Cambia, todo cambia

Elkarrizketa Nagore Uriarte
Ines Osinaga Urizar (Arrasate, 1982)

La argentina, Mercedes Sosa, hacía una alegoría de la transformación en su canción más famosa, `Todo cambia´: Cambia el rumbo el caminante, aunque esto le cause daño. Y así como todo cambia, que yo cambie no extraño. Cambia, todo cambia... Que la vida es un constante cambio de rumbo bien lo sabe Ines Osinaga. Dejó el grupo musical GOSE porque sentía que se encontraba a bordo de un tren de alta velocidad. Bromea cuando dice que no sabe si fue ella quien dejó el grupo, o fue el grupo quien la dejó a ella. “Cuando un proyecto no es sostenible desde un punto de vista vital, puede que no tengas otra opción”. 

Al igual que a muchas mujeres, le ha tocado vivir ciertas violencias, como la obstétrica -el maltrato que sufre la mujer embarazada al ser juzgada, atemorizada, humillada o lastimada física y psicológicamente- algo que ha denunciado en muchas ocasiones, hasta convertirse en un campo de activismo para ella. Pero también conoce el poder sanador de la música. Ella misma lo sintió cuando, en plena depresión postparto, “cuando la música se apagó” en ella, se encontró con un texto escrito por Miren Amuriza, en Berria. Amuriza tradujo la canción de Sosa al euskera, un texto que la reconectó, de golpe, con la música. Fue entonces cuando, con un ukelele improvisado y un tutorial de youtube, compuso `Dena aldatzen da´ (La traducción al euskera de `Todo cambia´). “Le mandé un mensaje a Amuriza. Le di las gracias y le dije que me acababa de salvar la vida”. 

Ines Osinaga nace en Arrasate, en 1982. Pensar en ella es imaginarla, inevitablemente, sobre un escenario, con la triki. Sin embargo, llegó a ella casi por casualidad. Aprendió de la mano de Maixa, del duo musical `Maixa eta Ixiar´. Entonces tocaba el pandero en la escuela de música del pueblo, aunque todo el mundo la instaba a tocar el violín. “Mi padre quería que tocara la guitarra, pero me revelé optando por la triki”, recuerda entre risas.

Lleva más de 20 años sobre los escenarios, pero es ahora, por primera vez, cuando ha dado el salto a dedicarse, en exclusiva, a la música. Confiesa que sintió vértigo al principio. No en vano, son dos adultos y dos menores en casa, y es ella la única con un trabajo remunerado. Sintió, en primera persona, la presión de los trabajadores y trabajadoras autónomas, “la ansiedad de tener que decir que sí a todo”, aunque ha aprendido a decir que no.

Ahora se siente más creadora que música. Apartada por el momento de la educación -en su día trabajó como profesora-, acaba de publicar un nuevo álbum, pero esta vez en solitario. El nombre, `Itsasoa da Bide bakarra´, se lo debe a Eider Rodriguez, quien utilizó ese título para su tesis doctoral sobre Joseba Sarrionandia. Sarri también está presente en el trabajo de Osinaga, pero no le gusta que se asocie demasiado con él, porque, remarca, éste es un trabajo personal, pero también colectivo.  

Después de un pequeño descanso en febrero, Osinaga tiene muy ocupada la agenda en torno al 8 de Marzo. “Las feministas solemos tener la agenda llena en marzo. Deberíamos empezar a cobrar el doble en esas fechas, como los hoteles en agosto”, ríe.

Apuntado queda.