“Si todos y todas fuéramos más anormales seríamos más libres”

Almudena Herrera e Izai Bujanda, activistas LGTB

¿Son necesarias las etiquetas? Es fácil hacer la pregunta, no lo es tanto responderla. Ambos coinciden: no hay una respuesta única, los matices son importantes. Por ejemplo: ¿qué es ser disidente?, ¿es necesario nombrarlo y etiquetarlo?. “Qué es disidencia y qué no lo deciden quienes forman parte de lo hegemónico. Esas mismas personas que establecen las normas necesitan al subordinado para dejar claro que ellos y ellas son las normales y, así, mantener sus privilegios”, asegura Izai.

“Las etiquetas funcionan así: por una parte, te permiten crear otra identidad, la oportunidad de pertenecer a un colectivo; y eso te empodera pero también te limita. Lo que han conseguido las mujeres, por ejemplo, es completamante revolucionario; se han autodesignado como sujetos, sin la subordinación de la visión del hombre, que las ha definido históricamente. Con el colectivo LGTB ocurre lo mismo: son otros los que deciden qué está bien y qué no; qué es ser normal y qué no lo es”.

Subraya la necesidad de poner en marcha, al igual que lo hicieron las mujeres, un proceso de emancipación también dentro del colectivo LGTB.

La cuestión de género, en la base

Almudena tiene claro que en la base de todo está la cuestión de género. “A fin de cuentas, no hay nadie que se ajuste al 100% al rol de género que se le ha impuesto”. Habla de binarismo, la base de todo, en su opinión. “Esta normatividad y estos dos cajones sin opción a matices – mujer/hombre, hetero/gay...- nos hace daño a todos y todas; nadie es tal y como la sociedad le pide que sea, por lo que, al final, todo el mundo acaba sufriendo, rechazando determinados aspectos de su personalidad que no se ajustan a lo que la sociedad les ha impuesto. Si todos fuéramos más anormales seríamos más libres, porque no sentiríamos el peso de tener que encajar en ese pequeño cubículo que se nos ha dado”.

Kapitalismoa modu sutsuan defendatu duen Ciudadanos alderdi politikoak ateak ireki dizkie gay eta lesbianei, baina soilik kapitalismoari funtzionalak zaizkion egiturak onartzen dituztenei: familia-eredu tradizionala eta gizartearen oinarria inondik inora zalantzan jarri gabe. Horrela defendatu dezake gestazio subrogatua, adibidez.

Almudena reconoce la complejidad de las etiquetas. “Siempre he defendido que no son buenas porque las etiquetas te encasillan”. “Por otra parte, son importantes –matiza– en cuanto que visibilizan, porque le ponen nombre, y ya sabemos que las cosas que no se dicen no existen. Desde un punto de vista de lucha son necesarias porque te permiten dejar constancia de que existen otras realidades”.

Y eso resulta del todo necesario, ya que, tal y como apuntala Izai, los contrataques del sistema son constantes. “En una sociedad binaria, la vida y la convivencia se define en parejas. Si decides, por ejemplo, no vivir en pareja, lo cual puede ser también una decisión política, vas a recibir violencia, sutil, sí, pero violencia al fin y al cabo: dificultades para acceder solo o sola una vivienda, o juicios de valor si decides no ser padre o madre”.

A pesar de las dificultades, Izai se muestra esperanzado. “Todo esto no será un problema si somos capaces de unirnos, crear redes y alianzas”.