¿Precarias para siempre?

Erreportajea TEXTO: IVÁN GIMÉNEZ
Testimonios y vivencias de personas migrantes en Euskal Herria

MOHAMED HATIT (Marruecos)

Trabajador de la construcción

Mohamed sufrió un accidente mientras trabajaba en una obra en Getxo (subcontrata de construcciones Loizaga). Durante la descarga de un camión quedó atrapado entre un contenedor y la pared. Nadie quiso informar de lo sucedido, y él mismo tuvo que llamar al 112. Acudió la Ertzaintza, que realizó un atestado. En Cruces le operaron de urgencia (fractura de pelvis) y quedó ingresado en Intermutual durante ocho meses. Su empresa lo despidió cuando aún no tenía cotización para cobrar el subsidio de paro. Se quedó en la calle, sin ingresos y con secuelas muy graves.

Osalan ni siquiera realizó un informe sobre el accidente, y la mutua llegó a darle de alta mientras seguía ingresado. La labor jurídica de ELA ha conseguido que Mohamed recuperara la prestación, y la Diputación de Bizkaia le reconoció a principios de 2024 una discapacidad del 45%. A día de hoy, Mohamed sigue de baja, en silla de ruedas y sin trabajo.

Se trata, sin duda, de un ejemplo paradigmático y extremo de racismo en el trabajo, pero también del racismo institucional ejercido por las mutuas con el permiso de Osalan y de otros poderes públicos.

 

MIRIAM RUIZ HERNÁNDEZ (Nicaragua)

Delegada de ELA en Limpiezas Abando (Bilbao)

“Me causa un poco de risa escuchar la expresión con papeles y sin papeles porque, en realidad, nunca te terminas de regularizar. Yo tengo la nacionalidad española hace unos años y hoy en día todavía sigo siendo tratada como una migrante. Tengo tres hijos y he optado por regularizar a mis hijos; si eres de aquí, cuando tú tienes un hijo, vas al registro civil, lo inscribes y ya tienes su partida de nacimiento. En cambio, yo tengo la nacionalidad española, pero tengo que hacer un trámite aparte para demostrar que tengo estos hijos y que pueden optar a ser nacionalizados igual que yo. Y tengo que coger una cita, que hoy en día es imposible. No hay”.

“Sigo siendo tratada como una extranjera. Y bueno, al final vamos aceptando eso, vamos normalizándolo, porque es difícil poner en palabras o dar a conocer todo lo que se vive. En el ámbito laboral siempre somos tratadas como personas de segunda. Puedes estar en el mismo gremio que yo, pero siempre me van a asignar los peores trabajos”.

“Yo estudié Administración de Empresas en la universidad. Me especialicé en las normas ISO y hablo inglés como segunda lengua. Intenté acceder al sueño de homologar aquí mi título, porque pensaba que me podía desarrollar en mi área de estudio, pero también me desilusioné. O era trabajar para comer y vivir aquí, o estudiar. No había opción. Para poder homologar mi título tenía que ir a la Universidad de Deusto, que es una universidad de pago que yo no me podía costear”.

 

KARLA VIDAL PANOZO (Bolivia)

Delegada de ELA en la residencia Hogar San José de la Montaña (Donostia)

“Empiezas con un contrato precario. Por ser de fuera te dan los peores horarios, y el día que te toca librar te dicen que no. ¿Por qué? Porque tienes que aceptar todo, porque las que somos de fuera y estamos empezando a trabajar aceptamos todo por miedo a perder el trabajo”.

“Me metí en este mundo de geriatría, de cuidados, porque a los de aquí no les gustaba, era más para gente de fuera, más para gente migrada. Entonces, ¿qué me dio la regularización? Hacer el curso y el beneficio de cotizar. Porque cuando no estás regularizada estás trabajando en negro. Ahora estoy súper contenta. Yo en mi país era secretaria de una oficina jurídica, y no pensaba meterme en este trabajo de cuidados, que ahora me encanta”.

 

MARÍA TERESA GUZMÁN CORTÉS (Bolivia)

Antigua empleada de hogar

María Teresa se define como “vascolatinoaméricana”. No en vano, aunque nació en Bolivia, lleva 19 años en Euskal Herria: “Muchas chicas vienen de Paraguay y de Nicaragua a trabajar de cuidadoras. No tienen dónde vivir, así que les ofrecen una vivienda a cambio de 400 euros y de trabajar 24 horas. Si te ves en la calle, sin papeles, sin tener donde vivir, lo aceptas. Yo trabajé durante ocho meses 12 horas al día; y los viernes, 16 horas, hasta las dos de la mañana, por 650 euros. Pero tenía un niño que mantener. Yo me dejé explotar para poder traer a mi familia. Al de ocho meses, cuando por fin pude traerla, decidí cambiar de trabajo. Ahí arranqué y dije: ¡nunca más voy a permitir que nadie me vuelva a explotar!”.

 

MAMADOU LY (Senegal)

Delegado de ELA en Limpiezas Rosi (Zumaia)

Mamadou llegó a la península en patera, en 2005. Primero vivió en Barcelona, vendiendo en la calle. “Había días que la policía te quitaba las cosas. No te llevaban a la cárcel, pero te quitaban lo que te daba de comer”, recuerda con desazón. Desde 2012 vive en Euskal Herria.

“Llevo diez años trabajando, y los cinco primeros no conocía mis derechos. Hay que pelear por los propios derechos, pero para eso primero hay que conocerlos. Un día el encargado me dijo: vosotros solo sabéis decir y vale. Yo le dije: ‘sí, es verdad, pero un día cambiarán las cosas, llegará un día en que vamos a decirte que no’. No nos pagaban festivos ni vacaciones. Cuando te ibas de vacaciones el jefe te rescindía el contrato, sacaba a uno y ponía a otro”.

“Aquí estoy trabajando y mandando dinero a mi familia, pero no estoy tranquilo. Si mi madre y mis hermanos están allí siempre voy a estar preocupado”.

 

LUCKY ESOSA (Nigeria)

Delegado de ELA en Eroski-Cecosa (Elorrio)

“Cuando llegas aquí también tienes muchos problemas de policía, también por la Ley de Extranjería. Por ejemplo, en Madrid, un día estaba en el metro y había un control policial. La Policía Nacional pasa por toda la gente que está dentro del tren hasta donde yo estoy sentado y me pide documentación. Con estas cosas tú te avergüenzas. ¿Por qué han pasado por todas esas personas y se han parado donde estoy yo? Porque yo tenía color negro. Nosotros recibimos más presión por el racismo”.

“Si nosotros tenemos una hija aquí y hay que solicitar el pasaporte español para ella, te piden las informaciones de la policía de mi país. Yo me pregunto: los niños nacieron aquí, ¿por qué necesitan información de África? Nunca han vivido en África, ¿por qué necesitan estos documentos? Nosotros, los africanos, sufrimos mucho más esa discriminación. Si yo, por ejemplo, quiero solicitar residencia, necesito también información de la policía. Y en tres meses te caduca ese documento”.

“Muchísimas empresas no quieren que tú estudies, porque cuando estudias, tú vas a llegar a saber mucho. Ellos no quieren que tú sepas nada. Lo que quieren es explotarte, no quieren que sepamos lo que hacen con nosotros. Por eso no nos dan la oportunidad de estudiar”.

“En Cecosa somos 130 personas, hicimos elecciones sindicales y la mayoría la consiguió ELA. Hicimos cursos con ELA para conocer nuestros derechos, y comenzamos la lucha. Hicimos huelga y ahora han cambiado muchas cosas. Los salarios han aumentado. Yo, que llevo cinco años, me habían quitado tres años de antigüedad. Nos quitaron muchas cosas, pero cuando llega ELA recuperamos todo. Yo fui el hombre más feliz cuando llegó ELA, he disfrutado mucho”.

 

*****

IKER BARBERO

Euskal Herriko Unibertsitateko irakaslea

”Legediak ez du eskubideak babestea bilatzen. Guztiz kontrakoa. Gero eta oztopo gehiago jartzen dira. Kartzelak sortzen dira, archipiélagos carcelarios deitzen zaie, migratzaileak han mantentzea bilatzen da kanporatuak izan arte. Artxipielago horiek (Kanariak, Lesbos, Lampedusa...) migratzaileak kontinentera ez iristea bilatzen dute. Solidaridad europea deitzen dena zertan bihurtu da? Diru gehiago kanpoko muga horiek handitzeko, zaintzeko, muga kirurgikoagoak egiteko eta deportazio programa horiek lantzeko”.

“Kanporaketa programak, atxilotze zentroak, Frontex, Europako mugen zaintza indartzeko. Helburua ez da soilik kanpoko mugak zaintzea, baizik eta iristen direnak kontrolatzea. Inbertitu dute migratzaileak muga pasa aurretik kontrolatuta egoteko. Herrialde horiek konturatu dira tresna hori beraien alde egiteko erabili dezaketela. Tunezek, Turkiak, Marokok... badakite iturria irekitzen dutenean Europa urduritzen dela. Bere interes propiorako erabiltzen dute. Ez dira kasualitatea Kanarietara iristen diren itsasontzi horiek”.

“Lehen, gehienak Junqueratik pasatzen ziren, baina azkenaldian Euskal Herriko bidea egonkortu da, migratzen ari diren pertsonentzat harrera abegikorragoa dagoelako. Eta harrera hori, nagusiki, zenbait elkartek duten indarragatik eta egunero egiten duten lanagatik sortu da. Euskal Herria harrera herria bihurtzen ari da. Gehienek Euskal Herria Frantziara edo Europara joateko bide bezala erabiltzen dute. Asko Senegal, Mali edo Guinea Conakry bezalako lekuetatik datoz, eta haientzat hau ez da Mediterraneoa bezalako muga hilgarria. Muga psikologikoa da, Estatu frantsesa beraien imajinarioan beraien bigarren estatua da, eta hona iristen direnean Liberté, Égalité, Fraternité-ren herrialdeak muga jartzen die. Oso bortitza egiten zaie psikologikoki”.