industria armamentística
ELA considera intolerable el apoyo del vicelehendakari Mikel Torres al sector

El vicelehendakari del Gobierno Vasco ha manifestado que no hay que tener miedo a la industria armamentística y que el Gobierno Vasco no puede mirar hacia otro lado ante una oportunidad de negocio así. ELA cree que es muy grave este tipo de discursos que normalizan una estrategia belicista que está en auge, así como que los gobiernos se implique en sectores industriales que en numerosas ocasiones no respetan los derechos humanos.
“La ola reaccionaria actual, amplificada por el fenómeno Trump, no es ajena a nuestro país. La exigencia de mayor gasto militar que promueven la OTAN (un 2% del PIB de cada país miembro) y la administración Trump (pide que se aumente al 5% del PIB) ha sido vista por la patronal vasca como una oportunidad de negocio”, lamenta ELA. En ese sentido, el lobby empresarial Zedarriak planteó que la industria militar suponía una oportunidad para las empresas vascas. En esta ocasión, el vicelehendakari Torres ha apoyado esta visión y sitúa al Gobierno Vasco como un defensor activo de la industria militar.
Además, añade ELA, esto sucede en medio de un proceso de desindustrialización que considera grave, donde el papel del Gobierno Vasco en las empresas en crisis está siendo más que cuestionable. Pone como ejemplo el caso de Guardian Glass de Laudio. “Mientras ha dicho buscar terceros inversores y respaldar a la plantilla, ha apoyado y supervisado el apagado del horno, abocando así a la empresa a su cierre. Y al mismo tiempo, el Gobierno de Pradales dice que se debe apoyar el sector de la defensa”.
El sindicato considera que el futuro industrial de nuestro país debería eliminar paulatinamente la producción con fines armamentísticos en vez de potenciar el sector. Asimismo, considera que las empresas que a día de hoy se dedican a ello deberían informar sobre a qué países exportan y con qué fines.
ELA recuerda que uno de los mayores retos actuales es la transición ecológica y social de la economía. Y en ese proceso, añade, las administraciones públicas deben tener un papel central, rechazando cualquier apoyo al sector armamentístico.