Nafarroa 10 años sin UPN. Políticas medioambientales
Han pasado ya diez años desde el desalojo de UPN del Gobierno de Navarra, un acontecimiento imborrable en la memoria de miles de navarros y navarras, vivido con una mezcla de alegría por poner fin a los gobiernos de los recortes e ilusión por abrir un nuevo tiempo. También en cuanto a las políticas territoriales y medioambientales se esperaba un cambio.
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Aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Navarra debería reducir un 55% sus emisiones para 2030, pero entre 2016 y 2022 aumentaron un 22%. Solo la generación eléctrica y el sector residencial han reducido emisiones, mientras que la industria y el transporte siguen creciendo. La Ley Foral 4/2022 de Cambio Climático y Transición Energética establece objetivos de reducción de emisiones, pero sin medidas concretas ni cambios estructurales, de modo que la situación no ha cambiado estos últimos años.
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Una transición energética posible y la necesidad de una buena planificación de instalaciones renovables.
El Plan Energético de Navarra para 2030 fija como objetivo que el consumo energético renovable sea el 50% y la electricidad sea 100% renovable. Sin embargo, a día de hoy, la energía que se consume en Navarra es mayoritariamente fósil: 43% como petróleo y derivados, 24% como gas natural y parte de la electricidad también es de origen fósil, generada en las plantas de ciclo combinado de Castejón.
En cuanto a la electricidad generada mediante fuentes renovables es la mayoritaria. En la última década se ha aumentado un 14% la generación de energía renovable. Además, podemos observar que la generación renovable está diversificada, aún siendo la eólica la más representativa, la fotovoltaica está teniendo cada vez más implantación gracias al autoconsumo.
Otro dato significativo es la electricidad exportada, ya que el 26% de la electricidad generada se exportó. Si tenemos en cuenta que el 32% no es renovable y 26% se exporta, podemos concluir que Navarra es capaz de generar casi la totalidad de la cantidad de electricidad que consume mediante energía renovable. Sin embargo, la política energética de Navarra es deficiente en planificación de instalaciones renovables. El Gobierno de Navarra está permitiendo la tramitación de demasiadas instalaciones renovables a las empresas. Las grandes empresas energéticas tienen como objetivo implantar la máxima generación de energía renovable posible mediante grandes parques eólicos y fotovoltaicos, sin importar las necesidades energéticas de Navarra. La prioridad de estas empresas es hacer negocio, por lo que el número de tramitaciones de estas instalaciones no se ha hecho teniendo en cuenta las necesidades energéticas de Navarra. Pero la política energética no debe estar al servicio del negocio de las grandes empresas, sino que debe servir para hacer frente al cambio climático y satisfacer las necesidades sociales.
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Apuesta por el TAV
La política de movilidad del Gobierno de Navarra se ha centrado sobre todo en el impulso al TAV, aunque la competencia esté en manos del gobierno del Estado. Es la gran apuesta del gobierno para la movilidad de las personas y de las mercancías, olvidándose de las actuales líneas ferroviarias que unen pueblos y comarcas y responden a las necesidades reales de las sociedad. Mientras tanto en el periodo 2015-2025, la única inversión recogida en los presupuestos de Navarra para fomentar el transporte público ha sido de una media anual de entre 10 y 15 millones de euros, destinados casi en su totalidad a subvenciones.
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Impulso a proyectos de grave impacto ecológico y social
Mina Muga. La empresa Geoalcali quiso implantar esta mina de explotación de potasa en la zona de Sangüesa, y el Gobierno de Navarra mostró su total apoyo al proyecto presentándolo como proyecto de utilidad social y manifestando su total compromiso con el proyecto. La realidad es muy diferente, era un proyecto con un gran impacto ecológico y social y fue denegado por los tribunales en 2024.
La aprobación del PSIS de Erdiz. Se enmarca en una política que pretende imponer un proyecto con un gran impacto ambiental y social. Además, este proyecto minero se pretende realizar en una Zona de Especial Conservación (ZEC). Por este motivo, el Tribunal Superior de Justicia ya anuló el proyecto de Mina de Zilbeti.
Aroztegia. El proyecto de Aroztegia es un claro exponente de la especulación urbanística, puesto que supondría, entre otras cosas, la construcción de 200 viviendas en un pueblo de 300 habitantes. Este proyecto tendría graves consecuencias: destrucción de los recursos naturales y el medio ambiente de la comarca, la escasez de agua, la pérdida de tierras agrícolas, la turistificación, la saturación de los servicios públicos o la especulación de la vivienda…
Polígono de Tiro de las Bardenas. Por último, en el año 2028 vence el contrato del Polígono de Tiro entre el Ministerio de Defensa y la Junta de Bardenas Reales. Es cierto que se trata de una competencia estatal que no depende del Gobierno de Navarra, pero no hay que olvidar que el PSN, partido que preside el Gobierno foral, se ha mostrado partidario de renovar el contrato.
Después de hacer este análisis, podemos concluir que diez años después, el llamado “cambio político” en Navarra sigue siendo una tarea inacabada, también a lo que a política medioambiental se refiera.