Una alma vieja

Elkarrizketa Nerea Ispizua
Eneko Sagardoy Mujika (Durango, 17 de enero de 1994)

Si la carrera de actriz de Itziar Ituño –o titiritera, como ella misma se autodenomina– se asemeja a la de una hormiguita –trabajadora, paciente, superándose día a día–, a Eneko el reconocimiento profesional le ha llegado casi de golpe, con tan solo 24 años. Su interpretación de Miguel Joaquín en Handia le ha valido el Goya al mejor actor revelación 2017, convirtiéndole en el intérprete de moda del panorama actual.

Eneko, sin embargo, es una estrella con los pies en el suelo; “una alma vieja”, tal como le definen sus compañeras de profesión: “su madurez, su cultura y su versatilidad le hacen parecer mucho mayor, como si hubiera vivido más vidas”, comenta Itziar.

Así las cosas, no es extraño que en las entrevistas realizadas tras recibir el Goya incidiera en la precariedad laboral que viven los trabajadores y trabajadoras de las artes escénicas. “La noticia no debería haber sido que el ganador de un Goya estuviera en el paro, porque es lo normal: somos apenas un 8% los afortunados/as que podemos vivir de nuestra profesión”, explica con preocupación, al tiempo que añade que “el convenio no es bueno y ni siquiera se cumple”. Precariedad en el mundo del cine, de la cultura en general, al igual que en otros ámbitos laborales.

A lo largo de la entrevista, Eneko resalta que lo importante de ganar un Goya no es el premio en sí –“yo soy el mismo actor antes que ahora”– sino la exposición. “La gente va a ver su trabajo. Eso te da tranquilidad, prestigio y socialmente es una bomba”, asegura.

Este joven actor, defensor a ultranza de la cultura vasca en todas sus expresiones artísticas, –”el arte nos salva”, afirma– exige a las instituciones mayor implicación y la definición de una verdadera política cultural propia a medio y largo plazo. También hace autocrítica, y aunque asegura que el cine vasco tiene ya una imagen de marca en el mundo, insiste en la necesidad de ser muy autoexigentes. “Hubo un tiempo en que era más importante el idioma en que hacíamos la obra que la obra en sí. Ahora deben ir de la mano. Tenemos que hacer peliculas buenas, obras de teatro buenas, y además, en euskera”.

Finalmente, este durangarra pide a gritos una serie al estilo de Juego de Tronos en ETB -”¿has visto Errementari?... somos muy capaces de hacerlo”, afirma con pasión-, al tiempo que reivindica el papel de vanguardia que el arte vasco ha perdido. “Todo lo que hacemos es político; debemos volver a ser incómodos para el sistema”,  concluye.