Combatir la desigualdad: molestar a quienes más tienen

Convivir con el virus. Es el mensaje de nuestros gobiernos. Increíble, teniendo en cuenta que miles de personas han perdido la vida o la salud (o el trabajo...) por ese mismo virus con el que algunos dicen que hay que convivir, en lugar de erradicar.
En esta fallida estrategia, los gobiernos de Urkullu y de Chivite han apostado por intentar combinar la protección de la salud con el mantenimiento de la economía. No se ha conseguido ni una ni otra. Es urgente un cambio de estrategia, porque solo asegurando la salud se puede mantener la actividad económica y recuperar el empleo. Es muy evidente que la salida a esta triple crisis (sanitaria, económica y social) hay que buscarla en otra dirección. Es urgente un cambio de rumbo.
“Nos dicen esenciales, pero nos tratan como a prescindibles”. Es la afirmación de muchas trabajadoras y trabajadores en huelga o en movilizaciones (principalmente mujeres). De ahí viene otra asignatura pendiente, el modelo de cuidados. ELA convocó una huelga el 17 de noviembre por la publificación del sector y la creación de 10.000 puestos de trabajo y ha convocado otras dos los próximos 26 de enero y 4 de marzo. El actual modelo, basado en malas condiciones laborales (con una importante brecha salarial) y en un muy precario sistema de atención a los usuarios (y, además, sufragado con dinero público) es indefendible. Los cuidados, de cualquier tipo, no pueden ser un negocio.
En esta tesitura, ya conocemos los presupuestos de Navarra (pactados entre el Gobierno y EH Bildu): no responden a las necesidades sociales y, además, renuncian a aprobar una reforma fiscal que aumente los recursos: la orientación de izquierda y progresista de un presupuesto necesita decisiones de mucho mayor alcance.
El Gobierno de Urkullu se limita a presentar planes como Berpiztu (pura propaganda sin compromisos) o a implantar ayudas directas a la hostelería: eso sí, las menores posibles y forzado por la presión social, no por voluntad propia.
Las iniciativas del Gobierno Vasco se agotan ahí y en unos fondos europeos condicionados a nuevos recortes, como la reforma de pensiones, que ya se anuncia... Nadie sabe cuándo vendrán esos fondos, pero ya sabemos qué dejarán fuera (sanidad, educación, cuidados...) y quiénes se beneficiarán (grandes empresas).
Los próximos presupuestos deberían tener una clara orientación expansiva para hacer frente a estas necesidades y evitar próximos recortes, pero una y otra vez llegamos al mismo punto, la negativa a una reforma fiscal. ¿Es defendible que en esta situación las empresas y personas que más tienen no aporten más? Hoy, el consenso político (muy amplio si se atiende a los acuerdos presupuestarios) se basa en no molestar a los que más tienen.
Es urgente buscar otra salida y dejar a un lado esa peligrosa inercia política de nuestros gobiernos que pretende pasar esta crisis sin invertir más recursos.
Esa reivindicación estuvo detrás de las grandes movilizaciones de la Carta por los Derechos Sociales de Euskal Herria (Iruñea, 28 de noviembre; Bilbo, Gasteiz y Donostia, el 13 de diciembre). Porque existe otra salida, otra política es posible.