“Tenemos que dar un paso más en las movilizaciones; por eso hemos convocado huelga general” #Landeia

08/11/2019
La segunda quincena de enero del 2020 se hará una huelga general en Hego Euskal Herria en defensa de las pensiones públicas, el empleo digno y los derechos sociales. En esta entrevista para la revista #Landeia Mitxel Lakuntza analiza la actual coyuntura sindical, social y política, destacando la importancia de dar un paso más en las movilizaciones.

El 23 de octubre anunciamos la convocatoria de una huelga en enero del 2020. ¿Cuáles son los motivos?

Hace seis años, diversos sindicatos y agentes sociales decidimos crear la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria. Desde entonces hemos desarrollado un montón de iniciativas en defensa de estos derechos. Dentro de esta dinámica movilizadora, siempre nos hemos hecho nuestros los planteamientos del movimiento de pensionistas que desde hace dos años se moviliza semanalmente en defensa de unas pensiones dignas. El movimiento pensionista ha llegado a la conclusión que es imprescindible dar un salto en las movilizaciones llevadas hasta ahora, y así lo han hecho público.

En ELA, y en la Carta de los Derechos Sociales de Euskal Herria, estamos de acuerdo con este planteamiento. Por eso hemos acordado un calendario de movilizaciones muy potente para los próximos meses.

El punto fuerte de ese calendario es una huelga general. ¿Cuándo?

La fecha está por concretar, pero será en enero del 2020, en la segunda quincena. Pero antes queremos impulsar diversas iniciativas como movilizaciones en el Parlamento Vasco, manifestaciones o actos que todavía están por definir y pronto se harán públicas.

En enero, pero de hace 9 años, en 2011, también convocamos una huelga contra el saque del sistema público de pensiones.

El tema de las pensiones será uno de los ejes centrales de la huelga, pero no el único. Nos une un triple convencimiento: es evidente que la lucha por las pensiones, las presentes y las futuras, nos incumben a todos y todas. Pero unidos a este tema, hay otros dos que están directamente relacionados y que también tienen que estar en el centro de nuestra agenda reivindicativa. Me estoy refiriendo al empleo –es evidente la precarización del empleo esta última década– y a los derechos sociales, cada vez más escasos y que condenan a miles de personas a la pobreza. Por eso, en enero del 2020 nos plantaremos en defensa de unas pensiones dignas, de un empleo de calidad y de unos servicios sociales dignos.

Es evidente que una huelga general es un reto enorme para el sindicato, pero la convocatoria de enero no es la única huelga que tenemos abierta.

Vivimos un momento de mucha conflictividad y acción sindical. Esto supone que en estos momentos haya muchas huelgas en marcha. Han pasado más de 10 años desde que comenzó la anterior crisis y de las reformas que se hicieron bajo ese pretexto. Siempre dijimos que esas reformas habían venido para quedarse.

Ahora que estamos en un momento de crecimiento económico creo que las y los trabajadores son conscientes de todo aquello que nos han robado o nos han intentado arrebatar. A esto hay que sumarle otro elemento: la posición de la patronal. Sigue actuando con una enorme cerrazón, tratando de impedir que el crecimiento de la economía sirva para mejorar nuestras condiciones laborales. La patronal se agarra como un clavo ardiendo a una ley como es la reforma laboral que le permite seguir condicionando la negociación colectiva de arriba abajo.

El mensaje que venimos dando desde 2010 y 2012, que es cuando se aprobaron aquellas reformas, es que solo se iban a mejorar las condiciones laborales si nos organizábamos en los centros de trabajo. Esta consigna la tenemos muy presente. En aquellos sitios donde hemos conseguido mejor organización y desarrollar diferentes conflictos por medio de la huelga se han conseguido logros que de otra manera serían imposibles.

Esto es lo que hemos aprendido de años de recortes y de bloqueo de la negociación colectiva, algo que todavía afecta a la mitad de las y los trabajadores; el 50% siguen con los convenios bloqueados. Ese crecimiento de la economía y esa posición patronal explican el incremento de la conflictividad. La mejora coyuntural que se está dando en los salarios solo se explica por el hecho de que aquí hay un sindicalismo que apuesta por organizar a la gente y tiene una clara vocación de confrontación. Y ese sindicato mayoritario, ELA, ha salido reforzado el último periodo electoral logrando sus mejores porcentajes históricos de representación. Estos datos respaldan nuestro modelo sindical.

Denuncias un incremento de la precariedad. ¿Cómo se le hace frente?

La lucha contra la precariedad es el eje estratégico de nuestra acción sindical. Nuestro reto es hacer visible esa precariedad. Acabamos de denunciar el Convenio de Hostelería de Gipuzkoa. Es un convenio que se puede poner como ejemplo: bloqueado durante 10 años, las nuevas contrataciones cobrando prácticamente el Salario Mínimo Interprofesional, pérdida de salarios del 10%, horas extras que no se pagan…Y como este convenio otros muchos.

Nuestro trabajo comienza por denunciar y contar una realidad que nada tiene que ver con la que nos vende el poder político y la mayoría de los medios de comunicación, convertidos en altavoz de esos poderes. Lo primero que tenemos que hacer es visibilizar y socializar la realidad diaria que vive la inmensa mayoría de la población; convertirnos en el altavoz de la calle y de la clase trabajadora. Una realidad, además, que se ve refrendada por los propios informes oficiales sobre la pobreza o los salarios. Esa realidad de pobreza y salarios bajos no se puede esconder. Otra cosa es que algunos estén jugando a vendernos un oasis que cada vez más es un espejismo.

Asistimos a un aumento de la conflictividad laboral y también a un aumento de la duración de los conflictos...

Cuando denunciamos la precariedad, me da igual que sea en el caso que mencionaba de la Hostelería, de las Residencias de Gipuzkoa o del Metal de Bizkaia, en el fondo hay unos elementos estratégicos que la patronal se niega a tocar. Por esa razón bloquea los convenios, y por esa isma razón, las luchas son tan difíciles y tan largas.

Cuando tocamos elementos como la subcontratación, la subrogación o la eventualidad, las costuras de esos convenios saltan. La patronal nos lleva a huelgas y conflictos más largos porque tocamos claves que sirven para mejorar nuestras condiciones laborales y de vida pero que no están dispuestos a ceder.

Si adoptásemos una estrategia de firmar lo primero que nos ponen encima de la mesa, sin discutir los elementos de fondo que realmente cambian las condiciones laborales, seguramente tendríamos muchos más convenios firmados. Eso sí, serían malos convenios que no repercutirían en las condiciones de la gente.

Para firmar un convenio solo se necesita un bolígrafo.

Así es. Lo que pasa es que nuestra actividad sindical no va relacionada con tener un bolígrafo para firmar cualquier cosa, sino por algo mucho más difícil: estar mucho con la gente, organizarla, trabajar la afiliación…

¿ELA está preparada para esos conflictos tan largos y duros?

La realidad evidencia que sí. Tenemos muchos ejemplos que lo corroboran. Para un sindicato como ELA es muy importante la victoria de Ubik. Hablamos de un ámbito de trabajo donde la plantilla llega a una conclusión: no tendrán un futuro mejor si no se organizan. Y eso han hecho: organizarse y luchar mucho. Al final han logrado un muy buen acuerdo con subidas salariales de hasta el 32% y una considerable reducción de jornada, de 100 horas al año. Esto no hubiera pasado sin una larga huelga con ELA de por medio.

Cuando el conflicto se alarga nos quedamos solos en la lucha...

Las herramientas con las que cuenta un sindicato marcan la estrategia. Esa es la diferencia entre ELA y los demás. No es ningún secreto, pero cuando se dispone de Caja de Resistencia se pueden hacer cosas que de otra manera no se podrían hacer. Esto es así, y es una de las diferencias con LAB.

La estrategia, el punto de exigencia o las reivindicaciones que uno va a hacer vienen determinadas por la realidad de tus propios instrumentos de lucha. La Caja de Resistencia es muy importante para ELA. Tan estratégica que hemos decidido subir un 22% las cuantías a percibir para poder afrontar las huelgas con mejores garantías.

Solo si tienes instrumentos de confrontación puedes mantener una estrategia exigente en la negociación colectiva. En algunos convenios este es el problema que tenemos, que algunos sindicatos dan por buenos contenidos que ELA considera que no superan los mínimo exigibles.

La realidad laboral y social que estás contando poco o nada tiene que ver con la realidad que nos quieren imponer. ¿Estamos ante una lucha de relatos?

Nuestro día a día es de personas que vienen al sindicato con un contrato de 30 horas semanales pero que trabajan 60 y se les paga 40. No podemos acostumbrarnos a esta normalidad; no nos podemos acostumbrar a las injusticias. Nosotros mostramos la realidad que conocemos, y esa realidad nos dice que cada vez hay más gente que vive en una Euskal Herria precaria, tanto laboral como social.

Tenemos muchos ejemplos: Anoeta. Se está terminando, y la gente dice:‘¡Qué bien ha quedado!’

De acuerdo, pero ¿a qué precio? Se ha construido con la explotación de cientos de trabajadores inmigrantes a quienes se adeuda 4,5 millones de euros. Y esto sirve para las grandes obras públicas, con escándalos como los del Metro de Donostia, donde hemos detectado jornadas de hasta 16 horas diarias. Estamos ante casos muy visibles de precariedad. Lo que tenemos que hacer es visibilizarlos. Nuestro reto es organizar a toda esta gente que está en este tipo de situaciones.

La herramienta más importante que tiene un sindicato para lograr un reparto de la riqueza más justo es la negociación colectiva. ¿Cómo debemos afrontarla?

Las tablas de salarios que publica la Hacienda de Gipuzkoa confirman que durante la última década los salarios en ese territorio han perdido un 10% de poder adquisitivo. Son datos de Gipuzkoa, porque su Hacienda es la única de Hego Euskal Herria que publica estos datos gracias a la presión de ELA. Sin embargo, esta realidad la podemos extrapolar al resto de herrialdes. Pero lo más preocupante es que quienes más poder adquisitivo han perdido son los salarios más bajos. Si dividiéramos los salarios en tres partes según su cuantía sería el tercio con salarios más bajos donde se concentra esta pérdida. Éste es el mejor ejemplo que demuestra como se está ahondando en la precarización del mundo del trabajo.

 

"La sentencia de Cataluña busca venganza, no justicia"

El 14 de octubre conocimos la sentencia contra los políticos y activistas sociales de Cataluña. ¿Qué lectura haces?

El objetivo del Estado es acabar mediante la represión con la mayor expresión de republicanismo y democracia desde el 1978, encarcelando a sus líderes desde el primer momento bajo una acusación inconsistente. Fue el Rey de España quien comenzó a escribir la sentencia el 3 de octubre de 2017, ordenando a los aparatos del estado a defender la Constitución. Una vez más ha quedado claro que no hay separación de poderes en España. Como se ha visto en Altsasu estamos ante una sentencia política que busca venganza y no justicia.

La condena por sedición va contra los derechos fundamentales. Estamos ante penas injustificables en todos sus casos. Es inadmisible condenar a largos años de cárcel por organizar manifestaciones. Quieren acallar y criminalizar cualquier tipo de protesta. La única actitud que tiene España es la negación y la represión como única propuesta política.

Dicho esto, creo que es imprescindible reconocer la actitud de los diferentes agentes e instituciones de Cataluña. Pese a la represión se han mantenido firmes en sus posiciones: la solución política se basa en el diálogo y el derecho a decidir. Por cierto, justo lo contrario de lo que pasa en nuestro país, donde, a diferencia de en Cataluña, no se sostiene el pulso político.

Y mientras tanto, el 10 de noviembre se volverán a repetir las elecciones en el Estado Español…

El PSOE ganó las elecciones el 28 de abril. Para el 29 de abril la derogación de la reforma laboral ya había caído de sus reivindicaciones. Y lo mismo digo de la reforma de pensiones o de la negociación colectiva. El problema no es que no haya salido un gobierno, el problema es que hay un partido como el PSOE que no quiere afrontar una agenda progresista, que no quiere derogar lo que hizo la derecha. En las negociaciones para formar gobierno se ha visto al PSOE de las reformas del 135, de la reforma laboral de Zapatero, el de la reforma de la negociación colectiva…

Se están haciendo unos discursos sobre los egos, sobre la responsabilidad compartida y este tipo de cuestiones. Sin embargo, más allá de lo que haya habido en esas negociaciones, que habrá habido de todo, ha primado la posición del PSOE de no afrontar una agenda social. Está muy claro que el PSOE está buscando ir a un gobierno que consolide las políticas que se han hecho hasta ahora, sin que tengan ningún interés de cambios o alternativas. Las únicas reformas que vendrán de la mano del PSOE serán, como las que han hecho hasta ahora, regresivas. En este sentido, la patronal ha hablado y ha dejado muy claro cuál es su apuesta.

Dicho esto, creo que hay que destacar también un factor que ayuda a entender la actitud del PSOE. Es el partido político que más dinero debe a la banca en todo el Estado. Tal vez esto explique muchas cosas.

Los últimos meses hemos hecho un gran trabajo para que se derogara la reforma de la negociación colectiva, para defender algo vital para ELA y que hasta ahora ha sido así: que nuestros convenios los podamos negociar aquí. Viendo las 300 medidas que presentó el PSOE para poder lograr un acuerdo de gobierno me temo que el PSOE no va por ahí.

Ha pasado medio año desde que fuiste elegido secretario general. ¿Ha habido alguna llamada del máximo responsable institucional de la CAPV, el lehendakari Urkullu, para hablar?

Últimamente Iñigo Urkullu se ha reunido con el Papa y con la patronal. Para el Lehendakari no estamos en ese nivel. Me parece bien, pero le guste o no somos el primer sindicato, y doblamos al segundo en representación. Tenemos más de 100.000 personas afiliadas y una representación electoral mucho mayor que la que tiene su partido en el ámbito institucional. No digo que si no tuviéramos una representación tan alta –más del 41%– no se tendría que reunir con nosotros, pero es difícil argumentar desde el punto de vista democrático que ni siquiera se le abra la puerta para hablar al principal sindicato de este país.

¿Por qué no quiere reunirse con ELA?

No lo sé, pero en democracia no debería ser normal que ni siquiera escuche al sindicato más representativo, salvo que te sientes en una mesa trucada como la que ha puesto para el llamado diálogo social; una mesa a la que solo acude el 28% de la representación sindical –CCOO y UGT–, donde no se hablan de los problemas reales de la clase trabajadora y donde lo mejor que te puede pasar es que te caiga algo de dinero público por acudir.

Este gobierno tiene una posición muy anti-sindical. Pero va mucho más allá: tiene una posición muy anti-colectivista. Le molestan todas aquellas organizaciones y reivindicaciones colectivas. Es una manera de hacernos pagar que hablemos claro. A nosotros esto no nos va a condicionar; vamos a seguir hablando claro y diciendo las cosas tal y como las sentimos.

Dices que ELA va a seguir hablando claro. ¿Sobre qué temas?

Sobre muchos. Por ejemplo, queremos hablar y que se hable de que aquí la pobreza se está extendiendo. Hay un informe que durante meses ha estado ocultando el Gobierno Vasco que revela que tenemos la tasa de pobreza más alta desde 1986. Y esto no lo dice ELA, lo dicen las propias fuentes del Gobierno Vasco.

Nos indigna que este tema no tenga la centralidad política que merece. Creemos que es un tema gravísimo, que la izquierda política debería recoger y hacer con él bandera de confrontación. Y la administración tiene gran responsabilidad. El Gobierno Vasco está permitiendo que la pobreza crezca.

¿De qué manera?

En muchos ámbitos en los que la responsabilidad de la administración es directa hay conflictos laborales abiertos. Hablamos de Enseñanza, de Osakidetza... En Osakidetza, por ejemplo, hay una dinámica de movilizaciones y huelgas en Atención Primaria, donde están ahuyentando a los médicos. No es que no haya médicos para Atención Primaria, sino que las condiciones son tan precarias que han conseguido que los médicos no quiera trabajar ahí. Y esto pasa porque no se ponen ni los recursos y ni la planificación adecuadas para revertir la situación.

Ahora han presentado una OPE donde salen alrededor de 180 plazas de las 800 eventuales que hay. Nosotros queremos hablar de este tipo de cosas. Los mayores porcentajes de eventualidad en la administración pública en el Estado son en la CAPV y en Navarra. Hay una evidente apuesta en estas administraciones por la eventualidad y por no consolidar el empleo, algo que da una categoría y un nivel a lo que son los servicios públicos. Es inadmisible que en Irakaskuntza haya tasas del 40% de interinidad.

Además hay una intencionalidad de cercenar derechos. Lo que está sucediendo con la sentencia ganada por ELA en torno a la carrera profesional de Osakidetza es muy elocuente. El Gobierno Vasco adeuda 130 millones de euros a miles de personas, y al ver que no pagaban nos hemos tenido que movilizar para que se ejecute la sentencia. Ahora dicen que pagarán en octubre, pero está por ver. O en Justicia, donde deben 15 millones a parte de la plantilla. Además de recortar derechos, el Gobierno Vasco es muy mal pagador.