Precarizar el periodismo para manipular la verdad

Erreportajea NAGORE URIARTE / MIREN RUBIO
Del 31 de mayo al 3 de junio se celebró en Mascate, la capital de Omán, el XXXI Congreso de la Federación Internacional de Periodistas (FIP), con la participación de ELA. En el centro de la agenda, reclamar el fin de la impunidad contra los cada vez más frecuentes ataques a los y las periodistas, entre otras cuestiones de actualidad.

“El periodismo es un lugar de lucha política… inevitablemente”, declaró la activista y filósofa Judith Butler. “El periodismo es el cuarto poder”, afirmó el periodista, político e historiador Thomas Babington Macaulay. Un término que alcanzó popularidad cuando lo pronunció Edmund Burke en el debate de apertura de la Cámara de los Comunes del Reino Unido en 1787, haciendo mención a los tres poderes -el ejecutivo, el legislativo, y el judicial-, mientras señalaba que en la tribuna de prensa se sentaba el cuarto poder, “el más importante de todos ellos”. El escritor y periodista colombiano, Gabriel García Márquez, lo definió como `el mejor oficio del mundo´. Hoy, con su permiso, nos saltamos la regla de oro del periodismo: no ser protagonistas, porque hoy hablaremos de nuestro oficio.

La libertad de expresión es un derecho fundamental reconocido, al igual que lo es el derecho a la información. Sin embargo, cada vez más, el primero se ve condicionado por intereses económicos y políticos, limitando, por ende, el segundo. Así lo denuncian los sindicatos de periodistas de todo el mundo. La Federación Internacional de Periodistas (FIP) publicó el informe sobre comunicadores y trabajadores/as de los medios de comunicación asesinados/as y fallecidos/as en incidentes relacionados con el trabajo en todo el mundo en 2021. El mismo recoge las circunstancias en las que ocurrieron los 47 asesinatos de periodistas durante el año pasado, que incluyen ataques dirigidos, bombardeos e incidentes de fuego cruzado, así como dos muertes accidentales.

La FIP subraya que en 2021 las amenazas contra periodistas y la libertad de prensa aumentaron significativamente. Así, registró un número récord de periodistas detenidos, 365, a causa de sus informaciones, un aumento revelador respecto a los 235 cuantificados el año anterior.

(Des)información

El hostigamiento a los periodistas acusándolos de desinformar es una realidad especialmente alarmante en América Latina. En Brasil, por ejemplo, durante 2020 y en plena crisis sanitaria, los ataques a la prensa y las agresiones directas a periodistas alcanzaron su máximo histórico. Así lo constató la Federación Nacional de Periodistas de Brasil (FENAJ), quien registró un aumento de más del 100% de los ataques respecto a 2019. El sindicato denunció que muchos gobiernos aprovecharon la coyuntura para debilitar la libertad de prensa, atacar a los periodistas y acusarlos de proliferación de información falsa, acuñando el término Fake News. Así, aumentaron exponencialmente las agresiones verbales y los casos de censura, así como los ataques virtuales a periodistas. También crecieron los ataques cibernéticos, los atentados y los secuestros.

 

Fotografía cedida por IFJ

La situación no es más alentadora en Perú. En el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebró el 3 de mayo de 2022, la Asociación Nacional de Periodistas del Perú (ANP) publicó el informe `Termómetro de Libertad de Prensa 2022´. Según recoge el dossier, entre enero y abril de este año se han registrado 74 ataques a periodistas y medios de comunicación en el país. De este número, los casos de hostigamiento y amenaza a periodistas son los que tienen mayor incidencia, con 26 casos. Le siguen las agresiones físicas y verbales (22), las trabas de acceso a la información (9) y las intimidaciones judiciales (7). Además, se encontraron casos de discursos estigmatizantes (4) y robos (2).

La pandemia como excusa

Zuliana Lainez, presidenta de la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe, explica que el desprestigio al que fue abocado el periodismo por parte de las instituciones políticas tuvo consecuencias nefastas, no sólo en el derecho a la información -un derecho mermado en la pandemia- sino también en la propia producción de la información, que se vio limitada ante la precarización del sector y la pérdida acuciante de profesionales.

Esta profesional afirma que la crisis sanitaria fue la excusa perfecta para las grandes empresas de comunicación, que vieron en la crisis sanitaria la oportunidad perfecta para implementar sus planes de fusión de redacción digital, con su respectiva destrucción de puestos de trabajo. “El empresariado mediático no quiere saber nada del Estado, es el coco total y lo acusan de querer interferir en la libertad de prensa. Lo quieren lo más lejos posible, abogan por la autorregulación. Eso sí, cuando estalló la pandemia fueron los primeros que le pidieron plata al Estado para sobrevivir. Entonces decían: `¿cómo no va a rescatar a la industria?´”.

También denuncia que los mismos empresarios que recibieron ayudas económicas públicas aprovecharon la coyuntura para despedir. “En Perú recibieron dinero y dispensas tributarias con la condición de no afectar las condiciones laborales. Ahora bien, lo primero que hicieron fue despedir a profesionales, sobre todo a mujeres”

Lainez: “Erakunde politikoek kazetaritzari izen ona zikindu dute eta horrek ondorio kaltegarriak eragin ditu: informazioa jasotzeko eskubidea mugatu dute eta informazioaren ekoizpena baldintzatu dute, sektorearen prekarizazioaren eta profesionalen galeraren ondorioz”.

Primero las de abajo

En este punto reflexiona sobre el impacto de género. “Los empleos de las mujeres son los más precarios. Y cuando cortas no cortas al jefe, generalmente recortas por debajo, y es ahí, abajo, donde están las compañeras.Una vez más, son ellas las que ingresan salarios más bajos. Sufrimos una feminización brutal del periodismo. Sufrimos una feminización brutal del periodismo. Cada vez hay más mujeres, pero siempre en las bases, nunca en los puestos de poder”, denuncia.

Los datos hablan por si solos. En las facultades de periodismo hay un 70% de estudiantes mujeres, pero en los medios de comunicación no representan ni el 20% de la dirección. “Feminizar un oficio es, de facto, precarizarlo. Ocurre en Educación, Sanidad... El periodismo, una profesión feminizada y precarizada, no tiene un techo de cristal; lo tiene, directamente, de cemento”.

Acoso

Cuando habla de los obstáculos que enfrentan las mujeres para alcanzar puestos de responsabilidad en las jerarquías empresariales trae a colación otro gran problema: el acoso. “Ahora hay más denuncias, pero siempre ha existido. El acoso no permite a las periodistas crecer dentro de los medios de comunicación. Nuestras compañeras, cuando son víctimas de acoso y hostigamiento, se ven obligadas a abandonar el medio porque saben que estos procesos son muy engorrosos, que la justicia rara vez les da la razón y que la investigación, si es que la hay, acabará cambiando de sección al acosador o a ella, probablemente a ella. Prefieren irse y, claro, si cambias de lugar de trabajo constantemente, siempre horizontalmente, resulta imposible hacer carrera profesional dentro de un medio”.

La periodista india, Indrani Sarkar, conoce de cerca el acoso. No en vano es la fundadora del grupo de facebook End Violence Against Women (Terminemos con la violencia contra las mujeres).

 

 “En la India, si eres una periodista mujer no importa si tu historia es buena o no. Si quieres que el editor la publique vas a tener que hacerle `favores sexuales´, tienes que `entretenerlo´. Hablando claro, te piden que haya sexo, concretamente penetración. Ellos no ven a una periodista, sólo ven un cuerpo y la posibilidad de acostarse contigo. Nosotras no sabemos lo que es trabajar sin miedo. Las que tenemos apoyo en nuestro entorno podemos denunciarlo, pero las que carecen también de eso saben que perderán su trabajo si lo hacen”.

La mano que mece la cuna

Otro de los grandes retos del periodismo es enfrentar la censura. La Presidenta de la Federación Internacional de Periodistas de Brasil, María José Braga, aporta cifras: desde que en 2018 Jair Bolsonaro ganara las elecciones en Brasil -Partido Social Liberal (PSL)- y su Gobierno comenzara a gestionar la radio-televisión pública, los casos de censura mediática se han incrementado exponencialmente: en 2021 contabilizaron más de 80.

 María José Braga: “Prentsarik gabe, ezinezkoa izango zen Brasilgo 2016ko estatu kolpea. Prentsak sortu zuen giroa gizarteak pentsa zezan Dilma Rousseff presidentea ustelkeria kasu batean murgilduta zegoela”.

Indrani Sarkar lleva más de veinte años ligada al periodismo. A pesar de su fructífera trayectoria profesional en importantes medios de comunicación – es Fundadora y Directora de Riaan.tv-, tiene problemas para publicar las historias que ella quiere contar.“Soy incómoda. No se atreven a publicar mis contenidos, así que he optado por trabajar de manera independiente, principalmente con medios de comunicación que están dispuestos a publicar contenido crítico con el Gobierno. Soy directa y creo que hay que contar las cosas tal y como son. Lo contrario no es periodismo, es ser relaciones públicas”.

“En la India, el Gobierno funciona como en una dictadura, sólo acepta periodistas que le ayuden a ganar votos. De lo contrario, estás fuera. Nosotros hemos publicado mucho contenido desvelando casos de blanqueo de capital, sobre todo en el norte del país. En esa región existe el delito de sedición: el que menciona algo contra el Gobierno es considerado un terrorista. ¿Dónde queda el derecho a la libertad de prensa?”, se pregunta.

“En mi país, si cuentas la verdad, corres el peligro de ser asesinada; si eres mujer, de ser violada. Te amenazan, te hostigan en las redes sociales... Por el contrario, quienes renuncian a un periodismo crítico obtienen gran reconocimiento por parte del Gobierno y son recompensados con todo tipo de lujos. Yo no tengo esos privilegios, pero hago periodismo y esa es mi satisfacción”.

A pesar de la firmeza en sus convicciones, Sarkar no oculta su preocupación. “Soy madre soltera, tengo un hijo de 11 años, y no es fácil ser periodista en la India en estas circunstancias. No creo que pueda darle un futuro a mi hijo. Tengo miedo de que le hagan daño para castigarme a mí”.

Medios digitales contra la censura

Braga, por su parte, relata que en Brasil muchos periodistas provenientes de la prensa clásica -muchos han sido despedidos por censura interna- buscan crear sus propios medios digitales.

“Los medios digitales tratan de hacer periodismo de calidad, pero eso requiere que la gente pague por ello y la sociedad tiende a pensar que la información es gratis. Tenemos que impulsar la alfabetización mediática, buscar que la ciudadanía sea mucho más crítica a la hora de consumir medios.Si nuestros países estuvieran gobernados por la extrema derecha sacarían del tablero a todos los que le resultaran incómodos”.

Braga asegura que el gran problema de Latino América es que los trabajadores de los medios no son los dueños de los mismos. Relata que en Brasil, por ejemplo, el sistema de medios es, históricamente, pro Bolsonaro. “El sistema de medios concentrado le juega a la derecha todo el tiempo; lo hacen porque ésta les garantiza su sostenibilidad. Saben que la izquierda aboga por la democratización de la comunicación y eso significa que tengas menos poder. Los medios apuestan por el sistema, tanto los privados como los públicos. La prensa que está dando la batalla ahora es la digital”.

Esta periodista rememora el papel que jugó la prensa clásica en la elección de Bolsonaro, en 2018. “El macro Grupo Globo es un conglomerado de empresas brasileñas concentradas en el área de medios de comunicación. Los dueños se encuentran entre los 10 más ricos de Brasil así que mantienen los intereses de la élite. No apoyaron directamente a Bolsonaro, pero al tratar a la izquierda como un peligro contribuyeron a su elección”. Dice que la prensa creó el ambiente necesario para que la sociedad creyera que Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores), entonces presidenta del país, era corrupta. “Sin el papel de la prensa nunca hubiera sido posible el golpe de Estado de 2016”, afirma.

Redes sociales: ¿quinto poder?

Braga habla del poder de las redes sociales para influir en la vida política de un país. Menciona las elecciones que se celebraron hace casi cuatro años en Brasil. “Bolsonaro, como representante de la extrema derecha, utilizó la misma estrategia que Trump en EEUU: creó muchos grupos y la gente pasó a ser informada a través de esos espacios creados por su equipo electoral. Ahora, de cara a las próximas elecciones, ha preferido centrar su mensaje en Telegram “porque era el único medio que no estaba fiscalizado”.

Afirma que muchas personas confiaron en esas informaciones, sin contrastarlas, y se creo entonces una ola anti izquierda que inundó las redes. “Se decía que todo lo que se hablaba de justicia o igualdad era de comunistas, que era preciso salvar el país del comunismo; es decir, lo mismo que pasó en EEUU, y previamente, en Hungría. Todo ello favoreció a Bolsonaro”.

Confiesa que existe una gran preocupación de cara a las próximas elecciones. Precisamente el temor a la desinformación ha llevado a la justicia electoral de Brasil a buscar acuerdos con Facebook y Twitter para combatir las FakeNews (noticias falsas).

Fotografía cedida por IFJ

Capitalizar el enfado

Lainez comparte el análisis de Braga sobre la utilización de los medios por parte de los gobiernos. “La extrema derecha ha sabido capitalizar el enfado de la gente y se ha apropiado de todos los instrumentos de la izquierda. Se ha adueñado de la palabra democracia y libertad. Se presentan como sus únicos defensores, y para ello se valen de la mentira y el desprestigio contra los periodistas. “Nos acusan de desinformar, nos señalan públicamente reportando fotos de periodistas con nombres y apellidos. Hablan constantemente de Fake News. Es puro trumpismo”, concluye.

Fotografía cedida por IFJ

Braga atisba con preocupación las nuevas elecciones en Brasil. “Es un momento crucial, estamos ante una decisión que puede traer más restricciones económicas, sociales y políticas para la clase trabajadora. Bolsonaro ya está calentando el ambiente, ya habla de fraude electoral. Está trabajando para mantener el clima de tensión y tener fuerza para dar un golpe de Estado”.

Braga habla de “populismo extremo” y menciona a EEUU y a Brasil, con Trump y Bolsonaro a la cabeza respectivamente, como claros ejemplos de políticos que han sabido capitalizar el enfado de la sociedad. “Hacen una excelente utilización de los medios y de las redes sociales. Se presentan como salvadores de la democracia y en cada proceso electoral sacan a la luz Venezuela, el demonio, el cuco”.

El poder del looby 

En la misma línea, Lainez describe con preocupación el auge de un poderoso movimiento evangélico en Perú; un colectivo perteneciente al sector conservador norteamericano que cuenta con muchos legisladores en sus filas y promulga con el derecho a la vida. “Congrega a muchos congresistas, legisladores, ex militares… todos ellos muy arraigados en la defensa de la vida; es un movimiento que se opone al aborto, en contra de lo que ellos llaman macabramente la ideología de género”.

Al igual que ocurre en España, en muchos países de América Latina se han realizado cambios en los modelos educativos para incorporar el enfoque de género Educación. En contraposición, se ha puesto en marcha un movimiento que lleva por lema `con mis hijos no te metas´. “Han introducido un lobby político espectacular para incorporar el enfoque de género en Educación. A la población más precarizada le venden un mensaje directo: quieren homosexualizar a todos vuestros hijos e hijas, al patrimonio de la nación, y hay que defenderlo a como de lugar”. Cuentan para ello con una inversión de calado en publicidad.

Frente al discurso del odio, feminismo, añade. Explica que el feminismo logró construir un relato de calado en los 70 en muchos lugares de Latino América, como Argentina o México. El problema, o la oportunidad, matiza, surge cuando dentro del feminismo empiezan a crearse corrientes ideológicas que divergen, algo enriquecedor en cualquier movimiento, pero que confiesa, también hace más complejo el diálogo. “Hay choques generacionales muy fuertes entre las jóvenes de entre 14 y 16 años y las maestras del feminismo de toda la vida. Dentro del feminismo hay muchos feminismos, y eso buena señal, pero dificulta aunar discursos. Son choques muy fuertes, muy centrados en el tema de la diversidad, una cuestión con la que hasta ahora no había posiciones encontradas. Sin embargo, ahora algunos colectivos feministas tienen muchos reparos con la transexualidad, con lo queer. En los colectivos feministas nos pasa lo que a la izquierda toda la vida: no somos capaces de encontrarnos; pero la derecha se pone de acuerdo muy rápido, ellos tienen claro cuáles son sus intereses comunes”.

Lo colectivo

En esta tesitura, ¿qué pueden aportar los sindicatos? La representante de Brasil lo tiene claro. “La lucha sindical es también la pelea por la democracia, por los derechos civiles”.

Fotografía cedida por IFJ