NEOLIBERALOTES (Astekaria 118)

2003/11/12

Ha sido noticia en los últimos días la sentencia de la Audiencia de Barcelona que ha eximido de responsabilidad al empresario y al arquitecto de obra en el accidente laboral que dejó tetrapléjico a un albañil. La Sentencia, además, revoca la indemnización de 381.548 euros que el Juzgado de lo Penal había reconocido a favor del albañil accidentado. Si grave es la sentencia de la Audiencia catalana, no lo es menos el argumento con el que el presidente de sala y magistrado ponente, Pedro Martín, la ha justificado: Desde el momento en que el trabajador aceptó la realización del trabajo se puso en situación de peligro. En consecuencia, Enrique Pociños, el obrero de la construcción en cuestión, habría aceptado libremente poner su vida en peligro sin que su patrono tuviera influencia ni responsabilidad alguna en tal decisión.

El fallo de la Audiencia es a todas luces un disparate, sobre todo, cuando la Inspección de Trabajo y la propia sentencia reconocen que la empresa incumplió las normas más elementales en materia de seguridad laboral en la construcción. Pero no se puede negar al razonamiento judicial sintonía con la corriente neoliberal que se está imponiendo también en el mundo de las relaciones laborales y el derecho del trabajo.

La libertad, fundamentalmente la económica, es el eje de la doctrina neoliberal. Esta libertad va ligada, en teoría, a la igualdad: libertad entre iguales. Lo que ocurre es que cuando la igualdad jurídica no es igualdad real la libertad jurídica deja también de ser libertad real. Lo ha explicado muy bien, desde su silla de ruedas, Enrique Pociños: Si le hubiera dicho a mi jefe que no hacía el trabajo porque las medidas de seguridad no eran las adecuadas me habría despedido al instante. Y yo tengo una familia que mantener.

Es algo que los neoliberalotes de la Audiencia catalana no han querido ver: que tras la pantalla de teórica libertad de contratación entre los teóricamente iguales se oculta una situación de radical desigualdad y, por tanto, de falta de libertad. En definitiva, que no hay peor enemigo de la seguridad en el trabajo que la inseguridad en el empleo.

G.K.