“En el comercio no sobra nadie”

ELA rechaza una digitalización que conlleve despidos

El sector del comercio está viviendo un periodo de transformación digital que está teniendo dos consecuencias principales: la destrucción de empleo y el empeoramiento de la condiciones laborales. Una situación que afecta a miles de trabajadoras, que se están movilizando con un mensaje claro: en el comercio no sobra nadie.
Grupos como Inditex o H&M llevan años impulsando la venta on line. La estrategia es que este tipo de venta tenga cada vez una mayor cuota de mercado, que aumente el porcentaje total de facturación. Como consecuencia de todo esto, se ha anunciado el cierre de decenas de tiendas por toda Euskal Herria.
Anna Ginès i Fabrellas es licenciada en Derecho y Economía. Lleva años estudiando las consecuencias que la digitalización tiene en las condiciones laborales y en el empleo. “Sin duda, el proceso de digitalización y robotización va a cambiar nuestros hábitos de consumo. Es un fenómeno que se retroalimenta: cuanta más tecnología, más cambian nuestras formas de consumo, y cuanto más cambian nuestros hábitos hay más espacio y más oferta para las diferentes plataformas digitales. Todo este efecto tecnológico hará que se pierda una parte de este trabajo. Pero también es verdad que se van a crear nuevos empleos. El reto está en cómo gestionamos esta transición, porque se va a destruir un tipo de puesto de trabajo y se va a crear otro”.


Robotización
Maricruz Elkoro, responsable de ELA en el comercio, destaca que, lejos de sobrar gente, en las tiendas falta personal. “Las plantillas están sobrecargadas de trabajo, exhaustas. El modelo de tienda está cambiando totalmente y se está haciendo una apuesta clara por la venta a través del sistema on line. Los ritmos de trabajo son tremendos; a veces es imposible que alguien te atienda o te oriente. En muchos casos, buena parte de la plantilla está en los almacenes realizando labores de paquetería, porque lo que la empresa prioriza es la venta a través de internet, y no el cliente presencial”.
Anna Ginès i Fabrellas también alerta del proceso de robotización que están sufriendo miles de trabajadoras del comercio. “El problema verdadero es que cada vez más se está intentando robotizar a las personas. Las empresas tecnológicas, además de utilizar personas, las tienen expuestas a un nivel de control y a un ritmo de producción tan alto que sería como una especie de robotización. Esto genera problemas de prevención de riesgos laborales, riesgos psicosociales, problemas de identidad al estar trabajando en un sitio sin ninguna autonomía o sin poder tomar ni un momento para tomar aire o reflexionar sobre lo que se está haciendo…”.
Es evidente que los avances tecnológicos tienen consecuencias en nuestro modelo de consumo y en nuestras condiciones laborales. Sin embargo, Ginès i Fabrellas recuerda que todavía las personas siguen siendo imprescindibles. “Al final de algunas tareas hay personas, porque sigue habiendo cosas que la tecnología no puede hacer. Es lo que se conoce como ‘Last mille’ o la ‘última milla’. La tecnología no puede hacerlo todo, necesitamos a las personas. Quien mete las cosas en una caja para que nos la traigan es una persona. Las personas están todavía presentes, por dos motivos. Uno, porque la tecnología todavía no alcanza; a los sitios que no llega la tecnología llegan las personas. Y dos, porque todavía hay labores que una persona las hace más baratas que una máquina”.