Sin-Vergüenza

2005/10/16

No damos crédito, nos recorre un escalofrío por todo el cuerpo, y hasta se nos pone la piel de gallina cada vez que vemos, oímos o leemos a través de los medios de comunicación los informes e imágenes sobre el drama humanitario de muchas personas en África, que intentan pasar las fronteras por tierra o mar, en busca de unas mejores condiciones de vida para ellos mismos y sus familias.

Es verdad nos escandalizamos, incluso hay gente que se santigua sobre esta realidad. Se critica a otros países, de que este sí, de que este no respeta los derechos de los inmigrantes, pero al día siguiente aparecen nuevos titulares y se borra de la mente la tragedia de estas personas.

Sin embargo, lo que nos motiva a reflexionar y escribir esta nota, no son sólo estos hechos, sino el que una sociedad que se ufana de ser gentes muy humanas, con una bondad desbordante, solidaria, en muchas ocasiones sea tan egoísta y acomodada. Aquí retomo este texto de Jean-Jaques Rousseau: ¿Hay pues que dejarse llevar por la corriente y aceptar el hecho consumado de la dislocación social, jugar sin escrúpulos el juego del interés y de la mascarada mundana ? porque después de hechos tan graves seguimos nuestra vida sin pena ni gloria.

- ¡A no, ese no soy yo!- dirá mucha gente y así nos escaqueamos y quedamos bien, -la culpa de esta situación es de quienes gobernan, ellos tienen toda la responsabilidad sobre la injusticia que se comete con estas personas. Son ellos los que me dan vergüenza ajena, porque a pesar de la historia, continúan levantando muros que se fortalecen con las mentes mezquinas de quienes tienen el poder de decidir. A mi me da pena por la gente que arriesga su vida por un futuro mejor, y se les trata como delincuentes poniéndoles esposas en las manos, abandonándoseles en cualquier sitio, en el desierto sin posibilidades de supervivir incluso se les somete a tratos inhumanos.- Esto no es más que un ejemplo de lo que escuchamos todos los días.

Así que mientras estas cosas persistan no podemos quedarnos pasivos, tenemos la obligación y deber de hacer todo aquello que podamos para que todas las personas independientemente de su lugar nacimiento y color de piel tengan una vida digna.

Día a día vamos conociendo nuevos datos y todos ellos son escalofriantes. Sin embargo ante esta situación nos hacemos una pregunta, ¿dónde están las voces de aquellos que decían que el proceso de normalización había sido un éxito? Todo esto que está ocurriendo estos días es un claro ejemplo de que este proceso de normalización para nada ha sido un éxito y que por muchos procesos extraordinarios de normalización que se lleven a cabo,(el último como dato a recordar finalizó el pasado 7 de mayo), nos encontraremos con situaciones tan escalofriantes como éstas. Mientras no se trate a las personas inmigrantes como seres humanos y no se deje de tratarles como mano de obra barata, como factores productivos con el único fin de aumentar los beneficios, estaremos ante horrores como este una y otra vez.

Podemos presionar a los gobiernos con nuestros instrumentos a través de valoraciones críticas, huelgas, reivindicaciones, manifestaciones, concentraciones, pero hasta que no se replanteen las políticas actuales de globalización, y no se ponga fin a las políticas neoliberales que imperan en nuestra sociedad, seguirá habiendo grandes desigualdades entre los paises ricos y pobres, de modo que la gente de estos países empobrecidos no tendrá otra opción que seguir viniendo, y ello porque buscan una vida digna.

La hipocresía de los gobiernos, especialmente de los europeos, es total. Queremos cerrar las fronteras, pero en cumbres como la recientemente celebrada en la ONU los discursos vacíos y la ausencia de compromisos concretos para el desarrollo de los países pobres son la norma. Mientras tanto, África se empobrece año a año, pero claro, que se mueran allí. Y dentro de poco, en la cumbre de la Organización Mundial de Comercio (OMC) la Unión Europea volverá a impulsar la agenda neoliberal de la desregulación. Todo esto tiene mucho que ver, o todo, con que millones de personas se vean obligadas a emigrar.

Nuestra preocupación no tiene que ser por el hecho de que vengan, sino el porqué vienen. Toda la sociedad en general estaremos mejor cuando estas personas simplemente vengan a hacer turismo, estudios, etc, ello supondrá que algo ha cambiado. Por ahora seguirán siendo la población inmigrante héroes mitológicos para poder sobrevivir, al tener que abandonar su familia, algunos toda su vida, sus amigos, sus costumbres, su folclore, sus logros y avances profesionales, su geografía, su comida, su alegría, es decir, todo su ser.

Esta meta es compleja y tiene muchos caminos, pero lo más trascendental será dar el primer paso en masa, y para ello necesitamos el acompañamiento y persistencia de toda la sociedad, por tanto mejor empezar hoy mismo.

Emérita Cuellar - Alazne Alonso