Las olas, en el mar

Ecologistas y surfistas se movilizan contra el proyecto del Ayuntamiento de Donostia de construir una infraestructura de olas artificiales en Antondegi, un monte de enorme riqueza en flora y fauna, a tan solo 4 kilómetros de la costa

El Ayuntamiento de Donostia ha conseguido unir a todos los grupos ecologistas de Gipuzkoa y a diferentes organizaciones sociales y asociaciones en contra de su proyecto de construir una infraestructura de olas artificiales en el corredor verde de Antondegi. El denominado colectivo Antondegi Berdea-Olatuak Itsasoan defiende este espacio natural y la paralización del proyecto de ola artificial, o de cualquier proyecto que amenace a este entorno. Gran parte del colectivo de surfistas de Gipuzkoa no ha dudado en sumarse a esta iniciativa por entender, además, que no hará más que agravar los problemas de mercantilismo y saturación que actualmente sufre el mundo del surf en Gipuzkoa.

Janire Virgala, Iñigo Fernández Ostolaza y Jabi Iraizoz, tres de esos surfistas que se han sumado activamente a la Plataforma Antondegi Berdea-Olatuak Itsasoan no dudan en calificar el proyecto de antiecológico, elitista y antisocial. “Nos sobran las razones para estar en contra. En primer lugar, de llevarse a cabo, ocuparía una extensión enorme de suelo público natural, monte rico en aves y mamíferos que conforma el corredor verde donostiarra, con las consecuencias evidentes que ello tendría. Y eso se haría, además, cuando a tan solo 25 kilómetros, en Aizarnazabal, hay otra instalación de este tipo, por lo que no está justificada ni una segunda instalación ni el traslado a San Sebastián. Y que este proyecto pretendan llevarlo a cabo en nombre del surf cuando no hay demanda de los surfistas nos indigna y moviliza”, añaden indignados.

Ekologistak eta surflariak Antondegin olatu artifizialen azpiegitura bat eraikitzeko Donostiako Udalaren proiektuaren aurka mobilizatu dira. Flora eta fauna aldetik aberastasun handia duen mendia da Antondegi, eta kostaldetik 4 kilometrora baino ez dago.


A pesar de lo que popularmente se pudiera creer, los surfistas, como colectivo, no son amigos de las piscinas de olas artificiales porque “estas instalaciones permiten mejorar la técnica individual pero te alejan de la esencia del surf”, explican. Las instalaciones de olas artificiales, normalmente, son visitadas por surfistas profesionales y por influencers. Entre otras razones, porque se trata de un negocio elitista y con un poso de exclusividad, ya que el precio de la entrada es elevado, en torno a 60 euros la hora. “La instalación de Aizarnazabal (recientemente la cantante Shakira estuvo entrenando aquí para el video de su última canción y ha vuelto con su familia este verano) no ha realizado en 7 años ni una jornada de puertas abiertas a pesar de que siempre dicen que son para todo el mundo”, denuncian. “Este proyecto no tiene ningún apoyo social –insisten–; los y las surfistas de Gipuzkoa tampoco lo queremos, y eso que, según los promotores, somos los usuarios y usuarias potenciales”.

 Elitismo
La lectura de clase es otra de las razones que estos surfistas esgrimen para oponerse al proyecto. “No hay que pasar por alto en ningún momento que el Ayuntamiento está hablando de ceder terreno público natural a una empresa privada con fines lucrativos y elitistas. Porque, si se trata de suelo público, ¿no sería lógico poder acceder a las instalaciones con la Kirol-txartela?”, proponen.

Al final, también entra a debate el modelo de ciudad por el que se está apostando, qué Donostia se está construyendo. Una Donostia para los turistas o para la ciudadanía. “Es evidente que detrás de esta iniciativa también hay intereses turísticos”, explican. “Una instalación de este tipo funciona como efecto llamada, y a su alrededor surgirán más hoteles, más comercios, más, más, más… Más turismo, en definitiva, cuando todos conocemos y sufrimos en nuestro día a día los inconvenientes de este modelo de ciudad para sus habitantes”, resaltan. Los esfuerzos por impulsar el turismo llevan a las instituciones a cometer muchos disparates.

Saturación

Otro de los motivos de la oposición de Iñigo, Janire y Jabi al proyecto de otra instalación de olas artificiales es, precisamente, su condición de surfistas. “La Zurriola es una playa muy masificada, y esta piscina aumentaría esa masificación porque cuando alguien aprende a coger una ola en una piscina el siguiente paso es ir al mar. Pero se olvidan o desconocen que el surf es mucho más que saber coger una ola: hay que conocer el mar, leer las corrientes y las marejadas, convivir con otros deportistas, respetándolos, así como a la flora y fauna marina. Si se desconocen estos aspectos del surf la persona puede llegar a poner en peligro su vida e, incluso, la de otros surfistas. En una piscina se puede parar una ola, en el mar, no. La mar tiene siempre la última palabra”, afirman con contundencia.

Oscurantismo, falta de debate público y más

Este proyecto, promovido por el Ayuntamiento de Donostia, estaría pasando inadvertido si no fuera por la campaña de socialización y las movilizaciones que están llevando a cabo los diferentes colectivos que componen la Plataforma Antondegi Berdea. Olatuak Itsasoan. Entre sus iniciativas destaca la creación de una página web en la que explican con todo lujo de detalles las nefastas consecuencias que, de llevarse a cabo, tendría este proyecto para el ciudadano y ciudadana de a pie de Donostia y para el medio ambiente. Asimismo, están dando charlas informativas, atendiendo a los medios de comunicación, repartiendo folletos, recogiendo firmas a través de Change.org… Han llegado, incluso, a emplazar a los responsables municipales a un debate público sobre el tema, “pero se han negado”, denuncian.

Y es que el oscurantismo rodea esta operación. “Es como poco curioso, además, que cuando el proyecto no ha salido aún a concurso público, no está ni definido ni adjudicado, haya una empresa, Wave Garden, que está respondiendo a nuestro argumentario en su propia página web”, comentan. “No es extraño que haya gente que insinúe que esto huele a pelotazo, a amiguismo, a oscuros intereses, en definitiva”, añaden.

“El Ayuntamiento debería intentar solucionar los graves problemas que tenemos en La Zurriola en vez de añadir uno nuevo en nombre del surf y en detrimento de la naturaleza. Están metiendo la pata por poner en marcha un proyecto sin consultarlo antes con nosotros. Parece que se han creído la llamada postal del surf, promovida por las grandes marcas, que vende un deporte de chicos y chicas guapas, sin problemas, inquietudes ni ideología, cuando la realidad es que hay una enorme diversidad entre los y las surfistas: somos personas de diferentes culturas, razas y género, que convivimos en el mar, y a quienes preocupa la sociedad en la que vivimos y el mundo que nos rodea”, defienden.

“Udalak Zurriolan ditugun arazo larriak konpontzen saiatu beharko luke, surfaren izenean beste bat gehitu beharrean, naturaren kaltetan”.

A tiempo de pararlo

A pesar de las dificultades, Jabi, Janire e Iñigo se muestran optimistas y creen que la movilización y la presión social va a conseguir paralizar este proyecto, como ya ha ocurrido recientemente en San Juan de Luz. “Esta pelea no ha hecho más que empezar y no nos vamos a rendir”, afirman con rotundidad.

En fechas próximas el Ayuntamiento debe recalificar los terrenos, así que es el momento de ejercer la presión para que el proyecto no salga adelante.

En el Estado francés, movimientos similares han paralizado ya tres piscinas de olas (en Paris, Nantes y Donibane Lohitzun). En el Estado español también ha habido victorias similares en Cataluña y Andalucia. “Nosotros seremos los siguientes”, afirman convencidos, para concluir con un llamamiento al conjunto de la ciudadanía de Donostia, y Gipuzkoa, en general, a sumarse a esta campaña, “Estamos a tiempo de parar este proyecto. Si nos movilizamos, lo conseguiremos”, rubrican.

www.antondegiberdea.eus
Firma aquí para detener este proyecto:

 

Erreportajea

Nahigabearen olatuak

François Verdet, –Biziko militantea, Surfrider Foundation Europe eta Rame pour ta Planète kolektiboaren arduraduna– Donibane Lohizungo surf parkearen kontrako borroka eta garaipena azaltzen du