Jurgi Ekiza: Una nota de sensibilidad

Elkarrizketa Testua: Ander Egiluz Beramendi Argazkia: Nagore Uriarte
La música y la militancia van de la mano en la historia de Jurgi Ekiza (Baiona, 1980).

Inquieto por naturaleza y con un gusto musical tremendamente variado, habla de Michael Jackson y Snoop Dogg, de IAM, Miley Cyrus, Imanol, Bob Dylan, Kurt Cobain, Negu Gorriak y Mikel Laboa. Algunos le recuerdan su atracción temprana por la música, otros la fuerza de unas letras honestas y otros la importancia de la música como canalizadora de la rabia de un adolescente especialmente sensible.

El suicidio del cantante de Nirvana le marcó. Era la época en la que buscaba una vía de escape a su creatividad, y la guitarra cayó en sus manos. El instrumento que el aclamado paria de Aberdeen reventaba contra los escenarios y con el que agitaba el desasosiego sirvió al joven Jurgi para canalizar su descontento con el mundo. Se identificaba con las letras que escuchaba cantar a Fermin Muguruza y los poemas que musicalizaba Laboa. Unas reivindicaciones en euskera que le reunieron con su idioma materno, completamente olvidado desde que empezara en la escuela pública de Iparralde. ¿Quién soy yo? ¿Por qué funciona el mundo así? ¿Qué puedo hacer? Las temáticas sociales, el ecologismo o el movimiento feminista fueron calando, poco a poco, en tierra fértil. Porque a fin de cuentas para Jurgi Ekiza se trata de una cuestión de sensibilidad. “Y cuando eres así y el mundo está como está, sientes que te ataca”, dice.

Participó activamente en los inicios del movimiento altermundista Bizi! —de hecho, varias reuniones del grupo se celebraron en el baserri que compartía con otros músicos, cerca de Baiona— y con motivo del Día Internacional del Medio Ambiente, el 5 de junio de 2020, presentó la canción Bihar, junto con la fundación Manu Robles-Arangiz: un grito en favor de la relocalización de la producción, el consumo y la vida en general. Un movimiento que, por medio de la desobediencia civil no-violenta y la educación popular, trabaja por un mundo sin emergencia climática y ecológica, ni injusticia social.

Jurgi Ekiza es también una de las miles de personas que utiliza euskos habitualmente. Convierte unos cien euros al mes a la moneda local. Cien euros que, como él dice, saca del sistema bancario y con el que no se puede invertir en nada antiecológico. Una acción significativa en su medida que, por ejemplo, requiere de un mínimo conocimiento de euskera, impulsando así el uso de la lengua, y resalta el valor de las pequeñas acciones del día a día. “¿Y si 200.000 personas utilizásemos el eusko a diario?—se pregunta—¡Hay que conseguir animar a más gente!”.

La situación de la vivienda y los servicios públicos en Iparralde también le han dado qué pensar. La proliferación de pisos de corta estancia en un territorio afectado por el turismo no-sostenible ha disparado los precios y dejado en situación de riesgo a muchas familias de clase trabajadora. En ese contexto surgió Alda: una asociación en defensa de los intereses de Iparralde que, en menos de tres años, se ha ganado el cariño y el respeto de la población. Como parte de la campaña por una vivienda asequible, un grupo de artistas publicó en abril Denon eskubidea da etxebizitza (La vivienda es un derecho de todo el mundo); una canción de aires folk en la que colabora Ekiza.

Un ritmo de trabajo frenético y una honestidad que consigue conectar con la gente permiten a Jurgi Ekiza dedicarse de pleno a la música. Entre trabajos con Willis Drummond, en solitario, con proyectos paralelos y colaboraciones, ha publicado más de diez LPs, lo que le ha permitido actuar a lo largo y ancho del planeta. Pero los periodos intermedios son los que dificultan la subsistencia artística, y ahí es donde entra el sistema de intermitencia francés. La Intermitencia es una ayuda económica del Gobierno que ofrece al gremio una importante estabilidad entre periodos de trabajo. En el Estado español están trabajando en regímenes similares, aunque aún no han llegado al nivel de aceptación del francés. “¿Por qué no crear un sistema así para todo Euskal Herria?”, deja caer Ekiza. “Ya se creó EKKI [la agencia vasca de gestión de derechos de autor]. Se podría crear una Intermitencia vasca. Sería interesante, ¿verdad?”.