunidad de volver a compartir sintagmas.

Como muchas de vosotras, crecí leyendo diferentes aspectos de revoluciones latinoamericanas, desde playa Girón a Managua, desde La Moneda a la Plaza de Mayo, desde la UNAM a San Cristóbal de las Casas, por eso, el mero hecho de tener un espacio para poder intercambiar experiencias con militantes zapatistas fue y ha sido un privilegio del que aprender.

Desde el principio, una de las cosas que más me sorprendió del EZLN fue la humildad, dado que, un pueblo, que a pesar de sus adversidades, ha conseguido unirse, crear un movimiento y poner en jaque tanto a un narco estado llamado México como al mal gobierno de dicho país, no posee discursos grandilocuentes, ni egos desenfrenados. Lo cual parece alejarse bastante de la realidad que se vive en ciertas organizaciones en Europa.

Podría hablar de la humildad a través de los 7 principios del EZLN, obedecer y no mandar, representar y no suplantar, bajar y no subir, servir y no servirse, convencer y no vencer, construir y no destruir, proponer y no imponer, los cuales explican de manera resumida que el poder reside en el pueblo y que la prioridad de la lucha reside en el bien común y no en el individual. Pero cuando hablo de humildad de las militantes me refiero a sus formas de hacer y de hablar, porque ellas mismas te enseñan que detrás de los paliacates y los pasamontañas negros están las personas, las cuales son el centro de cada una de sus revoluciones.

Una de las frases más famosas de la resistencia indígena mexicana explica lo siguiente: “luchemos por un mundo en el que quepan muchos mundos” y eso es lo que hemos tenido el placer de observar durante estos días. Fue emocionante ver como se creaba una red de mujeres en resistencia realizando un trueque de vivencias y concluyendo que por muchos kilómetros físicos, culturales y sociales que haya entre dos colectivos, nos une lo mismo: nuestro afán por derrocar este sistema machista, patriarcal, capitalista y ecocida que nos oprime a diario.

La Comandata Ramona dijo una vez: “quisiera que todas las mujeres despierten y siembren en su corazón la necesidad de organizarse”, ayer lo hicimos y mañana lo haremos. Sabemos cuál es nuestro lugar en la historia, y allí estaremos siempre con nuestras compañeras las zapatistas, enfrentadas al mal gobierno.