“Precariedad es vivir en Gasteiz y que te apliquen un convenio estatal de miseria”

Isabel Barreda, trabajadora de la empresa farmacéutica Altan Bernedo. Tras 100 días de huelga han logrado un convenio propio

Isabel Barrera tiene 50 años y lleva 18 trabajando en la empresa farmacéutica Altan Bernedo, cuya plantilla, compuesta mayoritariamente por mujeres, ha protagonizado una  huelga de más de 100 días, que culminó el 7 de marzo con la firma de su primer convenio de empresa, blindado contra la reforma laboral y con incrementos salariales ligados al IPC. De este modo, la plantilla de Altan Bernedo evita que les apliquen las condiciones mucho más precarias del convenio estatal de Químicas, amenaza que la empresa ha utilizado durante años y a la que ha recurrido, también, antes y durante la huelga.
Isabel no tiene ningún reparo en considerarse una trabajadora precaria, aunque espera que ahora que han logrado un convenio propio puedan ir mejorando sus condiciones laborales en futuras negociaciones. “Hemos puesto las bases para salir de la precariedad, pero nos queda camino por recorrer”, afirma.
Y es que a esta trabajadora, casada, con dos hijos, y con un marido que trabaja en el sector de la madera, un convenio bastante precario, también, le  cuesta llegar a final de mes.  “Y cuando llega algún gasto extra como seguro de la casa, coches, una avería… te deja temblando”, comenta.
Isabel compara la situación en su casa con la que vivió en su infancia y juventud, y siente que sale perdiendo. ”Solo mi padre trabajaba fuera de casa y sacaron adelante una familia con tres hijas. Entre el sueldo mío y de mi marido, con dos hijas, llegamos justitos”.  “Vivimos en una sociedad muy complicada. Me parece increíble que tanta y tanta gente esté ganando poco más que el Salario Mínimo Interprofesional, ahora que ha subido. Esto no puede seguir así”.
¿Es posible luchar contra la precariedad? preguntamos. “Sí. Nosotras lo hemos demostrado”, responde con rotundidad.
Tras una huelga de 100 días, la primera de su vida, Isabel tiene claro que la huelga es el único camino para cambiar las cosas, para dignificar el mundo laboral y acabar con la precariedad. “La verdad es que nosotras salimos a la calle porque la empresa quería empeorar aún más nuestras ya precarias condiciones laborales. Fue un ¡ya vale, basta ya!. Pero una vez en la pelea y tras nuestra victoria sindical tengo claro que es el único camino que nos dejan”, asegura.
Isabel confiesa que cuando salieron a la huelga no las tenía todas consigo, pero el resultado ha sido muy satisfactorio. “Tenemos un convenio propio y la plantilla se ha conocido, unido y empoderado. Con estas bases vamos a poder lograr muchas más cosas”, afirma. “Hemos perdido el miedo”, concluye.