En la primera línea de los cuidados

Las mesas redondas pusieron el foco en las principales afectadas por el modelo actual, y sirvieron para conocer, de primera mano, sus experiencias y reivindicaciones.

RESIDENCIAS

Ángela Blázquez 
Empleada de Lamorous, Donostia

“No hay tiempo ni personal suficientes para hacer bien nuestro trabajo; no llegamos a conocer a las personas que cuidamos”

“Hemos pasado tiempos muy duros y mucho miedo. Pero allí estuvimos; muchas compañeras sufren covid persistente… Y ahora, ¿ya no somos esenciales o qué?”

“¿Qué vida puede tener una trabajadora con contrato de dos horas y que se pasa el día esperando a ver si le llaman para mañana?”

Amparo Muñoz  
Residente en Lamorous, Donostia

“Llevo diez años en la residencia y veo a las trabajadoras que van disparadas de un sitio a otro; cómo las admiro, yo no podría hacerlo”

“Lo que hace falta es personal formado y bien pagado; al final, todo acaba en lo mismo: mejores condiciones de trabajo”

“No puede ser que empresas que buscan beneficios se encarguen de las residencias; recortan en comida, servicios y condiciones de trabajo. El sector debería ser público”

SANIDAD

Miriam Goñi
TCAE, Navarra

“Se privatizan los servicios más feminizados (limpiezas, cocinas…), lo que provoca aún mayor precariedad para las mujeres”

“El Gobierno de Navarra y sus aliados suben los salarios más altos en un acuerdo particular con el Sindicato Médico, mientras el resto hemos perdido un 20% de poder adquisitivo”

“En alguna negociación nos han llegado a deicr: ¿De qué os quejáis? Si podéis ir a trabajar en zapatillas...”

“Las mujeres y el sindicalismo hemos hecho un recorrido; somos optimistas, ahora estamos organizadas”

Ana Viedma

Celadora, Hospital de Navarra

“Llevo desde el año 2000 trabajando, pero son 23 años encadenando contratos. Y además, tengo que hacer un Tetris para conciliar”

“Todos nuestros mandos son hombres, y la perspectiva del trabajo es claramente machista; en lugar de utilizar las grúas o herramientas adecuadas, parece que lo más valorado es levantar cuanto más peso, mejor”

“A las mujeres que lucharon antes que nosotras… Milesker! Ellas fueron auténticas pioneras”

Eli Agirre
Anatomía, Osakidetza

“Las mujeres nos cargamos los cuidados en la mochila, muchas veces asumiendo responsabilidades que no nos corresponden”

“No podemos trabajar por amor; hay que cuidar a las cuidadoras”

“Las mujeres tenemos el doble de probabilidades de sufrir depresión”

“Trabajar con personas es muy gratificante, pero hay días de gran saturación mental y cansancio físico”

“Como sociedad, nuestra mirada hacia estos centros es negativa, pero ahí llegan menores que no han tenido oportunidades para recuperarse de vivencias muy duras…”

“Como mujeres, sufrimos un trato peor en el trabajo, y en las situaciones críticas sufrimos más; a un hombre se le hace más caso, se le insulta menos”.

INTERVENCIÓN SOCIAL

Cielo Pizarro 

Exusuaria de Urgatzi

“Los años que pasé en el centro fueron los mejores de mi vida; gracias a ellas, hoy en día soy la mujer que soy”

“Pese al trabajo que hacen, la empresa no los valora, sino que les machaca”

“A mí me educaron para servir a mi marido el día de mañana: planchar, limpiar, cocinar… Pero no me enseñaron a valorarme a mí misma, a quererme”

“Me decían que tenía que quedarme en casa, que no podía hablar con otros  hombres, que pintarme los labios es de putas, que no es lo mismo un hombre borracho que una mujer borracha…”

“Ahora trabajo en una tienda; hay señoras que me tratan mal solo por ser mujer, y solo les vale la palabra de un hombre; ni siquiera si la jefa es mujer”.

Diana Wellington 

Exusuaria y, actualmente,

trabajadora de Urgatzi

“Cuando era menor, veía a las cuidadoras como las personas que mandan y nos echan broncas; ahora valoro de verdad el gran trabajo que hicieron con nosotras”

 “Tengo muchas preguntas sobre cómo funciona el sistema. Por ejemplo: si hay dos hermanas, y una sale del hogar por maltrato, ¿por qué se queda la otra?”

“Si se dedicasen más tiempo y recursos a ayudar más a padres y madres, muchos menores no tendrían que pasar por estos centros”

“Decimos que todas las mujeres somos iguales, pero eso hay que llevarlo a la práctica, seamos del color que seamos, con velo o sin velo, con genitales femeninos o sin ellos…”

Sara Gastón 

Trabajadora de Hazaldi, Gasteiz

“Las cargas de trabajo generan un exceso de ansiedad que en el momento a lo mejor no aflora, pero luego viene el cansancio acumulado, la fatiga emocional”...

“Yo trabajo en la lavandería; en mi puesto nunca ha habido un hombre. Si llega un hombre a la empresa, siempre tiene opciones para obtener un puesto mejor o para marcharse”

“Nuestro techo de cristal está muy cerca del suelo”

“Las mujeres somos mucho más de lo que nos han dejado ser a lo largo de la historia”.

Mercedes González
Trabajadora de Urgatzi, Bilbo

“Trabajar con personas es muy gratificante, pero hay días de gran saturación mental y cansancio físico”

“Como sociedad, nuestra mirada hacia estos centros es negativa, pero ahí llegan menores que no han tenido oportunidades para formarse, para recuperarse emocionalmente de vivencias muy duras…”

“Como mujeres, sufrimos un trato peor en el trabajo, y en las situaciones críticas sufrimos más; a un hombre se le hace más caso, se le insulta menos”.

“Me encanta ver a cada vez más padres implicados en la crianza y la educación, pero me enfada mucho cuando oigo ‘qué padrazo’. Pues no, está siendo corresponsable, está haciendo lo que le corresponde”.