“Un pijo canallita que explota a sus trabajadores no es punk; es un opresor”

Elkarrizketa Texto: Iván Giménez -- Fotos: Cristina Candel
Mauro Entrialgo (Gasteiz, 1965) es músico, ilustrador, guionista y, sobre todo, historietista. En esta entrevista nos habla de su su último libro –’Malismo. La ostentación del mal como propaganda’– y de muchas otras cosas más.

Me intriga la cita del comienzo: “Conocer el nombre significa controlar la cosa”, de Ursula K. Le Guin.

Las cosas que no tienen nombre parece que no existen. Mi primera intención con el libro era señalar un fenómeno creciente en la comunicación contemporánea y darle un nombre concreto porque me parecía esencial para definirlo y poder debatir luego sus implicaciones.

Los padres de Úrsula K. Le Guin, Teodora y Alfred Kroeber, fueron famosos antropólogos que conocieron al último superviviente de la tribu de los yahi, en California. Entre los miembros de esa sociedad era tabú revelar el propio nombre a cualquiera porque percibían que solo el hecho de que alguien lo conociera, ya le otorgaba cierto poder sobre ellos. Esto lo saben hoy en día, por ejemplo, todos los captadores callejeros de ONGs que te preguntan tu nombre enseguida y, acto seguido, lo usan repetidamente. Dotándola de magia, Úrsula desarrolló esa idea en sus libros de fantasía sobre el mundo de Terramar. Aunque he de decir que a mí me gustan todavía más los pertenecientes a su serie el Ekumen, más de ciencia ficción, pero igual de sociales.

Los Borbones, ¿pioneros del malismo? Del Fortuna al Alibabá, pasando por el Bribón.

Las monarquías son, por definición, tradicionales. Los borbones son más partidarios de disimular sus saqueos y correrías como siempre se hizo: ocultándolos o vendiéndolos como otra cosa. Además, no necesitan recurrir a una estrategia de comunicación tan extrema para recabar votos porque están ahí sin necesidad de que les vote nadie. Pero, por supuesto, las casas reales no pueden ser ajenas a su tiempo y saben de sobra que ahora ser un poco canallita no está tan mal visto por la opinión pública y el cuarto Borbón en la línea sucesoria actual, en especial, explota con naturalidad de descerebrado esta circunstancia.

El malismo en Euskal Herria. No está muy presente en el libro. ¿No existe, o es que tiene menos intensidad? ¿Es solo una amenaza o una realidad?

En política por lo menos, de momento y afortunadamente, su presencia es poco significativa. Por una parte, porque la ultraderecha, que es en donde más se practica el malismo, no es muy relevante en nuestro territorio. Pero por otra, me arriesgo a pensar ahora, que porque el tradicional carácter vasco poco dado a expresar los propios sentimientos no encaja bien con este tipo de comunicación. Chulear sí. Y si eres de Bilbao, pues más. Pero no de algo que te implique tanto emocionalmente.

¿El mal da votos? ¿La gente de hoy es ‘más mala’?

Chulear de ser malo vende productos, da audiencias, consigue votos y obtiene apoyos internacionales si se está cometiendo un genocidio. Ostentar tus propios deseos de hacer el mal o incluso tus propios crímenes se percibe como autenticidad y tenerlos bien puestos. El chungo no concibe que haya personas que no lo sean, así que aquellos que no confiesan serlo son sospechosos. No sé si la gente es más mala ahora, pero ser malo está de moda. Lo cual implica más personas chuleando de pensar y hacer cosas contra el prójimo, pero no significa con seguridad que piensen o hagan esas cosas de verdad. Puede que sea solo pose para conseguir el beneficio social o comercial que saben que reporta.

Mejor malote que pringao. ¿Sería un buen resumen de la sociedad actual?

De la sociedad malista mainstream occidental actual, sí. Y no es casualidad que recuerde a lema de matón de instituto.

¿Grabar los propios delitos es el summum del malismo o de la estupidez? ¿Cómo han llegado a creer que son impunes, que no les va a pasar nada?

Si te grabas en tu moto yendo a mayor velocidad de la permitida o dando una paliza a un compañero del colegio y subes los vídeos a youtube, es posible que tus acciones conlleven una consecuencia penal para la que tú mismo has aportado las pruebas. Pero el beneficio inmediato en términos de popularidad en tu entorno y descarga de dopamina en tu cerebro te ciega para ser capaz de ver más allá en el tiempo. Y si además, diariamente estás observando en los medios delitos muchísimos más graves como crímenes contra la humanidad grabados por sus propios perpetradores sionistas con toda naturalidad y ninguna consecuencia, tiendes a pensar que la impunidad es norma y que, si te pillan y te pasa algo, será solo por mala suerte.

Lo exclusivo, el feísmo, el canallismo, el pase rápido para colarte en Port Aventura... ¿Ejemplos del marketing que premia el individualismo más feroz? “Yo soy distinto y mejor porque tengo más dinero”

Ese es el mensaje. Y no solo soy ‘distinto’ sino mejor que los que tienen menos dinero. Y por eso merezco, no solo más bienes y servicios a cambio de mi dinero, sino quitarles o empeorar a los demás los suyos.

Es muy interesante la explicación del éxito de la fórmula ‘Me renta’...

Es solo un ejemplo de jerga juvenil contemporánea, siempre reflejo del signo de los tiempos, que muestra bien cómo han variado las motivaciones. Si la principal que tiene alguien es el beneficio personal y confesarlo no está mal visto, es lógico que ‘me renta’ haya pasado a ser sinónimo de ‘me apetece’. Ir a una mani no me renta, ligar con alguien que no me mola mucho pero que tiene dinero, sí que me renta.

¿Cualquier defensa de lo colectivo es tachada de buenista?

En el contexto malista contemporáneo, sin duda alguna. Durante casi un año estuve apuntando nombres de personas públicas —y de cosas— que fueron acusadas de ‘buenistas’ en los medios de comunicación. En el libro, en el capítulo dedicado al odio feroz que suscita entre los regres los intachables objetivos de desarrollo Agenda 2030, recojo algunos de esos nombres y sorprende, sobre todo, la variedad ideológica, generacional, cultural y profesional del listado. Solo tienen en común haber propuesto algo alguna vez en favor del prójimo de manera desinteresada.

La cita de ‘El Castañazo’, esa obra maestra: “La mayoría de los héroes empezaron como criminales”

Ya me llamó la atención el diálogo al que pertenece esa frase la primera vez que vi esa peli de chaval en el cine, de reestreno, incluso doblada y por eso la apunté en una de mis libretas. La guionista Nancy Dowd, muy al estilo del cine comercial de los 70 confeccionado con muchas influencias de la contracultura, supo trufar una comedia que parecía trivial —un equipo de hockey de perdedores apuesta por el espectáculo violento para intentar no desaparecer— de frases brillantes, personajes icónicos y conflictos morales que la convirtieron en un relato más complejo de lo que parece, sin dejar de ser en ningún momento muy divertida.

‘Nazis del misterio patrio’ y ‘siempre ganan los más pelmas’, por muy chalados que estén... ¿Esto puede remitir algún día, tocará techo?

Todas las modas tocan techo y caen. El único problema es que está por ver si cuando una tan tóxica como malismo lo haga, el planeta estará en condiciones de renacer o ya dará lo mismo porque estaremos en un escenario tipo Mad Max.

Elogio del desacato y la irreverencia. Un resumen...

El desacato, según el DRAE, es la falta de respeto debido a los superiores. Así que un chaval de barrio al que se la sudan los protocolos artísticos y coge una guitarra y canta sin respeto a la tradición musical ni a la autoridad represiva es un punk. Pero un pijo canallita que oprime a sus trabajadores e inclumple la normativa laboral y por ello se cree irreverente no es un punk, es un opresor.

¿Matar artísticamente a Herminio Bolaextra no es muy doloroso? No es ceder a esta oleada de malismo?

Puede ser doloroso para los seguidores de Herminio, pero para mí creo que será una liberación. No quiero seguir dando ideas de gamberradas a la cayetanada malista. Y no es una cesión, es todo lo contrario: una reflexión personal que conlleva la decisión de matar a mi personaje más conocido para no seguir contribuyendo a esa moda, incluso aunque sea simplemente desde la ficción.

Eso sí: habrá una entrega final para cerrar bien su historia. La muerte de Herminio aparecerá en 2028 y Herminio no resucitará jamás. Mis personajes no viven en el universo Marvel.