Mirari Ullibarri

Recuerdo la primera vez que acompañe a mi padre a una movilización agrícola y ganadera, recuerdo también cuando uno de sus compañeros arrojó la leche que había recolectado a la carretera. Me quedé atónita, no entendía nada, fue entonces cuando mi padre me dijo “le sale más barato tirarla que venderla en el mercado”. En aquel momento yo no tendría mucho más de un lustro, fue algo que me impactó, que me hizo pensar y que a día de hoy me sigue pareciendo una aberración.

Sindikatu honen egunerokotasunean erabiltzen dugun hitza da militantzia: “militanteak behar ditugu”, “oso militante potentea da”, “militante idealaren figura deseraiki”, “gaur egungo militantziak ez du zerikusirik duela hamarkada batzuetakoarekin” etabar ugari bat. Baina zer da militantea izatea? ELAko ekintza sozialeko kideok askotan egin diogu galdera hau gure buruari: nola definitu pertsona militantea? Nola zehaztu militantziaren zer eginak edota betebeharrak? Eta txorakeria iruditu daitekeen arren, galdera erraz baten aurrean erantzun mugagabeak aurkitu izan ditugu beti.

Hace unas semanas reflexionaba junto con mis psicólogas particulares (también conocidas como mis amigas del barrio) sobre la idiosincrasia de las reuniones de vecinos. Escribo vecino en masculino, porque estas asambleas, usualmente anuales, suelen estar repletas de hombres blancos de mediana edad. Al compartir experiencias nos dimos cuenta de dos cosas: por un lado, éramos las personas más jóvenes de esas asambleas, y por otro, la participación del sexo femenino en esos organismos suele ser escasa e incluso aveces, inexistente.

El 26 de noviembre de 2022, durante un mitin realizado por la formación política Podemos en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, la ministra de Igualdad del Gobierno de España, Irene Montero, decía lo siguiente: “La violencia política es una estrategia que elige nuestro adversario para intentar destruir personalmente a las compañeras que temporalmente están al frente y para disciplinar con ello a todas las demás.”

El 22 de diciembre, mientras todas nosotras ultimábamos los regalos y los preparativos de la festividad religiosa, también llamada navidad, Charo era desahuciada. Parece irónico que, cuando algunas esperabais que los niños y las niñas de San Ildefonso os dieran una buena noticia, otras desearan que la Policía Nacional no ejecutase el desalojo en el barrio madrileño de Vallecas.

Jakinaren gainean egongo zaretenez, aurreko ostiralean, azaroaren 25ean, Emakumeen Kontrako Indarkeriaren Aurkako Nazioarteko eguna izan zen. Egun honetan indarkeria matxistaren aurpegi ezberdinetan jartzen dugu fokua, eta egun berean ere, Mirabal ahizpak omentzen ditugu. Hauek Rafael Leónidas Trujilloren erregimenaren kontrako militanteak izateagatik atxilotuak, bortxatuak, torturatuak eta erailak izan ziren.

Irailaren 16an Iraneko poliziak Mahsa Jina Amini atxilotu zuen, 22 urteko emakume kurdua, kaletik hiyab-a “ondo” ez eramateagatik. Komisariara oinez sartu zen arren, jasandako torturengatik koman atera zen eta hortik ordu gutxira hil egin zen. Hedabideetan ikusiko zenutenez, Iranen ez ezik munduko beste herrialdeetan ere emakumeak kalera atera dira, haien eskubideak eta bizitzak aldarrikatzeko.

Tal y como habréis leído/escuchado en la prensa, el 19 de junio se llevarán a cabo las elecciones al Parlamento andaluz. Durante estas semanas ha sido noticia el auge de la extrema derecha, la unión de la izquierda, los discursos racistas de ciertas candidatas, los empadronamientos sospechosamente ilegales o de acuerdos in extremis al toque de campana. Pero hay un dato del que se ha hablado muy poco: hay 600.000 personas privadas de su derecho a voto en estas elecciones. Hace unas semanas la activista antirracista, Safia El Aaddam, explicaba en una entrevista, en el programa de la SER, Buenismo Bien, que muchas de estas personas no pueden ejercer su derecho a voto por ser migrantes o hijas/hijos de personas migrantes.

Tranquilo José Mari que cuando hablamos de matar al macho, no nos referimos a todos los hombres cis (los hombres que se identifican con el sexo biológico que tuvieron al nacer) del planeta, sino al constructo social que representa tanto el machismo como el patriarcado en ciertos hombres. Y sí, aunque queramos ponernos chapitas de aliados, como ya explicaba en mi anterior artículo, en los movimientos de izquierdas, ya sea en el Kurdistan como en Euskal Herria, sigue habiendo mucho macho y tenemos mucho que hacer.