“Emperdedores”: la autoesclavitud

A estas alturas todo el mundo conoce ya a Andoni, el pescatero del mercado de Barakaldo, famoso gracias al diputado general de Bizkaia (Unai Rementeria, del PNV), que lo señaló como modelo a imitar por trabajar desde las 4.30 a las 22 horas “sin quejarse ni pedir ayudas”, más o menos como los esclavos que recolectaban algodón en Alabama a mediados del siglo XIX. Trabajaban más o menos esas horas; ni se quejaban ni pedían ayuda. Rementeria no lo diría así, pero aquel sistema laboral esclavista es lo que su ‘tuit’ apunta como ideal para el futuro.

Entre la avalancha de tuiteros que le ha respondido, Jonathan Martínez es el único que propone una solución:
@jonathanmartinez replying to @urementeria: “Andoni necesita un sindicato”

Aún hay más, Rementeria miente, porque el propio pescatero ha aclarado después que en aquella visita electoral de campaña se quejó seriamente ante el diputado general. Pero personas que reivindiquen derechos es, precisamente, lo que les estorba a Rementeria y al PNV. Por eso los acallan.

Este episodio ilustra todo un proceso ideológico de largo alcance para convertir a la clase trabajadora en esclava de sí misma a través de la figura de la persona emprendedora, “ese héroe que renace de sus cenizas (crisis económica)”, según palabras del profesor de la UPNA Laureano Martínez. “El emprendedor es construido como el gestor dinámico y productivo de uno mismo. Así, se crea un imaginario mediante la ingeniería del yo para hacer desaparecer la asimetría de poder en las relaciones laborales; y con ello, el conflicto”.

En resumen, la idea de justicia universal (derechos para todo el mundo) cede ante la de merecimiento individual (méritos de una minoría). Y Rementeria viene a decir que las personas como el pescatero de Barakaldo se lo merecen, pero solo si trabajan 16 horas y no se quejan.

VIEJO INVENTO

En realidad, esto del autoempleo es muy viejo, más todavía que el trabajo asalariado. De hecho, en todo el planeta es el modelo anterior al desarrollo industrial. “Trabajar por cuenta propia -recuerda el filósofo César Rendueles- puede significar casi cualquier cosa, pero por lo general es una estrategia de supervivencia en un entorno económico hostil, no una explosión de creatividad y emprendimiento”. Y lo demuestra con datos: “En todos los países pobres hay muchísima más gente trabajando por cuenta propia que en los países ricos. En Ghana, el 67% de la mano de obra; en Estados Unidos, el 7,5 %”.

Y pese a las evidencias, hoy es el día en que el alumnado de la ESO recibe dos o tres horas semanales de una asignatura llamada Actividad Emprendedora y Empresarial, junto a Matemáticas, Historia, Inglés o Biología. A ese nivel ha llegado la ofensiva ideológica, pero solo caemos en la cuenta con anécdotas de pescaterías...