La Comisión Europea incluirá la energía nuclear y el gas natural en la lista de inversiones sostenibles, mientras dice que la emergencia climática es una de sus prioridades

14/01/2022
La Comisión Europea publicará en los próximos días una lista de inversiones sostenibles que incluirá la energía nuclear y el gas natural como energías renovables. Parece una broma, pero es verdad e intolerable. Así no se podrán cumplir los compromisos climáticos de la Unión Europea.

Se trata de la taxonomía, el nuevo sistema europeo que clasifica las actividades económicas ambientalmente sostenibles, y del que dependerá que se inviertan miles de millones de euros en esas dos tecnologías o no. Es paradójico que el objetivo de la taxonomía es orientar y movilizar la inversión privada en actividades necesarias para lograr la neutralidad climática en los próximos 30 años.

La realidad energética europea es muy diversa, el uso de cada fuente de energía varía de un Estado miembro a otro. Todavía hay países con un uso intensivo de carbón, como los hay más avanzados en el desarrollo de las energías renovables. Ante esta realidad, la Comisión Europea a considerado que el gas natural y la energía nuclear deben desempeñar un papel facilitador en la transición energética hacia un futuro basado en las energías renovables. Una consideración del todo errónea en opinión de ELA, ya que estas nuevas inversiones se deben realizar directamente en las fuentes renovable, sea en instalaciones de generación de energía, como en la transformación del tejido productivo hacia un uso exclusivo de energía renovable. Sí las nuevas inversiones se siguen haciendo en energía nuclear y en gas natural, la transición se dilatará aún más en el tiempo. Y es justo lo que no tenemos, más tiempo para una transición que debería estar desarrollada hace años.

Este documento (se trata del segundo acto delegado de la taxonomía) se ha ido retrasando durante meses por la fuerte oposición de varios Estados miembro, organizaciones ecologistas, del propio grupo de trabajo de expertos de la taxonomía e incluso de grandes gestores de fondos de inversión. Todos ellos se oponen a que se considere la energía nuclear y el gas como energías sostenibles con la excusa de la transición energética.

La posición en contra de 20 Estados miembro es la oposición necesaria (el 72%) para paralizar esta propuesta, es decir el 65% de la población europea. Y en el parlamento se necesitará la mayoría simple, los votos en contra de 353 eurodiputados. Veremos en los meses siguientes si esta descabellada propuesta sale adelante. No es la primera vez que este tipo de propuestas se aprueban en la Comisión, ya en diciembre, se aprobó en el primer acto delegado la tala y la quema de árboles y cultivos para obtener energía, o los coches híbridos que dependen de gasóleo y gasolina.

La Unión Europea presume de tener una política climática exigente en comparación con otros países del mundo, pero a la hora de tomar medidas para hacer la realidad, defiende los intereses de los lobbys energéticos, que son los que al final establecen la política energética europea. Una política europea que no cumple con los compromisos climáticos adquiridos, y que nos lleva al colapso a una velocidad cada vez más alarmante.