Sr. Inclán, usted privatiza

2008/02/22

Es curioso el modo de actuar que tiene Osakidetza. Utiliza la táctica del francotirador. Pretende neutralizar al enemigo minándolo de uno en uno. La diferencia es que el francotirador tiene la cabeza fría y Osakidetza actúa llevada por la desesperación. Osakidetza escoge a su interlocutor para las reuniones bilaterales. No le vale cualquiera,  y selecciona para cada una de las reuniones los contenidos que pueden dividir. Cuando cree que los tiene a tiro a los más cómodos (o los menos exigentes), los caza.

 

Así cayó el SME y así ha caído el SATSE. El primero de los Acuerdos, el del SME, es un acuerdo en toda regla de modelo sanitario en el que lo determinante es la apuesta por la privatización paulatina de la sanidad; privatización en la que coinciden el sindicato en cuestión y el propio Consejero, Sr. Inclán. EL segundo, al que se han incorporado el SATSE.... no llega a tanto, pero sí tiene una característica importante: de lo substancial del acuerdo con el SME, no se cambia nada. El segundo de los Acuerdos es la consecuencia de un tremendo malestar, no calculado por el Gobierno, y que había que apaciguarlo de alguna manera: poniendo un poco de dinero. Total dinero, lo que se dice dinero, este Gobierno tiene un montón que no gasta.

 

En todo caso hay que decir es que ha sido la movilización la que les ha obligado a modificar el contenido del decreto impuesto en diciembre. Pero han decidido hacerlo a través de sindicatos corporativos, con el objeto de romper dinámicas reivindicativas que tienen que ver con las condiciones de trabajo y  con la defensa la sanidad pública. La visión del mundo sanitario que tiene el actual Gobierno es esencialmente corporativa y sus intereses están colocados en el desarrollo creciente de la sanidad privada. Basta observar cómo, hace muy pocos días, el Lehendakari y el propio Consejero de sanidad ponían la primera piedra de una clínica privada en Bizkaia. ¿Confusión de papeles? Sí. Confusión de papeles para defender desde el Gobierno intereses privados. ¿Quién defiende mejor los intereses privados que aquel que teniendo la obligación de invertir en lo público, no lo hace y de esa manera prepara el camino para que gane lo privado?

 

Es la misma actitud que ha adoptado  en el conflicto laboral. Osakidetza no ha querido defender, a través de la negociación colectiva, el sistema sanitario público. Así, con la extensión del pago de los 10.600 euros /año a todos los médicos, trabajen o no en lo privado y sin ningún mecanismo de control horario o de actividad ¿Qué mensaje envía Osakidetza a los médicos de la sanidad? Que si no tienen consulta privada que la pongan ya. ¿Por qué? Porque en función de la decisión de no invertir ni gestionar públicamente las oportunidades de negocio privado crecen. La sanidad de la CAPV recibe el %  sobre PIB más bajo de toda la UE. Socialmente inaceptable.

 

Además, y en ese mismo sentido privatizador, el mismo Acuerdo extiende a la Atención Primaria lo que se conoce como Autoconcertación. ¿Qué es eso? Un pozo sin fondo en el que, sin gestión alguna por parte de la autoridades sanitarias respecto de las actividades en horario normal de trabajo –los horarios no se controlan en muchos centros tras 20 años de transferencia- se posibilita cobrar “por acto” a las tardes. Que exista lista de espera y que ésta sea cada vez más grande resulta rentable económicamente para aquellas personas a las que se les ofrece “autoconcertar”. Una perversión. Una autoconcertación que, además, genera trabajo para el conjunto de trabajadores-as pero de la cual sólo quienes realizan el “acto” concreto (operación, consulta...) resultan gratificados. Respecto del número de horas extras y de los montantes económicos que perciben se da el más absoluto de los silencios. Opacidad total; como si el dinero que gestionan fuese suyo.

 

Otra perla. La que se conoce como Carrera Profesional. ELA, ha defendido que era mejor una Valoración de Puestos de Trabajo realizada con participación sindical y que estableciese con criterios objetivos los niveles salariales. Osakidetza ha preferido un sistema en el que la decisión sobre la valoración personal tiene unas grandes dosis de arbitrariedad. Unas valoraciones, en las que cada responsable de unidad “puntúa” de tal manera, que sus criterios pueden no tener nada que ver con lo que se valora en la planta de arriba o la de al lado. Resultado: agravios, enfados, puesta en tela de juicio de muchos responsables de unidad -que no están preparados para ese menester- y, muy importante, una voladura controlada del trabajo en los equipos. ¿Acaso el diseño de Carrera busca eso?

 

Volviendo a la táctica del francotirador: sabedora de que un sindicato de clase se resistirá siempre a entrar a un acuerdo que no guarda ningún equilibrio entre los distintos colectivos y categorías, su opción ha sido la corporativa. Eso no significa que nuestro sindicato no defienda a los y las trabajadoras de esos colectivos; muy al contrario, los defiende pero nunca negará el derecho a ningún otro. Eso significa, en lo concreto, que las soluciones tienen que ser “generalizables”, tienen que dar solución a todos y todas. No puede aceptarse el “todo para mí” viendo a mi lado como otros compañeros están mal. En estos dos Acuerdos, Osakidetza ha alterado unilateralmente la tabla retributiva en beneficio de unos colectivos (Falcultativos y Enfermaría) y, claro está, en detrimento de otros. No va ser ELA quien diga que incrementar esas retribuciones no sea bueno para los afectados. Pero ELA sí va a decir –y muy alto, mediante la movilización- que lo que no es generalizable no es bueno. Que recurrir a los parcheos, como hace el Gobierno, no soluciona los problemas de fondo y que ante nuestra solicitud de ofertas y acuerdos equilibrados Osakidetza ha optado por lo contrario.

Quedan muchas cosas por resolver: el equilibrio en las tablas, un desarrollo profesional que sirva para motivar y no sea un frustrante premio a l antigüedad, estabilidad para los eventuales e incremento de plantilla de modo que la redistribución de las cargas de trabajo sea efectiva, el contrato de relevo para todos, una apuesta real por la euskaldunización, mecanismos de control de los recursos y de la actividad que hagan de la nuestra una buena sanidad pública.

 

El tiempo dirá quien tiene razón. Sólo esperamos que no sea demasiado tarde para la sanidad pública. 

 

 

NERE URRESTARAZU

Responsable de Osakidetza