“Ni abolir ni legalizar van a acabar con el estigma de la prostitución”

La Asociación Askabide lleva tres décadas trabajando en la calle Cortes y aledaños, en la histórica Palanca bilbaína. A lo largo de este tiempo ha ido tejiendo una red de apoyo a las mujeres que ejercen la prostitución, poniendo a su disposición recursos residenciales, asistencia legal, formación profesional y apoyo psicológico. A veces, simplemente una mirada amiga sin juicios ni prejuicios, un café y una voz amable, que es mucho. Marian Arias, coordinadora de Askabide, nos acerca a la realidad de la prostitución hoy en día para denunciar la tremenda vulnerabilidad del colectivo.

-¿Qué es Askabide? Tras 30 años en La Palanca, ¿cuál es vuestra labor en la actualidad?

Askabide surge para atender las necesidades de las personas que ejercen la prostitución, y de las mujeres en situación de exclusión social, en general. Nosotras no partimos de marcos teóricos, nuestro trabajo tiene que ver con el trato directo con estas mujeres. Estuvimos primero en la calle Cortes, y desde hace un tiempo nuestra sede está en la calle Amparo.

-¿Qué necesidades fundamentales tienen la personas que ejercen la prostitución?

A pesar de los estereotipos existentes, el mundo de la prostitución no es algo homogéneo y estático. Evidentemente, una chica transexual que ejerce la prostitución plantea necesidades diferentes que una chica inmigrante, o que otra que tiene problemas de drogodependencia. Sin embargo, el denominador común es esa marca que las margina y las excluye: el estigma de ejercer la prostitución, de ser puta.

Se acercan a Askabide con necesidades de todo tipo: Hay mujeres que vienen porque no tienen un techo donde vivir, otras vienen a por preservativos, otras demandan ayuda para solicitar la RGI, temas administrativos, papeles… Las hay, también, que demandan una alternativa laboral. Acuden a nosotras cuando sufren agresiones durante el ejercicio de la prostitución, o simplemente entran a tomar un café y charlar en un entorno seguro y de confianza, porque también hay mucho desarraigo y soledad y necesitan miradas que no juzgan y que las aceptan tal y como son. Quien entra por la puerta de Askabide sabe que no necesita mentir ni fingir porque nosotras no estamos para salvarlas. Creo que ese es nuestro gran éxito.

Hablar de prostitución en la actualidad es hablar de injusticia social y desigualdad. Y variables como el género, la procedencia, la pobreza o la falta de oportunidades son determinantes en la foto de la prostitución.

Askabiden egoera pertsonal jakinak hobetu ditzakegu, eta adabakiak han eta hemen jarri, baina jakin badakigu ez dela ezer benetan aldatuko, harik eta prostituzioan dabiltzanek beren mugimendua gidatzen duten arte.


-¿Cómo ha evolucionado la prostitución estos últimos años?

En el 92, cuando empecé en Askabide, todas las prostitutas de Cortes eran mujeres nacionales. Ahora, entorno al 90% son mujeres inmigrantes, la mayoría en situación de irregularidad. No es casual. Me gustaría incidir, sin embargo, en el hecho de que prostitución e inmigración son fenómenos diferentes.

Ha cambiado también el escenario donde se ejerce la prostitución. Antes el contacto con el cliente se hacía en la calle o en un club de alterne. Ahora mismo, sin embargo, la mayoría de la prostitución se está ejerciendo en pisos.

Incluso ha cambiado el formato de piso. Antes había una mami, una mujer encargada de gestionar los anuncios en prensa -los clientes- y las chicas.

Ahora las chicas alquilan pisos o habitaciones directamente, sin intermediarios, y se relacionan autónomamente con el cliente: los contactos se hacen vía internet y con apps que se descargan en el móvil. Hemos pasado de la concentración total al extremo contrario. La foto actual de la prostitución es de invisibilidad, y nos parece preocupante.

-¿Por qué?

En el piso las mujeres están indefensas, en una situación de vulnerabilidad tremenda. Si encima eres inmigrante y estás en situación de irregularidad administrativa, esta situación se agrava.
Legalmente una agresión de un cliente a una prostituta no es violencia de género, porque no hay una relación de pareja.

Dentro del colectivo de prostitución nosotras localizamos dos grupos-diana en lo que se refiere a riesgo de sufrir agresiones por parte del cliente: por un lado, las chicas que hacen coches y, por otro, las que hacen servicio a domicilio.

Desde Askabide reivindicamos que exista un protocolo de actuación ante estos casos de agresiones de clientes a prostitutas. Estamos trabajando para que se visibilicen y para cambiar la ley.

-¿La prostitución es explotación o un trabajo?

Prostitución y trata no es lo mismo. Son dos fenómenos diferentes, e identificarlos nos parece peligroso. No es lo mismo que una persona llegue a la prostitución por una situación personal de falta de oportunidades, de falta de libertad de elección, que porque un tercero te obliga.

La trata parte de una situación de no libertad y vulnera todos los derechos de la persona; es un delito perseguido y tipificado.

Legearen arabera, bezero batek eraso egiten badio prostituta bati, ez da genero-indarkeria, bikote-harremanik ez dagoelako, eta beraz, falta bat besterik ez da.

-¿Conocéis casos de trata en Bilbao?

El tema de la trata es muy complejo porque las redes no actúan de la misma manera. Es difícil de detectar. Normalmente utilizamos indicadores de detección, como son las nacionalidades (hay redes conocidas de trata en Nigeria, países del Este o Asia), o la edad de las mujeres (también es sospechoso si son muy jóvenes).Nuestro contacto con mujeres que han sufrido trata normalmente se produce a través de derivaciones policiales.

-¿La prostitución debería ser legalizada?

Askabide, como organización, no tiene un posicionamiento único y excluyente. Evidentemente, en la entidad se ha debatido muchísimo y tenemos opiniones distintas entre las personas que conformamos Askabide. También entre las personas que ejercen la prostitución hay posiciones diferentes. El tema es muy complejo, y si miramos a Europa, ni la experiencia de Suecia (prostitución abolida) ni las de Holanda o Alemania (legal) nos parecen modelos óptimos, entre otras razones porque ninguno ha conseguido eliminar el estigma que tiene el ejercicio de la prostitución.

-¿Qué valoración os merece la reciente creación del sindicato de trabajadoras del sexo, Otras, y el anuncio del gobierno de hacer todo lo posible para ilegalizarlo?

En Askabide creemos que las mujeres que ejercen la prostitución deben ser las protagonistas de su propio proceso. Para nosotras es un tema central. En ese sentido, me parece positivo que de manera libre un grupo de mujeres se hayan unido y asociado para intentar mejorar de alguna manera su situación y la del colectivo. El sindicato es un acto de empoderamiento de este colectivo en defensa de sus derechos. Por eso, no entiendo las reacciones en contra.

Aunque me parecería igual de positivo si otro grupo de mujeres se unieran, para reinvidicar, justo lo contrario, solicitando medidas para la erradicación de la prostitución.
En el debate sobre la prostitución hay mucho desconocimiento y mucho no querer oir a las protagonistas. Las personas que se dedican a la prostitución son perfectamente capaces de decidir qué quieren.

-¿Qué medidas podrían tomarse para mejorar las condiciones de vida de las mujeres que ejercen la prostitución ?

En Askabide nos centramos en la intervención directa con estas mujeres, y desde la práctica hay muchas líneas de intervención posibles.

En primer lugar, que se aplique la ley de violencia de género a las mujeres que sufran agresiones por parte de clientes.

En segundo lugar, modificar la ley de extranjería para hacer menos vulnerables a las mujeres inmigrantes en situación irregular y que tengan más capacidad de decisión sobre su vida.

Son indispensables mejoras sanitarias para el colectivo: acceso libre y gratuito a una sanidad específica y con recursos en función de su actividad. También es importante ofertar proyectos de inserción laboral reales y dignos para quienes desean abandonar la prostitución y demandan una alternativa laboral real.
Se necesitan más recursos de atención directa para estas mujeres. Tenemos problemas para dar cobertura a mujeres que solicitan recursos residenciales para ellas y para sus criaturas.

Y no menos importante que todo lo anterior, empezar a cambiar la imagen que la sociedad tiene de las personas que se dedican a la prostitución. Empezando desde las escuelas. Suena etéreo, pero enseñar que el trabajo o la actividad no define a la persona es fundamental.

-¿Qué valoración haces de las políticas públicas en torno a la prostitución?

Yo haría dos lecturas. Por un lado, es evidente que para los partidos políticos el fenómeno de la prostitución es una auténtica patata caliente que prefieren no afrontar. Pero, por otro, como Askabide sería injusto no reconocer el apoyo económico e institucional que recibimos para realizar nuestro trabajo.

Cuando Askabide llegó a la Calle Cortes, hace tres décadas, las mujeres que ejercían la prostitución no tenían tarjeta sanitaria ni ayudas sociales ni RGI. Veíamos mujeres mayores en la calle porque no tenían de qué vivir. No había recursos públicos para ellas. Eso ha cambiado radicalmente.

-¿Qué retos se marca Askabide a corto plazo?

Tenemos dos líneas de trabajo: una, seguir atendiendo a estas mujeres, y la otra, que a nivel social seamos capaces de ir superando estigmas.

Sin embargo, en Askabide somos muy conscientes de que pondremos parches y mejoraremos situaciones personales concretas, pero nada cambiará de verdad hasta que las personas que ejercen la prostitución lideren su propio movimiento.

Erreportajea

Prostituzioa: Legalizazioa al da bidea?

“Antola zaitez, elkartu beste sexu-langile batzuekin, osatu elkartasun-sare bat eta borrokatu zure eskubideen alde” Horra berriki sortutako eta gobernu sozialistak legez kanpo utzi nahi duen Otras sindikatuaren goiburua. Escort gisara egiten du lan Conxa Borrellek azken 11 urteotan; hau da, bezero batek ordaindu egiten dio berarekin joan dadin bilera, festa, ekitaldietara… Sexu-harremanak edukitzea sar daiteke, edo ez, kontratuan. Krisiagatik iritsi zen prostituzioaren mundura. Krisia hasi aurretik, berriz, kontablea, emaztea eta ama zen. Senarrak enpresa bat sortu zuen, baina porrot egin zuen. Hipotekatuta zeukaten etxea, eta diruari zegokionez itota zebiltzan. Egun batean, garbitzen ari zela, zera entzun zuen irratian: prostituta batzuek 200 euro irabazten zituztela egunean. Kontuak egin, eta astebete igarotzerako antolatua zuen negozio berria. Bete-betean murgildu zen prostituzioaren munduan, eta bertatik bertara ezagutu zituen haren miseriak. Beste emakume batzuekin (eta gizonen batekin) batera, Sexuaren Profesionalen Elkartea (Aprosex) antolatu zuen, berriki sortu duten Otras (Organización deTrabajadoras del Sexo) sindikatuaren aurrekoa. Elkarte-erregistroan inskribatu zen sindikatua, eta berehala esan zuen gobernuak hura legez kanpo jartzeko ahal zuen guztia egingo zuela. Zalaparta hori dela eta, berriro plazaratu da aspaldiko eztabaida, oraindik ere argitu gabea: legala, legearen kontrakoa ala legez kanpokoa izan behar du prostituzioak? Egun, legez kanpokoa —alegala— da prostituzioa espainiar estatuan.