ELA rechaza una Europa a la Bolkestein
El Consejo de los 25 jefes de estado y gobierno de la UE está reunido estos días en Bruselas para mantener su habitual cumbre de primavera, en la que pretende revisar la fracasada estrategia de crecimiento de Lisboa (decidida en marzo de 2000), que planteaba unos objetivos orientativos "para ser el espacio económico más competitivo y dinámico del mundo, basado en el conocimiento, capaz de lograr un desarrollo económico duradero con más empleos de mejor calidad y una mejor cohesión social", explica Laura Gonzalez de Txabarri, responsable del departamento internacional de ELA.
La Comisión, encargada de proponer políticas al Consejo, "se olvida del empleo y el supuesto contenido social de la Agenda de Lisboa, e intentará aprovechar el viaje para acentuar los aspectos más neoliberales del proyecto europeo". El objetivo de la Comisión está claro cuando "presenta la propuesta de directiva Bolkestein, salvaje intento de desmantelar derechos sociales y laborales liberalizando totalmente la prestación de servicios en el seno de la UE, como elemento central de la estrategia de Lisboa para mejorar la competitividad". Además no hay que olvidar que esta directiva se presenta por la Comisión como una aplicación concreta del Tratado Constitucional europeo, que consagra la libertad de circulación de servicios como uno de sus pilares"; ELA ya ha manifestado su rechazo a este modelo de construcción europea y en consecuencia al Tratado, y pidiendo el voto negativo en el pasado referendum del 20 de febrero, que ha tenido un amplio eco en la sociedad vasca.
Frente a la línea neoliberal, cuya obsesión es la búsqueda de la competitividad por encima de todo la economía china suele plantearse como modelo hay una alternativa, explica González de Txabarri: "son necesarias políticas globales diferentes, que obliguen al cumplimiento de los derechos democráticos, sociales, medioambientales, recogidos en los Acuerdos y Tratados internacionales, que garanticen unas condiciones de vida y trabajo dignas al conjunto de la ciudadanía mundial". La falta de garantías en este sentido ha sido uno de los puntos que ha llevado a ELA a defender el no en el referendum sobre el Tratado Constitucional.
La Unión Europea, según la responsable internacional de ELA, "da primacía a los objetivos puramente económicos, en detrimento de las cuestiones sociales y medioambientales, que también deberían ser constitutivas de su acción política"; hace pocos días, el presidente de la Comisión, Durao Barroso, ha expresado nítidamente esta intención de privilegiar la competitividad y la economía. Otras voces autorizadas de la Comisión animan a que las empresas se deslocalicen para buscar los entornos más competitivos. En coherencia con esa posición, Barroso rechaza eliminar del proyecto de directiva sobre servicios el principio del país de origen, por el cual serán las condiciones laborales y sociales del país de procedencia de las personas que presten un trabajo las que se apliquen, y no las del lugar donde estén trabajando.