MANIFIESTO DE BARCELONA
ELA, CIG e Intersindical catalana abogan por unir fuerzas en el sindicalismo de confrontación para avanzar en derechos sociales y nacionales

Asimismo, ELA, CIG e Intersindical alertan sobre “el avance de ideologías de extrema derecha a nivel global, que además de amenazar los derechos de los y las trabajadoras, promueven una agenda bélica que perpetúa la explotación y control geopolítico de los pueblos”. Las tres organizaciones coinciden en denunciar “un sesgo ideológico en los poderes del Estado, especialmente en la judicatura, las fuerzas de seguridad y una parte importante de los medios de comunicación, que defienden un sistema unitario y uniforme que niega la realidad plurinacional del Estado y el derecho de autodeterminación”.
Mitxel Lakuntza, por su parte, subrayó que “el debate de la reducción de jornada en Madrid ha evidenciado una vez más el fracaso y la farsa del mal llamado diálogo social. El veto y el poder que UGT y CCOO otorgan a la patronal hace inviable cualquier mejora de entidad para la clase trabajadora”. En este sentido, el secretario general de ELA ha emplazado a estos dos sindicatos a realizar “una reflexión honesta para reconocer que esas mesas son una via muerta para el sindicalismo”. Por otro lado ha exigido al gobierno de Sanchez y a los partidos de izquierda y soberanistas que impulsen “una ley para que en los diferentes territorios se puedan establecer marcos competenciales para fijar, por ejemplo, la jornada y el salario minimo. En definitiva -concluyó-, el dialogo social y la centralización en materia laboral empeoran las consecuencias laborales de la clase trabajadora en nuestros países”.
Por otro lado, y dentro de un documento más extenso, adquieren especial importancia los compromisos que Mitxel Lakuntza, Paulo Carril y Sergi Perelló han adoptado hoy en Barcelona:
1. Defensa de las condiciones de vida y trabajo de la clase trabajadora: Nos comprometemos a situar la mejora de las condiciones laborales en el centro de la estrategia del sindicalismo nacional y de clase de nuestros países. Consideramos que la defensa de unas condiciones de vida y trabajo dignas es una herramienta clave para combatir el auge del fascismo y del odio. Solo así, a través de un sindicalismo que confronte la explotación y la precarización laboral, podremos garantizar una sociedad más justa y democrática. Por ello, rechazamos las reformas laborales que perpetúan la explotación, los recortes en pensiones y las políticas de recortes como única salida a la crisis. Apostamos por un reparto justo de la riqueza, salarios dignos, reducción de la jornada laboral y un sistema público de cuidados.
2. Derechos lingüísticos en el trabajo: Lucharemos para que se respeten y promuevan los derechos lingüísticos de los trabajadores y trabajadoras en sus centros de trabajo. Queremos vivir y trabajar con los mismos derechos lingüísticos que cualquier otra comunidad lingüística; con el pleno reconocimiento de nuestras lenguas (gallego, catalán y euskera) como lenguas de vida y de trabajo. Los derechos lingüísticos también son derechos laborales y son fundamentales para nuestra identidad cultural y nacional.
3. Autodeterminación y marcos propios de protección social y laboral: Como sindicatos soberanistas, reafirmamos nuestra defensa del derecho de autodeterminación de nuestros pueblos. Los marcos políticos y jurídicos impuestos por el Estado español son un obstáculo para desarrollar políticas laborales y sociales que respondan a nuestras necesidades y aspiraciones. Defendemos el establecimiento de marcos propios de relaciones laborales y protección social, así como la obtención de competencias plenas en trabajo, empleo y políticas sociales, para adaptar nuestras legislaciones a nuestras realidades.
4. Fortalecimiento del sindicalismo de transformación y rechazo al denominado “diálogo social”: Rechazamos el “diálogo social” como un instrumento de contención para la clase trabajadora, que ha servido a los intereses de las élites económicas y políticas en perjuicio de los derechos laborales. Este mecanismo se ha convertido en una herramienta de legitimación de las políticas neoliberales y de desmovilización de los sectores más combativos. Defendemos un sindicalismo de confrontación, comprometido con la movilización y la lucha, y que no acepte los límites impuestos por las élites.
5. Unidad de acción sindical: Profundizaremos en la colaboración entre los sindicatos nacionales y de clase, siempre respetando nuestra independencia orgánica. Queremos fortalecernos mutuamente para enfrentar conjuntamente los retos de un contexto de crisis múltiple —económica, social y ecológica—, y avanzar hacia un mundo más justo socialmente, donde todos los pueblos sean reconocidos en pie de igualdad”.