“Siempre hay alguien de derechas acariciando una vaca antes de las elecciones”

Elkarrizketa TEXTO: NAGORE URIARTE FOTOS: NAGORE URIARTE - GORKA QUEVEDO
Barcelona, 16 de febrero. Marc Giró nos cita en Ateneu Barcelonès. Como licenciado en Historia del Arte, se nota que tiene buen gusto para elegir el sitio para hacer la entrevista. Como buen editor de moda, -trabajó 17 años para Marie Claire- nada más llegar nos habla de lo contento que está con la gabardina que se acaba de comprar en un rastro de segunda mano. RTVE define su programa, Late Xou, como un programa “con entrevistas a personalidades del panorama nacional y mucho, mucho humor”. Él no se considera gracioso, pero nosotras no hemos parado de reírnos. No hay que tomarse las cosas tan en serio, dice. No lo hagan ustedes tampoco.

Marc Giró i Costa
(Periodista y conductor del programa televisivo ‘Late Xou’)

Te defines como guapo.

Sí, sí, claro. Me han definido como guapo.

¿Y cómo es eso?

¿Ser guapo? Una casualidad, como otra cualquiera (Se ríe). Y me ha venido muy bien, sinceramente. Y luego es que yo soy guapo desde la perspectiva colonialista. ¿Sabes lo que te digo? Estos que somos blancos, de ojos azules, rubios, y tal. Eso a la gente le da como tranquilidad. Qué horror. Tienes que sobrevivir a pesar de esa belleza impuesta.

Conduces el programa televisivo ‘Late Xou’ por el que has recibido un Premio Ondas al mejor contenido de proximidad. ¿Qué importancia tiene la proximidad en estos tiempos?

Se considera premio de proximidad porque el programa es en catalán. Pero la proximidad es muy importante. En el programa de radio diario que hacemos en RAC1, Vostè primer, tengo una tertulia de granjeras. Al principio de temporada planteé como novedad hacer una tertulia con payesas porque dije: yo, que deduzco que además de guapo soy un lince, sé que la agricultura va a ser el tema este año. Hubo alguna risa, eh. Pero al final todo esto de la alimentación tiene que ver con la proximidad: primero, con consumir menos y comer menos, porque todo el día estamos comiendo, mientras otras personas se mueren de hambre, y eso es absurdo; y luego la proximidad, porque claro, si tú traes un tomate del quinto pino, que te cuesta no sé ni cuánto en petroleo y en barco, a miles de kilómetros... El tomate hay que tomarlo de aquí al lado. He calculado que desde mi lugar de trabajo a casa –puedo coger el bus, pero podría también ir andando sin agotarme, vivo en el lujo permanente–, en dos años, podría comerme 150 hamburguesas en la ida y otras 150 en la vuelta. Eso hamburguesas, ya no te digo otra cosa. Eso no puede ser, eso es mucha vaca apretujada tirándose pedos en un sitio de España que no sé cual es, que las tienen allí de una forma que eso es tortura animal. Al final lo de los toros va a ser lo de menos, es peor la vaca apretujada para dar de comer a todos los imbéciles que comemos 150 hamburguesas. ¿Pero esto qué es? Hay que dejar de comer de esta forma.

Hablas de bajar el ritmo, de decrecer, y de soberanía alimentaria, en plena lucha de los agricultores.

Esta entrevista me la estás haciendo justo cuando están los tractores en la calle. Aquí, en Cataluña, los agricultores no se han dejado instrumentalizar por el fascismo y no han dejado que entre en sus reivindicaciones. Están muy atentos a eso, de ahí la simpatía que está teniendo la ciudadanía con lo que nos están contando los agricultores. Necesitamos soberanía alimentaria, precios justos y menos papeleo.

Dices que en Cataluña las protestas gozan de más autonomía, pero en otras provincias está la ultraderecha apropiándose de esa lucha.

Sí, se está apropiando de esa bandera también. Hay que estar atento porque el fascismo entra por cualquier puertecita, ahora, por el campo. Luego los historiadores dicen que no podemos decir fascismo, que no podemos decir facha. Entonces dices: ¿Cómo se dirá? Y al final dices fascismo y nos entendemos todos. Hablamos de esa gente que va en contra de la vida humana, que arrasa con todo. Eso acaba en dictadura, si eso lo sabemos todos en España. Pero también hay una derivada, que es esa España rural, como la de los Reyes Católicos. Esa España de señor vestido como de Tirolés, con una escopeta y un perro que va a cazar. Vamos a hablar de ese tipo de España.

En esa España siempre ha habido gente que pensaba que con Franco se vivía mejor, pero no se atrevía a verbalizarlo. Cuando aparece VOX lo dicen públicamente.

Esto de que con Franco se vivía mejor no es verdad porque lo de vivir mejor tiene que ver con el conjunto de la sociedad. Un país donde las mujeres no podían salir del país porque necesitaban la firma del marido... no es un país mejor. Incluso desde el otro lado, que tengas que darle permiso a tu propia mujer o a tus hijas para que salgan del país, ¿eso qué es? ¿Que el libre albedrío de esta señora depende de mí, en serio? ¿Pero qué tipo de masculinidad es esa? ¿Qué tipo de señor soy yo? Yo entiendo que después de la guerra civil, que bombardeaban de forma sistemática, si de repente paran las bombas pues claro que vives mejor sin la amenaza de la bombas que te caen del cielo, pero desde cualquier otro punto de vista, pues no.

Pero ahora hay una especie de orgullo colectivo en ser de ultraderecha.

Hay muchísima desinformación cuando se vota a la ultraderecha. Mira, un día comiendo con una amiga, ésta me decía que en las eleciones del Ayuntamiento de Barcelona a lo mejor iba a votar a VOX. ¿Pero por qué? Y tampoco sabía exactamente por qué. Le decía: ¿Tú te has leído el programa? Me dijo que no. Luego ya me llamó y me dijo que se había informado y que no. Creo que hay desinformación. Ahora, esto que dices del orgullo del facha es una cosa que hay que copiarle. Si usted es de izquierda, progresista, o está por la igualdad, o es feminista, si usted es anticolonialista, si está por la clase obrera y los derechos de los trabajadores, si usted está por intentar buscar soluciones, que eso no es fácil, hay que estar orgulloso de serlo. El problema no es tanto que en España haya gente que esté muy orgullosa de ser facha, o que le guste mucho la fruta, quizá la cosa sea que si usted es llámele progresista –o como si usted quiere ser comunista, no tengo ni idea–, pero si usted está por el bien común, está por las igualdades y a favor del reparto de la riqueza, yo estoy en contra de los ricos, por ejemplo, pero quiero decir que si usted está por hablar de eso, vamos a decirlo con orgullo, con todas las letras.

¿Está la izquierda acomplejada?

Hay como complejo, sí. ¿Pero qué será la izquierda? Hay muchísima gente que me dice: “Yo soy conservadora”, o “Yo no soy feminista”. Y yo digo: “Hija mía, si tiene cresta, tiene pluma, tiene patas, tiene alas, pero no vuela, pues es una gallina”. Bueno, que no es usted feminista, pues muy bien, pero lo de la igualdad entre hombres y mujeres, la igualdad de oportunidades, que cobren lo mismo, que no las violen a las señoras, que puedan tener libre albedrío, que puedan decidir sobre tu cuerpo... eso es innegable. Es que llevamos ya 200 años con esto. Es que parece que estemos siempre en la casilla de salida, y no, no vamos a volver. Lo del cambio climático, ahora con todo esto del fascio negándolo todo, pero ¿cómo vamos a negar esto ahora? Hay personas en la ciencia investigando y está estudiado. Llevamos cien años con esto. Si el diagnóstico lo tenemos hecho y entendemos que estamos unidos unos a los otros, los países también: el cono sur con el norte... Está todo unido, ir en contra de ese diagnostico es ser un suicida o un asesino. ¿Es usted un asesino social? ¿Quieren matarnos a todas? Bueno sí, eso es lo que quieren. La desfachatez que apuntabas antes tiene que ver con eso, es que nos van a matar. Bien, a ver que hacemos ahora las otras.

¿Qué te ha parecido la polémica por la canción `zorra´ de Eurovisión?

La canción del festival es cultura marica, es cultura discoteca, esto estaba encerrado en las catacumbas. Es cultura gay y forma parte, afortunadamente, de la democracia española y está liberada gracias al colectivo. Me contaron una vez que la música disco funcionó gracias a los maricas y a las señoras negras de Norteamérica. La gente decía: ¿Pero esto qué es, música para bailar en las discotecas? ¿Pero qué se han creído ustedes, si esto es una mariconada? Qué seríamos ahora sin la música disco o el pop. Tú sabes perfectamente, porque te veo venir y a este también -señala a mi compañero-, que no hace falta ser marica para abrazar la cultura marica.

Hablas de reapropiarse de algunos términos.

La reapropiación de conceptos es una cosa que ha contado perfectamente Foucault (filósofo). Si yo quiero llamar zorra o puta a una señora de forma negativa y que ella se entere, la señora se va a enterar. Le puedo decir a una señora puta y ella va a decir: “Pues estamos muy bien porque estamos de fiesta”. Pensamos que las señoras a las que llaman zorras son idiotas y no saben cuándo las llaman de una manera o de otra. Es igual que si tú, que nos faltan diez minutos para hacernos amigas, me dices: “Venga, mariquita, vámonos a tomarnos una cerveza”.

En esta canción la gente grita zorra en un contexto de diversión. Otra cosa que pasa en este país es que cada vez que una se está divirtiendo viene una a tirar del hilo. No tires tanto del hilo que estamos sólo divirtiéndonos, si había una drogada, otra con el popper. ¡Hay unos debates! Y luego resulta que la gente no sabe cuál es la capital de Castilla-La Mancha. Pues vamos a centrarnos en el estudio.

Pero me dejas retomar el tema en un rato, ¿no?

Sí, tú haz lo que quieras porque eres libre. Sois todas libres y zorras.

Es que no quiero que se me olvide una frase que has dicho: “Estoy en contra de los ricos”.

¿Yo he dicho eso?

Está grabado.

No estoy en contra de los ricos. ¿Eso he dicho? No no, no estoy en contra de los ricos, has apuntado mal, pero es una estrategia, porque claro, ¿qué será la riqueza? ¿Va a venir alguien a decirnos lo que es ser rica, en serio? Ya le diremos nosotros a usted cuándo me siento rica y cuando no. Está todo mal colocado. Es como la inteligencia: están las inteligentes y las tontas.  Pues no, la gente es absolutamente y multiformemente inteligente y eso pasa también con la riqueza. Yo no estoy en contra de los ricos, tampoco estoy a favor. Estoy en contra de los ricos que no pagan impuestos, de los ricos que machacan, de los ricos que se pasan de ricos, que se pasan de listos. Yo, por ejemplo, soy rico. Mi familia es rica desde la Edad Media, qué quiere que le haga. Y la gente me dice: “Pero usted va de progresista”.Y yo les digo: “Sí, claro que sí, soy de izquierdas, yo pago rigurosamente mis impuestos, cuando he tenido empleados les he pagado todo bien, contratado y todo bien, tengo una responsabilidad”. Y aparte es mentira que soy rico (se ríe a carcajadas). Claro, si me comparo con otras personas del globo terráqueo, en comparación soy rico. ¿Se puede ser rico y ser de izquierdas? Pues sí señora, claro que se puede. Si aquí el problema está en la que se escaquea de pagar impuestos.

En una entrevista en La Fábrica, junto a Gabriel Rufián, dijiste: “Vivo de mi trabajo, si no trabajo, no como”.

Yo vivo de mi cuerpo, en eso soy una zorra, pero de libro. Si trabajo, como. Ahora soy rico, pero el día que yo envejezca, me rompa algo, tenga un ictus y me quede mal, que está pasando todo el rato a mi alrededor, o me disparan, viene la otra y pone una bomba... Está la guerra de Gaza, de los rusos, está todo el mundo con las bombas. Hay tanques, toda España vendiendo tanques. En cualquier momento puedes acabar mal, porque aquí se acaba el pastel.

Hablando de impuestos, Julia Otero le dijo a Évole que estaba a favor de pagar mucho en impuestos porque “otras personas tienen derecho a tener una escuela con recursos y una sanidad pública para todo el mundo”

Completamente a favor. Tú puedes haber hecho dinero, tener dinero, pero yo insisto en el valor de pagar impuestos, respetar la política. Ahora la política está mal vista, pero depende del político, claro. Estamos a favor de la red pública y de esta cosa de la Seguridad Social. Somos una población envejecida, y está también todo esto de la salud mental. Habrá consecuencias, habrá un shock con esto de la pandemia por estar encerrados, sobre todo, en adolescentes y niños. Ahora están las consultas de los psiquiatras llenas. Estamos viendo un panorama que antes de la pandemia no estaba. Luego está el envejecimiento y cómo se envejece. Yo tengo 50 años y una conversación recurrente de gente de mi edad es que si tienen a alguien a su cargo, su padre, su tío, su abuela... les cuesta la residencia 3.000 euros. ¿Pero esto qué es? Y además en esa residencia luego tú hablas con la que está y esa señora cobra cuatro pesetas, con unas jornadas increíbles. Esto es el mundo al revés. Entonces yo estoy a favor de la red pública, a favor de pagar impuestos, a favor de que eso se sanee. No se puede privatizar ni el sol, ni el agua, ni el aire, que eso lo vamos a ver, se va a privatizar el aire que respiremos, lo vamos a ver. No se puede privatizar la enseñanza. ¿Tú sabes además la cantidad de impuestos que pagamos? Ahora, por ejemplo, el Gobierno ha anunciado que va a dar 4.000 millones a la agricultura, que ya era hora. O sea, que España es capaz de generar 4.000 millones de euros. Dinero hay, habrá que organizarlo.

En una entrevista que te hicieron en EL PAÍS, el titular decía: “La única manera de ser feliz es ser de izquierdas”.

Y que haya democracia, claro. Me llamó una amiga de Asturias y me dijo: “Ay, es que yo soy conservadora”. Yo le dije: “Bueno, cariño, yo también”. Ahora, por ejemplo, estamos en el Ateneu Barcelonès y esto está muy bien conservado. Hay que meter dinero en la conservación. Pero también soy conservacionista con el lince ibérico. Pero cuando leo la agenda de la izquierda de Europa, de los partidos que se dicen de progresistas, me parece que están por el bien común: la redistribución de la riqueza; el bienestar animal; el cambio climático; los derechos de las clases oprimidas, las que están y las que pueden aparecer; la creación de trabajo para la gente joven; cuidar a las personas mayores; enterrar bien; buscar a los desaparecidos; investigar sobre el futuro...

¿Está la izquierda obsesionada con la contención?

Pero es que eso está bien, el tono de los políticos no tiene porque ser bronco. El otro día, por ejemplo, estaba con Desirée Bela-Lobedde. Es una compañera mía en la radio y tiene una sección. Ella es activista anti racista y hablamos un día de la segregación. El blanco europeo siempre cree que la segregación es una cosa exótica que pasaba en el siglo XVIII; ahora también, pero en EEUU, en Oklahoma, por ejemplo. Dígame usted palabras que suenen exóticas: pirámide, cocotero, lapislázuli, segregación... Te crees que es una cosa que no pasa aquí. Pasa lo mismo con el esclavismo. Hay un tipo de esclavitud, de la que participamos todos por cierto, constantemente además. Hay gente esclavizada. Entonces ella dice que sí, que en España se segrega por barrios, por ejemplo. O si vas a buscar un piso y eres una persona racializada ya no entras en la rueda de alquilar un piso, si en tu CV tu te llamas Bela-Lobedde ya te descartan directamente... Por lo tanto, hay segregación.

En el autobús se permite que se mezcle la gente, pero hay otras formas de segregación. Ella decía que en Cataluña hay un tipo de colegios donde hay más migrantes, colegios que les llaman de alta complejidad. Cuando dicen alta complejidad se refieren a que hay más migración, chavalada que se incorpora a la escolarización sin dominar el catalán o el castellano. Entonces, hay muchísimo padre, de esto que llamamos catalán, sea lo que sea eso, o que lo es desde hace muchas generaciones y ya por eso cree que es catalán. La cosa es que dicen: “No tengo nada contra eso –porque claro, racistas no somos nunca, acuérdate–, pero alta complejidad no quiero”. Eso lo digo a raíz de lo que decías tú de la izquierda y de la progresía. Cualquier persona entiende que todo es altamente complejo, entonces todos los centros deberían ser de alta complejidad, porque lo contrario no existe, es mentira, no hay nada simple. ¿Ustedes han visto jugar a un niño de dos años, la complejidad de lo que está haciendo? Necesitamos centros de alta complejidad. Entonces, no sirve que venga un político y que te diga: “Lo que le pasa a usted, señor agricultor, se lo soluciono yo con esto y con esto, y siendo español”.  Igual te digo que siendo vasco. “Si usted es vasca no se preocupe que todo va salir bien”. En Cataluña esto pasa mucho. “No se preocupen, que aquí sólo con ser catalán ya te va a ir todo como un trueno”. Parece todo muy fácil. ¿Pero esto que es, LSD? Una cosa es la droga y luego está la política.

Pero hay que reconocer que VOX tiene un discurso que llega y funciona. Parece que la izquierda no consigue calar.

La izquierda tiene que explicar las cosas. Yo, si fuera político de izquierda, al votante le diría: “Lo siento muchísimo, pero ésto va a ser difícil y no hay formula mágica, no hay un Santo Grial”. Pero si esto está en la literatura escrita, está en el ciclo artúrico, buscando el Santo Grial, está en los clásicos. Ésta que iba buscando Ítaca y no llegaba nunca. ¡Y no va a llegar! El camino será lo importante. Y en el fondo, el político de izquierda tampoco engaña, porque luego también pasa otra cosa: que mientras la ultraderecha dice `Pim, pam, pum´, la izquierda está trabajando. Mientras los otros están colgando mensajes en Tik Tok y haciendo en Twitter lemas de blasón, `Una, grande y libre´ y mierdas de estas, está la izquierda intentando hacer números. A lo mejor es que eso lleva más tiempo: a ver la subvención dónde la pongo, aparece una pandemia, luego no llueve... Y mientras la otra haciendo de publicista de ultraderecha. ¡Pero usted qué dice! Póngase a trabajar. ¿No?

Fuiste canguro y dices que ahí te hicieron ver, por primer vez, que eras un chico.

Era el año 92, yo tenía 17 años y era voluntario olímpico. Unos voluntarios que tenían dos hijos estaban buscando canguro. Les dije: ¿Puedo ir yo? Se sorprendieron y dijeron: “Pero tú eres chico”. Y yo pensé: ¿Cómo? Entonces ahí dije: pues resulta que soy un tío. Porque claro, lo de cuidar lo hacían las señoras, y no los chicos, y resulta que yo era chico. Ya me jodió el asunto. Dije: ¡Pues vaya lata! Además, yo he tenido mucha mano de canguro, lo cual demuestra que los chicos pueden cuidar perfectamente, pueden estar al cargo, en la intendencia. Él lo sabe perfectamente (lo dice mientras señala a mi compañero), se te ve a la legua, aparte de ser cámara y técnico... Pero fíjate que luego nos decían que tener un canguro chico les venía muy bien porque cuando llegábamos a casa me daban dinero para un taxi y ya está, se olvidaban. Pero cuando tenían canguros chicas, el padre las acompañaba con toda su melopea. Fíjate tú cómo es el heteropatriarcado que a las tías las tenía que acompañar un señor borracho que venía de cena, mientras a mí de daban pasta para el taxi. Yo me iba andando a casa así que ganaba lo del canguro más el dinero del taxi. Pero consideraban que a las señoras había que acompañarlas a casa porque si no las violaban por el camino. ¡Es acojonante! Ahí aprendí yo mucho.

Henar Álvarez, que colabora contigo en televisión, le dijo a Évole que es mentira que el feminismo vaya a mejorar la vida de los hombres porque ellos van a tener que renunciar a sus privilegios. ¿Cómo lo ves?

Eso lo puedo discutir con Henar todas las veces que haga falta. Ella tiene razón, y está bien.

Desde el humor es muy divertido decirle a un tío: “Shh, tú vas a perder tus privilegios”, pero también es interesante lo que dicen filósofos como Miquel Missé sobre la masculinidad. Porque te digo una cosa: si el hombre hetero, el marido, el novio, el padre, todo esto, si realmente creen que por ser hombres tienen privilegios y que con el feminismo los van a perder, yo no lo creo. Porque ese supuesto privilegio del que habla Henar Álvarez, en realidad, no era un privilegio. En eso también es muy hábil la ultraderecha cuando dice que vamos a perder nuestros privilegios. Eso se ve muy bien con lo del trabajo y los migrantes. Nos dicen que con la llegada de los migrantes vamos a perder nuestros privilegios. A lo mejor es una mierda de sueldo el que tenías, a lo mejor habría que luchar eso y tal, pero te dicen que van a venir aquí unos señores africanos a quitarte el trabajo, luego de paso te robarán la casa, te la incendiarán y violarán a las mujeres. Eso dice la ultraderecha. ¿Pero eso qué es, el Apocalipsis?

Por eso digo que no es tanto que las mujeres ganen privilegios y los hombres los pierdan, porque yo creo que este tipo de hombres, este tipo de hombre del que usted me habla, tiene que entender, si es sincero con él mismo, que a él le han colado un gol de dos pares de cojones, nunca mejor dicho. Que lo que él creía que era un privilegio en realidad era una jaula, era una mentira, es incapacitante. Y eso es algo que están explicando ahora los filósofos, los sociólogos...

¿Te refieres al tipo de masculinidad que conocemos?

Pero que te lo puedes quitar, y es lo que decíamos antes. Usted piense lo que va a hacer: ¿Que tiene que firmar usted para que salga su señora de España? ¿Qué tipo de hombre es ese? ¿Quién soy yo? ¿El notario de mi mujer? Si yo soy panadero. Y luego otra: la forma esa de follar, ¿pero esto qué es? No me parece un privilegio ser así. O la crianza: ¿Pero cómo no vas a criar a tus propios hijos? Las señoras van a criar. ¿Cómo, y tú qué vas a hacer, rascarte los huevos? Si tienen los huevos rojos de tanto rascárselos. Eso no puede ser un privilegio. No se puede perder un privilegio que era falso, eso es un fake privilege (ríe). Puedo cambiar eh, a lo mejor el año que viene te digo otra cosa porque soy de izquierdas y la izquierda puede cambiar, puede modelarse, puede mejorar. Los queer de izquierdas mejoramos siempre. Y somos cambiantes.

¿Sois mutantes?

Claro. No somos inmovilistas.

Siempre te vemos en traje porque quieres distinguir entre el trabajo y el ocio. Te iba a preguntar por ello, pero has venido con una sudadera de Snoopy y me has descolocado.

Cada vez que me han contratado le quería recordar a quien me contrataba que yo estaba trabajando. Entonces yo me ponía a la altura de la empresa, e iba con traje y corbata. Me ha parecido durante mucho tiempo muy práctico. Lo que pasa que cuando vistes bien, lo que antes se llamaba vestir muy bien, y yo he sido de esos, llega un momento en el que no te puedes vestir muy bien todo el rato y es una cosa que a mí siempre me ha divertido. El otro me decía Isa Calderón, yo creo que con algo de mala leche: “Tú eres como el Truman Capote español”. Le conteste: “No, querida, yo soy un cisne de Truman Capote”. Ahora los trajes los tengo reservados para vestirme bien. Voy a comer a casa de mis padres, me visto bien; me voy a morir, pues que me vistan bien. Ese tipo de cosas. Perdía esa oportunidad de vestirme bien que a mí me divertía mucho. Y también me ha pasado con la edad que ya quiero ir cómodo.

Hablando de ocio, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Ayuso, dijo en una charla que los jóvenes lo tienen todo, pero que les falta la cultura del esfuerzo.

Eso son maneras de pensar. Está muy hablado. Lo de que tienes lo que tú te esfuerces, eso es mentira. ¿Y el contexto qué? Hay muchísima gente que, por mucho que se esfuerce, si no tiene los medios, si no ponemos entre todos los medios, nos vamos a perder científicos, cantantes, vagos, incluso. Yo trabajo mucho en oficina de periodismo. Y te viene una y te dice: “Es que aquí hay muchísima gente que está haciendo pasillo y que no hace nada”. Perfecto, ésta es la oficina que queremos porque una empresa que puede sostener gente sin hacer nada es perfecto. Claro, yo estoy a favor del vago. Luego hay gente que no hace nada y está haciendo como que hace y toca los cojones, y eso es horrible. Pero que haya la opción de parar un poco a mí me parece perfecto. Y no es verdad que tú te esfuerces mucho y te salga bien, eso está más que comprobado. Si no hay lámpara, si nadie te ha puesto la lámpara, no va a salir nada maravilloso por mucho que frotes. Si vas frotando al aire vas a parecer una loca. La lámpara la vamos a tener que poner entre todos, pero desde luego necesitamos la lámpara para que salga el mago.

Mucho se habla de los jóvenes.

¿Cómo se va a esforzar alguien, con las perspectivas que hay, con el poco respeto y los prejuicios que hay muchas veces contra los jóvenes? Y también contra los mayores. Y luego están los negacionistas de la ciencia, pero los expertos ya están diciendo que algo se ha roto con la pandemia. Nos hemos olvidado ya, porque nos hemos puesto ya en marcha, porque esto el capitalismo lo tiene muy organizado, lo de ponerse siempre todo en marcha: pum, pum, pum, pum... Parecemos todas gimnastas olímpicas. Nos encerraron, nos abrieron, y todas en marcha, a formar, como si fuéramos nosotras `las muñecas de famosa se dirigen al portal´. Pero aquí se ha roto algo entre los jóvenes, y tendremos que estar atentos a eso, y las políticas tendrán que estar atentas a esta rotura que para eso son políticos.

Vuelvo a la reapropiación, que ya te había avisado antes. En una ocasión hablaste de reapropiarse del traje, porque no le pertenece a la derecha. Pero parece que la derecha sí ha sabido apropiarse del buzo de trabajo.

El buzo se lo ponen muchísimos políticos conservadores de derecha y fascistas cuando hay alguna desgracia o para acariciar vacas. Siempre hay alguno de derechas acariciando una vaca antes de las elecciones, hay vacas por todos lados antes de las elecciones. Es que a veces se carga muchísimo contra las fotos de Instagram, contra la que saca una foto de sus piececitos con un cóctel en la Costa Brava, la pobre que se lo está pasando bien, después de llevar ahorrando todo un año para poder irse de vacaciones, y de repente se genera roda esa rabia contra ella. Eso también me sorprende mucho. Cariño, mira, toda esa rabia que tienes contra el piececito de ésta métela contra el que acaricia una vaca, que eso sí que es postureo. El postureo no está en Instagram, está en las páginas de nacional de El País.

Vuelvo a lo de zorra. Tú por ejemplo usas mucho el término maricón. Hablemos de resignificar palabras que antes tenía un sentido peyorativo.

La cultura gay eso lo ha puesto en práctica, también la cultura negra. Eso es cabaret, es una cultura de los márgenes, es una forma de liberar tensión, de humorizar, de reconocernos, y eso es importante. Además lo de maricón está bien, y lo de zorra también. Porque en el momento en el que tú eres un niño sin ningún tipo de referente, ahora porque hay más, pero no quiero ni saber cómo sería ser maricón en España en el 36. Bueno sí que lo sabemos, mira cómo acabó Federico García Lorca, con un tiro en la nuca y no sabemos dónde está enterrado.

Cuando eres un niño en los 70-80, como he sido yo, no tienes ningún tipo de referente en la televisión, porque tu padre o tu madre tampoco tenían ninguna formación. No tenía referentes ni el mariquita, ni el padre del mariquita, ni la madre. O había poco, no lo sé. Pero claro que es importante cuando nos llamamos las unas a las otras maricón, o cuando nos hablamos en femenino –cuando queremos, porque a veces no–, pero cuando tú estas en el patio y no tienes ningún referente y viene el tarado de turno, el cretino, y por hacerse el gracioso te llama maricón, aunque lo diga como un insulto, tú dices: ¡Calla, que era eso! Cómo no le vamos a tener simpatía a la palabra maricón, si en muchos casos esa primera agresión ha sido la puerta para pensarte y descubrirte.

Ah, estos me han colocado aquí, será que... Pues mira sí, soy maricón, efectivamente. Luego tú ya descubres que eso no se quita con electrodos en Pamplona, que eso se ha hecho en España hasta hace dos días. Luego lo de zorra, tengo la sensación, pero eso me lo tienes que contar tú, por lo que hablo con mis amigas, que es verdad que hay algo de diversión guarra en el sexo que os ha sido privada a las mujeres. Mi amiga me decía: pero si tengo amigas que no se han masturbado, y lo del orgasmo ya, bueno, que esto del clítoris se ve que es una novedad, si hay tíos que todavía están así (golpea un puño contra la mano abierta). Yo no lo sé porque no me he dedicado al coño. Pues zorra es el insulto que a ti te dice: ¿Cómo, que soy zorra? ¿Ah, pero que se puede ser zorra? Voy a ver que querrá decir eso. Creo que la resignificación viene de eso, no es una cosa mágica, realmente a veces a través del insulto, tú vas buscando. Ahí tú reaccionas, inicias una revolución personal, social o del tipo que sea. No hay que ir insultando a la gente, por supuesto, pero en el caso de zorra, tiene que ver con eso que se ha negado, no digo a las mujeres en general porque no conozco a todas, pero es verdad que hay algo del sexo que se presupone que los hombres sí que podemos ejercer, disfrutar, que podemos incluso errar, experimentar... y vosotras no.

Yo soy queer. A mí me dicen hombre, ya desde pequeño, y digo: ¿Cómo? No veía yo correlación entre lo mio y lo de ser hombre, pero tampoco veía lo mío con lo de ser mujer. Entonces, ahora que veo a la chavalada con lo de queer, digo: Mira, anda, con cincuenta años que tengo ahora han venido los teenagers  (adolescentes) a salvarnos, ¡fenomenal! Que lo queer viene de antes, ya sabemos la historia, pero ahora lo han abrazado.

Perdón, se ha acabado la batería. ¿De qué estábamos hablando?

De zorras.

Pues hablando de zorras, en el Día del Orgullo ahora vemos casi en primera fila a dirigentes políticos que sacan adelante leyes que perjudican al colectivo.

Da igual. Está bien. Es que siempre nos ponemos palos en las ruedas. Eso pasa también con el feminismo. Dicen que ahora el feminismo se ha convertido en un lema de camiseta de Zara. Pues muy bien, ni que sea por un día. También pasa con el anti racismo. Es que hay mucho postureo dicen. Sí, es verdad, pero es mejor eso a que te disparen, ¿no?

Pero lo que denuncian es que quienes legislan durante el año en contra de las causas LGTBI, luego cogan la bandera el 28J.

Miquel Miseé advierte del peligro de instrumentalizar algunas luchas. Pero es que la ultraderecha instrumentalizará cualquier cosa, es que no vamos a debatir sobre la ultraderecha, vosotros haced lo que queráis, pero yo no voy a hacerlo. Así cómo  dices: ¿Qué es la izquierda? ¿El progresismo qué será o qué puede hacer? Hay varios caminos, hay debates, hay democracia y hay que abrir espacios para hablar. Los partidos van y vienen, y luego suman, y luego no suma, y luego no sale, y la otra se corta la coleta... Hay lío, pero ha pasado siempre en la izquierda. También lo dicen del feminismo. Sólo faltaba que en democracia no pudiera haber debate entre las feministas. Con tranquilidad. Pero la derecha no se puede meter en eso. ¿Tú dejarías entrar a un lobo en tu casa? ¿Tú eres domadora? No. Pues ya está.

¿Los periodistas deberíamos escuchar a la ultraderecha, y rebatir si hubiera falsos datos, o directamente no deberíamos darle voz?

A la derecha no le interesan los medios de comunicación que invierten en periodismo. Le interesa la propaganda, la manipulación a través de los medios y las redes sociales, que les ha venido de fábula porque eso es la jungla. Es que no les interesa el Parlamento, van a las líneas de flotación. En Francia están poniendo coto a este asunto y en Alemania ya empiezan a contenerlo. Se vuelve a eso, porque si no, acaban eliminando el catalán o el euskera. Tú pones a un señor de ultraderecha gobernando y arrasa con una cultura.

¿En las zonas turísticas de Barcelona ya se oye más inglés que catalán?

Todos los expertos advierten de que se está usando menos el catalán, de que hay un problema con eso. Clar. Clar que sí. Lo del inglés tiene que ver con el turismo, que eso ya es otro melón.

A ti el Procés te pilló en Madrid, en el AVE. En aquella época trabajabas en Madrid.

Tal cual. El día que se proclama la independencia yo iba en el AVE. Yo en eso he sido cándido. No me parece descabellado el derecho a la autodeterminación de los pueblos, de hecho está registrado como derecho. Ni lo del referéndum, nunca me ha parecido descabellado. Dicho esto, tanto hablando del País Vasco como de Cataluña, a la vista está que eso no ha acabado de funcionar, ni Euskadi es independiente ni Cataluña lo es. Luego tampoco sabemos lo que es exactamente España. A mis amigos independentistas les digo, y lo mismo le digo si hay algún independentista vasco que nos lea: yo intuyo -y recuerda que soy un lince, queer y lince- que lo mejor es esperar. Si usted fuera independentista, pues espérese. Es como los que son antitaurinos, tú espérate, porque eso va a caer por su propio pie. Yo creo que se va a independizar antes España de Euskadi y Cataluña, cuando ellos quieran, ya verás. Luego se ha comprobado también, hablando de la pandemia, y ahora con la guerra, bueno, el genocidio en Gaza, y la guerra en Ucrania y la pandemia, después de todo este bollo que tenemos montado, también se ha visto que las regiones están interconectadas. Quizá haya alguna fórmula. Estaba la idea de Europa, estaba lo del federalismo... ¿Cuál es la razón por la cual el pueblo británico, y siendo eso lo que sea, tiene una mejor permeabilidad a la monarquía? Es una familia de una estructuración genial desde el punto de vista del culebrón, una saga de actores de primerísima línea que ha dado muchísimo rédito desde el punto de vista de la imaginación, y del económico: las series, las tazas... La cuestión es que tienen una mejor permeabilidad a la monarquía. Tal vez sea porque la clase alta y la clase dirigente en el Reino Unido fue antifascista; España, no.

Entonces, antes de pensar qué es España, quién se independiza y cómo nos organizamos, habría que revisar el pasado fascista de España, que es lo que no se está haciendo. O sea, la memoria histórica, que es lo primero que se recorta a la mínima que te despistas. Quizá deberíamos pensar qué es España. Porque a lo mejor no tenemos que independizarnos de una España que sea antifascista, o que reconozca su pasado fascista, o que ponga las cosas en orden: la memoria histórica...

En pleno debate sobre la cultura de la cancelación, ¿el humor tiene que tener límites?

Este debate no me interesa mucho porque me parece una trampa. Primero, no sé lo que es el humor, pero hablar de límites y hablar de humor me parece que son dos cosas como que no encajan, porque el humor está en el límite. El humor, cuando hace gracia, es porque has pasado un límite.

La activista LGBTI, Brigitte Vasallo, dice que el humor tiene que ser hacia dentro o hacia arriba, pero nunca de arriba a abajo, porque de lo contrario, estás aprovechándo tu superioridad sobre otra persona.

A Brigitte Vasallo la quiero muchísimo y esa frase es perfecta. Esa frase nos consuela a todos: de arriba a abajo, de dentro a afuera...  Bien, eso es perfecto, pero yo te digo que el humor o pasa el límite o no es humor, será otra cosa. Puede ser que pases el límite y te den una colleja y tengas que retroceder, pero ese camino se da. Y luego lo que te decía antes de lo de maricón: a veces, el humorista, en el ámbito del humor, puede hacer aflorar algo que pique y si pica rasca, y en ese gesto de rascar puede seguir una reflexión. Pero no vamos a cargarnos al humorista porque no deja de ser un termómetro lo del humor. Tampoco hay que confundir un chiste con que venga alguien y sienta ofendido. Yo me puedo sentir ofendido y decirlo con tranquilidad. Una vez en la radio fuimos gordófobos y llamaron para decírnoslo. Dijimos: pues tienen toda la razón. Invitamos a una activista en gordofobia, nos explicó por qué habíamos sido gordófobos y que eso no se debía repetir y lo entiendes perfectamente.

Siempre te dicen que hablas muy rápido. Y tú respondes que hablar despacio es de ricos. ¿Por qué?

No estoy muy a favor del silencio. Si usted quiere silencio hágase monje cartujano. No entiendo esa defensa del silencio, a veces, desde el orientalismo mal entendido. A ver, es fundamental el descanso, por salud mental, que no tiene nada que ver con el silencio. De hecho es un derecho que está regulado, pero eso la gente no lo respeta. Pero en el espacio público impulsar el silencio, la palabra justa, no lo veo. ¿Cómo la palabra justa? Nosotros vamos a hablar, rápido y mal, a veces acertaremos, otras veces no; discutiremos, tú me pondrás límite, o yo a ti, y eso me parece bien. Pero ahora con tanta cosa de la polarización, a ver si no podemos discutir ni equivocarnos. Y lo de hablar rápido, es verdad que la gente que habla muuuuy lento es porque tiene tiempo, una cosa que la clase trabajadora o la clase obrera no acostumbra a tener. O son lentos porque igual sólo tienen una idea y la tienen que alargar. Pero si tú y yo somos más listas y tenemos más, y te puedo colocar 15 ideas y la otra te coloca sólo una, pues bueno, chica, hazlo lento, pero nosotras tenemos 25 ideas bastante buenas que vamos a explicar aquí. Y lo de la defensa del silencio, ¿entonces qué hacemos, sexo tántrico? Si fuera silencio para hacer sexo tántrico, bien, pero callar por callar, no.

Aquello de `calladita estás más mona´

Claro, luego la gente sale tonta de los institutos, porque tenías una pregunta para hacer, pero como está la cultura del silencio... O te acaba de tocar el culo uno, como les está pasando a las mujeres del cine, que todo el mundo sabe quien te toca el culo, quien te viola, quien se refriega la polla, pero como está la defensa del silencio aquí no habla nadie. No, cariño, vamos a hablar de todo, todo el rato, y ya veremos qué pasa, pero con tranquilidad. Hay que crear espacios de tranquilidad, protegidos, como en un ring de boxeo: con unos árbitros, para hablarlo todo con jolgorio. ¿Eso era la asamblea, no? Un Parlamento. Fíjate qué listo, me acabo de inventar la democracia, es que nos habíamos olvidado qué era eso.

Ya te dejamos en paz.

Yo he venido en paz. Estoy en paz, eh.

En una entrevista te preguntaron a ver si nos tomábamos todo demasiado en serio.

A mí me dicen: ¿Usted se toma algo en serio? En general, no. Porque ya vendrá el cáncer, el ictus, la muerte de este, de la otra, ya está viniendo. Ahí tienes que poner la energía y ponerte un poco serio para estar atento. Es lo que te decía antes de las instagramer. Ponemos mucha energía en machacarlas, pero luego no podemos hablar seriamente de Gaza. ¡Métase usted con Netanyahu, con Putin o con Donald Trump! Que también hay periodistas que están en ello, eh.

Tú, que trabajaste durante casi 20 años en Mari Claire, ¿qué look nos recomiendas para ir a una mesa de negociación del metal?

¿Armados, no? No sé. ¿Con el señor del Ibex, con el capitalista? ¿Con Mister Ibex? ¿Ellos cómo van vestidos?

Con traje.

Pues vosotros con traje. Con traje bueno. Eso lo ha hecho muy bien Yolanda Díaz. Ella se reunió con Garamendi (presidente de la organización de empresarios CEOE) y fue con moda gallega, porque ya sabes que los gallegos son muy gallegos. Luego los independentistas y las nacionalistas somos las otras, pero... (se ríe). Los gallegos son una maravilla. Entonces, Yolanda Díaz va así y dicen: ¿Pero entonces esta señora qué era, comunista o pija? Está Garamendi que no sabe. Pues ya está.

También estaremos de acuerdo que el diálogo es fundamental. Esta cultura de la clase trabajadora contra el mundo, o la clase trabajadora contra el empresario. Vamos a tener que dialogar, el empresario va a tener que dialogar porque no hay una cosa sin la otra. Te digo una cosa, y acuérdate que soy un lince: lo de la inteligencia artificial no va a funcionar. Pero si estaba bien lo del capitalismo, que no voy a ser yo quien defienda eso, llévate a otra. El capitalismo funciona porque claro, tienes a estas trabajando y por el mismo precio trabajan para ti y consumen lo que ellas mismas están produciendo. Pero si es una idea genial. Nos ponen cuatro cines, nos dan cuatro gominolas, te vas a comprar una cosita, y luego la niña hace la primera comunión, si es cristiana y si no pues no... ¿Sabes cómo te digo? Un poquito de fútbol... Si es que la vida era eso, sin son 80-90 años.

Tú tienes a ésta trabajando el producto y te lo compra ella misma. ¿Por qué aprietas tanto las tuercas? Claro, todo ese dinero que se ve que hay, este dinero que es como el Ave Fénix que él se regenera, un dinero que quieren ellos. La que te hace un tomate y luego te tienes que comprar una pera que la hace la de al lado. Pues vamos con el decrecimiento, moderar los precios, cultura de calidad, un buen nacimiento y un buen entierro. ¿Por qué aprietan tanto? ¿No estás de acuerdo conmigo en eso? Todo el día apretando, apretando.

¿A quién te gustaría entrevistar?

Te podría decir a quien no quisiera entrevistar.

¿A quién?

No te lo voy a decir. Pero creo que cualquier persona que tenga un producto, una película, un libro... o cualquier persona que sepa de un tema y lo quiera dar, siempre funciona. En el momento en el que estamos, que vamos apurados, que uno venga a dejarse entrevistar, yo eso lo valoro muchísimo. Además es que no tengo prejuicios.

¿A quién nos propones para el próximo número?

Desirée Bela-Lobedde está muy bien. Creo que ahora hay que estar muy atentos a cuestiones de feminismo, de trabajo, de cultura obrera... Hay que estar atento a lo que dicen las anti racistas, al feminismo interseccional que nos dice que todo está relacionado. Son las mujeres negras las que tienen las claves de muchísimas cosas que están pasando ahora. Por ejemplo, con esto de la revuelta de los agricultores, poco se está hablando del jornalero y de la jornalera, y de la inmigración. Claro, casi el 80% del presupuesto de los árboles frutales, como el melocotón, es mano de obra. ¿Eso habrá que hablarlo, no? Habrá que hablar de las condiciones de trabajo. En Cataluña, este último 8M, las mujeres anti racistas y racializadas, que se puede ser anti racista y no ser racializado, no estuvieron en la convocatoria e hicieron una proclama el 9 de marzo. Ese texto sería nuestra línea editorial. Está el feminismo anti racista, el interseccional, porque si no, no hay manera, que tiene mucho que ver con la cultura del trabajo... y no las escuchamos lo suficiente. Y luego está la cuestión trans, claro.

A propósito del tema, tú dices que las personas trans hacen un ejercicio de generosidad porque ponen su cuerpo al servicio de la sociedad. ¿Por qué?

Eso yo lo sé por experiencia propia, pero lo sabéis también las mujeres. En el momento que tú tienes que contar una situación personal de discriminación, que al final tienes que hacer política desde tu propia experiencia, también los maricas y las personas LGTBI lo sabemos claramente, hay que contar un montón de intimidades para que la gente coloque las piezas, ya sea desde el humor, desde el teatro, desde la política... Desde la que va a un programa de testimonios y cuenta la primera paliza que se llevó de su novio... Entonces, tú tienes que poner tu cuerpo al servicio de los demás y las personas trans lo hacen como ninguna otra. También lanzan ideas que nos pueden servir a todos para pensar qué es el género, la propia relación con el cuerpo, cómo nos relacionamos unos con los otros... Esa sabiduría está en las personas trans. Y cuando se habla de transexualidad hay que escucharlas, ahí sí que hay que aplicar el silencio, pero para que hable el otro. Cuando tú hablas con una persona trans o lees sobre ello, eso se entiende perfectamente, el que no entiende es porque no ha tratado de escuchar. Y además no se queda sólo entre las personas trans, si no que el discurso que generan, las ideas, la propuesta, nos sirve a todos. La propuesta que se genera desde pensar lo trans me parece brillante.

Pues ya estaría. Hasta se ha hecho de noche.

Es lo que tiene el planeta Tierra.