Ardor guerrero (Testua gaztelaniaz)

2003/09/22

En Madrid han inaugurado el "Año Judicial". Y lo han hecho con un mitin, del PP, para ser más preciso. Obvio el discurso del fiscal general, secuaz notorio y entusiasta del gobierno que le nombró, para reparar en el del presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Francisco José Hernando.

A Hernando, aunque de forma menos directa, también le ha puesto el gobierno, y se nota. Vaya si se nota. En su discurso Hernando se situó en las antípodas de la neutralidad política a la que se debería el representante del po-der judicial en un estado de derecho, para hacer suya -y del poder judicial- la concepción del estado impuesta por la ultraderecha encarnada en el PP. Y desde ahí, el presidente del TS y del CGPJ descalificó y amenazó al conjunto de los abertzales, reconvino a quienes coquetean con otra idea de estado y exigió a los jueces que compartan el ardor guerrero que inflama su pecho.

Para Herrero la Constitución, dentro de la cual "hemos tenido cabida y desarrollo todos los hombres y mujeres de paz de nuestro país durante 25 años" es intocable y no sólo está "cada vez más injustificado" el cuestionar el status quo constitucional, sino que cabe pensar que quienes lo hacen no son gente "de paz".
Iniciativas como la del lehendakari son para Hernando "puro poder de hecho", sin legitimidad alguna, "aunque formalmente pudieran revestirse con el ropaje de propuestas de apariencia democrática".

En conclusión, para la máxima representación del poder judicial, fuera de la España Una, Grande y Libre no hay salvación democrática, no hay razón ni legitimidad, ni voluntad popular que merezca ser tenida en cuenta. Es la expresión del "estado de derecho" como cepo con que el poder inmoviliza cualquier voluntad de cambio.

El hosco y amenazante discurso del presidente del TS y del CGPJ fue, en definitiva, mucho más arenga de cruzado que mensaje de hombre del derecho, de hombre de paz. Por mucho fru-frú de togas que le rodeara.

GK