Asperos como la realidad (Astekaria 161, iritzia)

2005/05/29

Corren tiempos difíciles para la clase trabajadora. El capital acapara riqueza y poder en todo el mundo, acrecienta las desigualdades y relega a capas cada vez más amplias de la población a unas condiciones de vida manifiestamente insuficientes. Este avance de la desigualdad alcanza a los países incluidos en el "modelo social europeo" y a los que, como el nuestro, se han encontrado con que empezaban las vacas flacas justo cuando parecía que, por fin, les tocaba acceder de pleno derecho a ese modelo social.

Las primeras víctimas de esta ofensiva son los colectivos menos protegidos. En el ámbito de las relación de trabajo, las personas que de una u otra forma padecen la precariedad. Precario, por cierto, equivale según el diccionario, a "de poca estabilidad, inseguro, fugaz"; o, también, "que se posee sin título, sin derecho, por tolerancia o inadvertencia del dueño"; situación de inestabilidad, inseguridad y carencia de derechos que padecen cada vez más personas, sobre todo jóvenes, mujeres, inmigrantes...

Esta realidad interpela vivamente al movimiento sindical y no creo que haya organización que sea indiferente a ella. Otra cosa es el formato de respuesta que adopte cada sindicato.

Hay sindicatos, algunos en nuestro propio ámbito, que optan por el "diálogo social". Este formato acepta la precariedad como algo estructural y la legitima; a cambio permite a esos sindicatos negociar algún fleco y mantener un estatus de interlocutoriedad relativamente confortable.

ELA se ha impuesto el formato contrario, ofensivo, que revisa los presupuestos en los que se basa la precariedad, que organiza a los trabajadores y trabajadoras estables y precarios para mejorar la relación de fuerzas, y plantea la lucha para cambiar sustancialmente la situación de las personas afectadas. Sindicalismo a contracorriente, áspero como la propia realidad. Pero, ¿es que cabe un sindicalismo confortable en medio del embate a que se está sometiendo a la clase trabajadora?

Pienso que la opción por uno u otro modelo marca la divisoria entre sindicatos, aunque en nuestro país no falten quienes, por interés o comodidad, sigan repitiendo el tópico de las diferencias políticas.

HI