Pesadilla en Viladecans

10 de abril de 2018. Agentes de la Guardia Civil armados hasta los dientes acuden al domicilio de Tamara Carrasco García, en Viladecans. Tamara es detenida acusada de “pertenecer a banda terrorista”.

La Audiencia Nacional le imputa ser una de las organizadoras de las protestas que en Semana Santa se realizaron en diversas carreteras de Cataluña en contra de la represión contra diferentes responsables políticos. Dentro de la misma operación también registraron el domicilio de Adriá Carrasco Tarrés en Esplugues de Llobregat; actualmente, Adriá está exiliado en Bélgica.
En el registro del domicilio de Tamara, la Guardia Civil encontró material tan peligroso como una careta de papel de Jordi Cuixart, presidente de Ómnium Cultural actualmente en prisión. Según fuentes jurídicas, también encontraron “agenda, teléfonos móviles, un ordenador y una memoria externa”. Vamos, un cuaderno, un bolígrafo, un teléfono, un PC y un pincho USB.
Esta operación de la Audiencia Nacional vino precedida de una campaña de criminalización contra los CDR –Comités de Defensa de la República–, estructuras autónomas y asamblearias cuyo objetivo es el cumplimiento del resultado del referéndum del 1-O del 2017 y la proclamación de la República Catalana desde la estrategia de la desobediencia civil y la no-violencia. La semana anterior a la detención de Tamara, el Partido Popular comparó los CDR con la kale borroka y Ciutadans los definió como “comandos separatistas violentos”. Sin olvidar diferentes artículos y noticias aparecidas en la prensa española en la misma línea.


GRUPO DE APOYO
Aquel 10 de abril comenzó una auténtica pesadilla para Tamara Carrasco. Sin embargo, nunca ha estado sola. Para denunciar el montaje policial y apoyarla se creó el Grupo de Apoyo a Tamara. Barbará y Jordi son dos de sus miembros. “Tamara está diagnosticada de estrés postraumático. No se le quita de la cabeza la imagen de la Guardia Civil entrando en su casa. Durante meses ha estado acusada por parte de la fiscalía de unos hechos –terrorismo, sedición y rebelión– que, además de ser absolutamente falsos, conllevan largas condenas de prisión”.
Una pesadilla de la que ahora está empezando a despertar: el 6 de noviembre la Audiencia Nacional decidió enviar a los juzgados ordinarios catalanes la causa contra Tamara y Adriá, al “no estar acreditado” que ambos pertenezcan a una organización terrorista, condición indispensable para que la Audiencia Nacional pudiera quedarse con el caso. “A Tamara, igual que a Adriá, le han cogido de cabeza de turco. Desde el momento de la detención no puede salir de Viladecans. Le ha pasado lo mismo que a los políticos que actualmente se encuentran en prisión, pero ella no cuenta con tantos recursos”.


A LA ESPERA DE JUICIO
Actualmente, Tamara está a la espera de juicio. Mientras, tanto el Grupo de Apoyo a Tamara como los diferentes colectivos sociales seguirán trabajando en defensa de la República, siempre de manera democrática, pacífica y no violenta. “Aquí la única violencia la ha puesto el Estado Español. Hay partidos políticos interesados en que aquí haya violencia. Quieren aplicar el plan ZEN –Zona Especial Norte– que impulsó el Gobierno de España en el País Vasco, pero les falta un ingrediente: la violencia. Y eso es lo que buscan”.