Signos (Astekaria 164, iritzia)
Durante el último año ha tomado cuerpo en la sociedad y entre las fuerzas políticas representativas (salvo el PP) la convicción de que éste puede ser un tiempo propicio para la pacificación y normalización. Son ya dos años sin atentados mortales; las Cortes españolas han aprobado una resolución que abre la puerta a un final dialogado de la actividad armada; la izquierda abertzale ha realizado una propuesta de resolución del conflicto; ETA ha decidido no atentar contra cargos electos... Estos y otros hechos, unidos al rechazo en las Cortes de la propuesta de nuevo estatuto, explican la expectación que había generado el discurso de investidura de Ibarretxe.
En relación con la normalización, el lehendakari planteó una metodología para abordar el conflicto, a través de un diálogo que aborde cuestiones como el reconocimiento del pueblo vasco como sujeto político, el derecho a decidir, la territorialidad, la relación con el estado, etc. Estas cuestiones, dijo, son "mimbres" ya presentes en la propuesta de nuevo estatuto aprobada en diciembre en el Parlamento. El tripartito propone la puesta en marcha de un grupo formado por personas designadas por todas las fuerzas políticas para que a final de año presenten una propuesta consensuada sobre metodología, objetivos, contenidos, composición y procedimiento para la toma de decisiones de una Mesa de Diálogo Político. E Ibarretxe señaló, finalmente, que "la consulta democrática a la sociedad vasca es el punto en que culminan todas las hojas de ruta de la inmensa mayoría de los partidos políticos".
Todas las cuestiones (de variado carácter) contenidas en el pacto del tripartito deberán ser analizadas por ELA en próximas fechas. Sin embargo, creo poder afirmar que esta parte dedicada a la normalización suma en la lista de hechos y signos esperanzadores apuntados más arriba. Con todo, la experiencia en relación con la propuesta de nuevo estatuto, nos advierte también de peligros que deben evitarse en esta fase, como pueden ser la disputa, por otro lado legítima, de los espacios políticos, o no conceder valor a demandas presentes en la sociedad. Por ello, el respeto que merecen los diseños que pacten quienes deben abordar los diálogos resolutivos no están reñidos, ni mucho menos, con el seguimiento y la valoración que nuestro sindicato irá haciendo de este proceso.
X.ANZA