Un agur rebelde

Adolfo Muñoz, Txiki, se despide de la militancia de ELA

Las burbujas en las que vives te condicionan. Mi familia, por ejemplo, nunca representó un problema en mi opción militante; al contrario, me apoyó. Quizás influyó su origen humilde. A mis padres, a mis hermanos y hermanas, a mi compañera, mila esker. Los amigos y amigas también han estado cerca, igual que mis compañeros de trabajo de Cegasa. Es imposible olvidar los debates interminables con ellos sobre política y sindicalismo.
Empecé a trabajar con 16 años, y en ELA me afilié con 17. Entré en Cegasa en 1975 para trabajar en verano. Había mucho trabajo y la empresa nos mantuvo más tiempo. Cuando meses después quiso despedirnos no pudo: nos tuvieron que hacer fijos porque la empresa cometió un fraude de ley. Y en Cegasa, aunque no estábamos en huelga, viví de cerca el 3 de Marzo de 1976: represión con sangre para defender los intereses empresariales. Me marcó, como a muchas otras personas. Eran tiempos duros, todavía en clandestinidad.

Vuelvo a las amistades. En mi caso, algunos amigos de la escuela profesional se prolongaron en el sindicato. Muy buenos amigos. Los tuve cerca y me ayudaron. De esa época recuerdo una detención, junto a Otxoa y Vitín, por pegar carteles del 1º de Mayo. Pasamos una noche en comisaría. Eduardo Markinez se libró porque cuando nos detuvo la policía se había ido a coger más carteles.
Visto con perspectiva… ¿quién daba entonces un duro por el futuro de ELA? Algunos, cargados de prejuicios, nos encasillaban acusándonos de amarillos.

¿Cuántos de los que decían eso realizaron después una metamorfosis para dejar atrás cualquier vestigio de clase y rebeldía y pasar a justificar los intereses del dinero? Hoy la derecha se refiere a ELA diciendo que somos una organización “antisistema”. Lo hacen para legitimar una política, la suya. Y parte de la izquierda nos caricaturiza llamándonos ultraizquierdistas y bolcheviques. Casi nada.

A quienes nos reuníamos en Gasteiz hace más de 40 años no se nos pasaba por la cabeza que un buen día sumaríamos –en Araba– más representación que CCOO y UGT juntos. Son resultados que dan valor a la perseverancia de mucha gente; resultados que enseñan cómo se construye un proyecto fuerte y perdurable. Cito Araba como ejemplo de lo que sucede en Hego Euskal Herria. ELA esta ahí, dando la cara.

Urte hauetan guztietan bizi izan dudanetik bereziki ditut gogoan borrokatzen direnen poza eta malkoak, batez ere lehiatu eta garaitzen duten emakumeena.

LOS/AS AMIGOS/AS DEL CAMINO

No quiero olvidarme de las personas que han influido en mi trayectoria. Han sido muchas y las recuerdo, sobre todo, porque de ellas he aprendido. Agradezco a quienes alimentaron en mí el gusanillo de querer saber. El germen de la rebeldía parte del conocimiento y de su socialización, y eso, en ELA, siempre lo hemos cuidado mucho. La sabiduría, el conocimiento, en ELA siempre ha sido un bien común.

Tras 14 años en Cegasa me propusieron liberarme en 1989. Lo hicieron José Elorrieta y Josemi Unanue. De militante del Metal a liberado en Servicios Públicos. ¡Vaya cambio! Asumí responsabilidades en la Administración local y foral, en Osakidetza, en la Autónoma. ELA siempre ha sido un sindicato exigente. Lo que ha cambiado es que hace 25 años había políticos que, desde la diferencia ideológica con ELA, digamos que comprendían el hecho sindical. Ahora no; ahora, ser beligerante con ELA es un mérito para desempeñar un alto cargo en el Gobierno.

En mi caso, trabajar en ELA en Servicios Públicos me dio una perspectiva para ver cómo funciona la política, las culturas clientelares, el funcionamiento del poder y la cada vez mayor insensibilidad de esos responsables a las demandas sociales. Hasta llegar a definir a ELA como un enemigo interno.
De Servicios Públicos pasé a ser responsable comarcal de Gasteiz; de ahí a secretario general del Metal. En 2004 entré al Comité Ejecutivo como responsable de negociación colectiva. Después secretario general adjunto, para terminar, estos últimos 11 años, como secretario general.

Siempre piensas que algún día puede cumplirse uno de los Principios de Peter, ese que explica que, llegado a un nivel de responsabilidad, acabas demostrando tu más absoluta incompetencia. Si no ha sido así, no es por mérito propio. En todos las responsabilidades en las que he estado había compañeros y compañeras con los que he trabajado en equipo, colaborando para hacer el trabajo más sencillo. Yo he aprendido en ELA todos los días, he aprendido que los déficit que todos y todas tenemos son menos evidentes cuando los equipos funcionan. El trabajo en equipo siempre nos hace, también individualmente, más fuertes.

GENTE QUE LUCHA

¿Recuerdos positivos? Muchos, pero me quedo con la cara de alegría y con las lágrimas de las personas que luchan y, dentro de ellas, especialmente con las mujeres que luchan y vencen: Ariznavarra, las residencias de Bizkaia y de Gipuzkoa… Su lucha deja en evidencia muchas hipocresías y constata la aportación de ELA a la lucha feminista.

A todos y todas os pido que apoyéis a la dirección del sindicato. Cuando la atacan nos atacan a todos y todas, y lo hacen, precisamente, por ejercer nuestra función. Quiero recordar una parte de nuestros principios, que datan de 1976; ELA se define “en desacuerdo total con los mecanismos capitalistas y como expresión de la conciencia colectiva de los trabajadores vascos, laborará por una sociedad de personas y pueblos libres y responsables, que será realizable en un socialismo en el que los medios de producción, de consumo y de cultura, estén en manos y al servicio de los trabajadores”.

Ahora que dejo mi responsabilidad quiero agradecer el apoyo a todas las personas que me ayudaron a crecer como sindicalista y cómo persona.
Gora ELA eta eskerrik asko guztioi.