Competitivo y solidario

Oinatz Bengoetxea Berasategi (Leitza, 1984)

Que Oinatz Bengoetxea haya sido pelotari profesional durante 20 años no es ninguna sorpresa: sus tíos Juan Mari (Bengoetxea III) y Miguel (Bengoetxea IV) ya ganaron txapelas a finales de los 70 y principios de los 80, y su primo Aitor (Bengoetxea V) también fue profesional. “La verdad es que empecé de muy crío, aquí en Leitza, y ha sido un camino muy natural hasta llegar a profesionales”, recuerda Oinatz (Bengoetxea VI). Con esa honestidad tan espontánea, admite: “Me siento un privilegiado”, aunque Iera le corrige: “Bueno, bueno, que te lo has peleado”. Y es verdad.
Desde aquella final en aficionados del Mundial de Navarra de 2002 (campeón mundial en mano individual frente al mexicano Javier Marín ‘Manos Locas’), Oinatz fue subiendo peldaños poco a poco hasta ganar cuatro txapelas absolutas (dos manomanistas, un Cuatro y Medio y un Parejas). Si hay un partido que recuerda especialmente fue aquella final mano a mano de 2008 en el Atano donostiarra. “Hombre, aquello es insuperable: contra Abel Barriola, también de Leitza, y encima ganar…”. No hacen falta más palabras.
En todo caso, tanto en lo deportivo como en su reflexión personal, Oinatz ha ido más allá de lo habitual para un pelotari. Sin tener el poderío físico de Irujo o Beloki, ni la magia de Aimar Olaizola, Bengoetxea VI supo mantener durante años una igualdad cerrada contra rivales que siempre eran favoritos. Pero Oinatz muchas veces les ganaba, casi siempre contra pronóstico.
Y con un pie dentro y otro fuera del frontón, también ha sido un puntal en la lucha por los derechos laborales de los pelotaris. Cuando convocaron huelga frente a la empresa Baiko en octubre de 2020, en protesta por el despido de varios compañeros y contra el recorte salarial, Oinatz estuvo en primera línea.
Fue la única figura que se puso al lado de los pelotaris más humildes y más débiles frente al poder empresarial: “Lo volvería a hacer, sin duda”.