Regalos envenenados (Astekaria 162, iritzia)

2005/06/06

En una reciente entrevista el secretario general de UGT, Cándido Méndez, reclama un "mecanismo general, basado en datos objetivos, de apoyo económico permanente a las centrales, en tanto en cuanto los convenios tienen eficacia general y son una labor sindical que ampara al conjunto de los trabajadores". A preguntas del periodista Méndez confirma que un canon por negociación colectiva podría ser una alternativa.

El canon, recuerdo, fue una iniciativa que la UGT pretendió implantar en la primera mitad de los ochenta, en plena luna de miel con el gobierno de Felipe González. El tema se constituyó en uno de los puntos más controvertidos de la Ley Orgánica de Libertad Sindical. Al final el Tribunal Constitucional aplicó tal cúmulo de matices al canon que lo hizo poco útil para la finalidad recaudatoria para la que se había concebido.

El relativo fracaso de la iniciativa no les hizo, al parecer, desechar la idea y en la nueva luna de miel que viven con Rodríguez Zapatero, urden nuevas reformas legales que les garanticen un adecuado resultado económico. La oposición de ELA a esta figura se sustenta en dos razones básicas. La primera, que el canon fortalece la posición de la patronal en la negociación. En efecto, al tener que establecerse aquél en convenio, la patronal tiene capacidad de decidir si hay canon, o no, y su cuantía, condiciones y forma de cobro. Es evidente, por otra parte, que el solapamiento de la negociación del beneficio económico del negociador con la de los contenidos que afectan al colectivo representado distorsiona la negociación y arroja sombras de sospecha sobre el acuerdo.

La segunda razón del rechazo es que mediante figuras como el canon de negociación, comisiones derivadas de convenios, gestión de negociados parapúblicos, etc., el sindicato obtiene una financiación fácil, pero pasa a depender cada vez más de las entidades que proveen dicha financiación y cada vez menos de su propia base afiliativa. Son hilos que entretejen una red de dependencia en la que el sindicato queda atrapado y de la que le es muy difícil zafarse.

Regalos envenenados, en definitiva.

HI