No a la ilegalización
Todos los derechos, para todas las personas,
en toda Euskal Herria
El 1º de mayo miles de trabajadoras y trabajadores se han manifestado en las calles de Bilbao en demanda de democracia y justicia. No era una reivindicación caprichosa. Venía precedida del cierre de Egunkaria, la ilegalización de Batasuna y Udalbiltza, la amenaza permanente de los poderes del estado de aplastar por todos los medios cualquier iniciativa que cuestione su modelo de estado, por mucho respaldo institucional y popular que tenga.
La reivindicación de democracia y justicia reviste, lamentablemente, una lacerante actualidad. Por una parte, se niegan de raiz los derechos nacionales de Euskal Herria y se cierra toda viabilidad democrática a las demandas y proyectos de quienes los defienden y promueven. Por otra se utiliza contra éstos una estrategia de pura dominación, de pura fuerza, en la que sus derechos, libertades y garantías pasan a tener un valor de tercer orden.
El episodio más reciente de esta estrategia criminalizadora, cuyos círculos extiende el estado en función de intereses y coyunturas políticas, es el de la ilegalización de AuB y la anulación de más de dos centenares de candidaturas a las elecciones municipales y forales del próximo dia 25 de mayo. Se trata de una decisión político-judicial que priva del derecho de representación y participación política a un espacio social y político y conlleva una gravísima distorsión de la representación real de la ciudadanía.
En los últimos meses, hemos tenido ocasión de analizar y situarnos ante algunos de estos hechos. Ahí está la jornada del 13 marzo a favor de Egunkaria; la declaración del 5 de abril y el acto de Anoeta por el derecho de participación política; la declaración del Aberri Eguna o el mensaje y caracterización del 1º de mayo.
En esta reflexión y trabajo ha ido apareciendo de forma cada vez más nítida, coincidente y apremiante, la convicción de que las respuestas puntuales, previstas por quienes las provocan y en buena parte amortizadas, no son suficientes. La convicción de que la reacción que necesitamos debe incorporar visión, iniciativa, y perspectiva de futuro.
Por ello, resulta urgente superar la actual situación puesto que las coincidencias con otras organizaciones en la denuncia y en la formulación de objetivos generales no se traducen en una coincidencia en mínimos comunes operativos. Vivimos una situación de esterilidad que genera una enorme frustración por nuestro pueblo y nuestra base social, que acumula ya demasiada negación y demasiado sufrimiento.
Debemos por tanto inaugurar una nueva etapa política y dar el salto a una fase de propuestas y compromisos que incorpore las aportaciones del pasado pero no dude en derogar códigos incompatibles con la nueva fase.
Lo que otros hagan no depende de nosotros. En este sentido, no hay motivos para esperar que la secular opresión del estado, que ha entrado en una fase de dureza creciente, vaya a remitir. El futuro es incierto y a buen seguro no van a faltar malas noticias. Sin embargo, apostamos por que las nuestras no lo sean.
Creemos que cualquier proyecto debe partir y formularse desde la sociedad. La sociedad es nuestro punto fuerte si acertamos a definir objetivos y formas de trabajo de acuerdo con las aspiraciones de la sociedad real, de las personas reales. Objetivos y formas de trabajo que permitan concitar renovadas alianzas. Esto sí depende de nosotros y nosotras.
Para que esas alianzas puedan darse del modo más amplio posible, es preciso abordar y tomar posición clara con respecto a las formas de lucha a desarrollar en el proceso soberanista. Legitimar democráticamente nuestra lucha es una prioridad. Aquí nos jugamos nuestra propia credibilidad, nuestra capacidad de vincular a más y más gente en la lucha por una solución democrática al conflicto vasco.
Por ello, el proceso soberanista debe desarrollarse por vías exclusivamente civiles, democráticas y pacíficas. La violencia no es un producto necesario del conflicto político sino el resultado de unas decisiones que deben ser derogadas. El sufrimiento no puede ser más un lugar de razón política ni un instrumento de lucha. La actividad armada de ETA sobra, por puras razones de humanidad. Y estorba, porque necesitamos ganar adhesiones, generar ilusiones por un futuro de progreso y libertad para todas las personas, para todo el pueblo.
Creemos que todo lo anteriormente dicho resulta especialmente pertinente en la coyuntura inmediata en que estamos insertos. La democracia está en horas bajas. La anulación de plataformas decretada por el Tribunal Supremo es una decisión profundamente antidemocrática. Miles de candidatos han sido inhabilitados sin que medie juicio ni sentencia al uso de una democracia homologable. Miles de electores han sido privados de su derecho a la representación política.
Consideramos que, sean cual sean los resultados electorales, la nueva fase política que este país necesita abordar requiere la participación de todos y todas las personas, y de todas las expresiones políticas de la cuales la ciudadanía quiera dotarse. Para ello, es preciso desbrozar el terreno. En este sentido, debemos denunciar el desamparo institucional que en nuestro propio ámbito vienen recibiendo muchas personas y muchos colectivos cuyo único delito ha sido defender ideas y proyectos que son ampliamente compartidos por la ciudadanía vasca. Es urgente, por ello, una apuesta de calado estratégico, inaugurada por decisiones unilaterales y multilaterales, que comprometa a cuantas organizaciones sociales, sindicales y políticas abogan de verdad por un proceso soberanista.
Queremos hacer un llamamiento a la ciudadanía a la defensa del derecho de participación política, derecho que hace posible el compromiso de las personas y grupos en todo lo que les concierne. Por ello, convocamos a todos los trabajadores y trabajadoras a las concentraciones que tendrán lugar el próximo 8 de mayo en
* Gasteiz, a las 19.30 horas en Pza. de Correos
* Donostia, a las 19.00 horas en el Boulevard
* Bilbao, a las 19.15 horas en la plaza F. Moyua (plaza elíptica)
* Iruña, a las 19.00 horas en la Delegación del Gobierno español (confluencia Carlos III-Merindades)
ELA
Euskal Herria, a 6 de mayo de 2003