Ezkerraldea hace agua

El proceso de liquidación del astillero La Naval, una de las últimas empresas emblemáticas de esta comarca, hace saltar todas las alarmas sobre el futuro industrial de la zona

Apenas 13 años después de que ELA augurara que el acuerdo de privatización de La Naval firmado en 2006 por la SEPI, UGT y CCOO iba a suponer “el desguace ordenado” del astillero, se cumple la profecía. En estos momentos, este emblemático gigante de la margen izquierda se encuentra en proceso de liquidación, y solo un milagro de última hora podría evitar su cierre definitivo.

Aunque el devenir de este astillero haya sido la crónica de una muerte anunciada, la situación en la que se encuentra en la actualidad La Naval y, por ende, los casi 180 trabajadores directos y cerca de 2.000 de las subcontratas e industrias auxiliares ha supuesto un auténtico mazazo para una comarca tremendamente castigada por el cierre de empresas durante la última crisis; una comarca que reconversión tras reconversión ha visto cómo su otrora esplendoroso tejido industrial quedaba reducido a cenizas.

Mikel Etxebarria y Josean Fernández, responsables de Industria de ELA, no ocultan su indignación por lo sucedido. “Nos volvemos a encontrar con una empresa estratégica con carga de trabajo que está a punto de desaparecer debido a la gestión nefasta de los accionistas mayoritarios -Ingeteam y Astilleros Murueta-, que han llevado a esta empresa a su liquidación”, aseguran con contundencia, para añadir, a continuación, que “ha fallado la dirección técnica y comercial, se ha presupuestado mal y se han subcontratado trabajos a la baja sin garantizar su calidad, lo que ha provocado retrasos en las entregas y fuertes multas por ello”. “La gestión ha sido tan desastrosa” -continúan- “que los últimos barcos se han hecho con déficit. Hasta que el dinero de la caja se ha acabado y se ha entrado en bancarrota...”, relatan.

Berriz ere gertatzen ari da: enpresa estrategiko bat, lan-karga baduena, bazkide nagusien -Ingeteam eta Astilleros Murueta- kudeaketa txarragatik likidazio fasean.

RESPONSABILIDAD COMPARTIDA

Estos sindicalistas entienden que los responsables directos de la situación creada son, evidentemente, los accionistas mayoritarios, pero también quienes en 2006 firmaron el acuerdo que suponía la privatización del astillero. “La situación de la industria naval en el mundo -con astilleros en Asia que reciben enormes ayudas financieras de sus gobiernos y con costes laborales muy bajos- sólo permite competir realizando barcos tecnológicamente muy avanzados que requieren fuertes inversiones. Ese es el tipo de producto que estaba haciendo La Naval. Un proyecto viable, de futuro, pero que sólo tiene garantías de subsistir dentro del sector público”, defienden Etxebarria y Fernández. Precisamente por eso, ELA ha intentado por todos los medios a su alcance implicar a las instituciones, con el gobierno vasco a la cabeza, en la búsqueda de una salida para La Naval... sin éxito.

“El cierre de La Naval, de consumarse, también sería fruto, en última instancia, de la falta de voluntad política, por un lado, y de la asuencia de una verdadera política industrial del Gobierno Vasco, por otro”, denuncian con contundencia. “La Naval es una empresa estratégica para Ezkerraldea: genera mucha riqueza, directa e indirecta. El impacto de su cierre sobre la comarca, ya muy castigada por el paro y la exclusión social exige, en nuestra opinión, el compromiso y la implicación del Gobierno Vasco. Sin embargo, una vez más se ha demostrado con hechos, -y no con propaganda, la especialidad de la consejera Arantza Tapia- que no existe un compromiso del ejecutivo de Gasteiz con la industria de este país”, denuncian con dureza.

“Kontrol publikoa izango duen Naval irekia defendatzen jarraitzen dugu. Industria defendatzea erakunde guztien erantzukizuna da. Kalitatezko enplegurik eta industriarik gabe ez dago etorkizunik”

IMPACTO SOBRE EL EMPLEO

Aunque los sindicatos ELA y CAT han recurrido el ERE de La Naval, los trabajadores directos del astillero tienen garantías de recolocación en los pocos astilleros públicos que quedan ya en el estado. Es decir, los que no puedan acceder a la prejubilación tienen la opción de irse al paro o emigrar a Galicia o a Cádiz. “Hablamos de gente de una edad media alta, en torno a los cincuenta años. Coge a tu familia y vete a cientos de kilómetros de tu tierra y de tu entorno. Son los nuevos exiliados”, afirman.

Drama social para una pequeña parte (los trabajadores originarios de La antigua Naval pública) y drama social aún mayor para los otros 2.000, a los que directamente se les envía al paro. “Las garantías de empleo del acuerdo de privatización del 2006 son, en realidad, una vía para seguir reduciendo la plantilla con dinero público, y deja fuera a las personas que trabajan en la industria auxiliar y en las numerosas contratas que trabajan en y para La Naval”, denuncian estos sindicalistas.

Mikel Etxebarria y Josean Fernández insisten también en el hecho de que ante el cierre de una empresa no está en juego sólo el futuro de personas con cara, nombres y apellidos, sino el de toda una comarca. “El efecto tractor de La Naval es muy importante”, insisten. “Ezkerraldea no puede permitirse perder ni una sola empresa más”, advierten con preocupación.

UN RAYO DE LUZ

Una vez concluya el procedimiento concursal, se procederá a la liquidación de La Naval tal como la conocemos en la actualidad mediante una subasta para la adjudicación de los activos. Si la oferta, sobre la que deberá decidir el juez concursal, va más allá de la compra de los terrenos e incorpora una opción industrial, en los próximos años se podrán seguir construyendo barcos en la Margen Izquierda del Nervión.

Aunque, de producirse, éste no sería el peor de los desenlaces posibles, ELA insiste en que sólo el control público de La Naval garantiza un futuro a largo plazo. “El mantenimiento de la actividad en el futuro, con empleo de calidad y carga de trabajo suficiente, sólo se puede garantizar con la permanencia en el sector público, que es el único con capacidad de avalar la financiación que una industria de este tipo requiere. La Naval tiene todo para seguir: hay terreno, hay infraestructuras, hay gente formada... No se puede perder ese capital”, insisten.

“Seguimos defendiendo La Naval abierta y con control público. Compete a todas las instituciones defender la industria. Sin empleo de calidad y sin industria no hay futuro”, rubrican.