Medioambiente

La economía de Hego Euskal Herria requiere de una transición ecológica justa

03/04/2023
La economía del territorio está gravemente herida. Los impactos ecológicos que genera la hacen insostenible y será imposible mantenerla en un futuro próximo. Hoy en día, está basada en un metabolismo lineal, fósil y extractivista muy dependiente del transporte y el mercado mundial.

Nuestra economía funciona como un gran digestor de materiales no renovables: manufactura combustibles fósiles y minerales procedentes de fuera del territorio, y vuelve a exportarlos más allá de sus fronteras. Es una economía basada en la producción industrial y en el transporte. Además, las actividades que más facturan son las empresas de materias primas para la producción de mercancías de alto valor añadido (automóviles, aceros...), las industrias alimentarias, las dependientes de la logística globalizada y las de gran intensidad energética. Los elementos que en el pasado nos convirtieron en una región competitiva a nivel mundial, nos empiezan a convertir en una economía frágil.

Los sectores que más empleo generan no son de carácter permanente. La economía del decrecimiento es capaz de generar empleos como en el sector de la gestión de residuos, el transporte colectivo y los alimentos en la producción. Pero hoy en día, existe una profunda relación entre la creación de empleo, el crecimiento económico y el impacto ecológico. En el sector industrial existe una relación entre el consumo energético y la tasa de ocupación. Además, el transporte dependiente del petróleo es esencial para esta actividad, y absorbe mucha energía. El transporte es imprescindible para una economía lineal e internacional. En la industria alimentaria, al consumo de energía y de materiales hay que añadirle el importante impacto medioambiental de la actividad.

Sin más cambios en el ámbito socioeconómico, la reducción de energía y materiales supondría la destrucción de muchos puestos de trabajo y, en consecuencia, una gran dificultad para que las clases trabajadoras puedan sustentar sus vidas. La economía de Hego Euskal Herria se enfrenta a un gran reto: el reconocimiento del trabajo de los cuidados, siendo la actividad con más peso de entre todos los trabajos que se realizan (productivo y reproductivo), y que está esencialmente oculta y feminizada.

Pero, ¿es posible mantener la estructura económica actual sin introducir cambios de fondo? La respuesta es obvia: no es posible.

Tenemos muchas limitaciones:

  • 1. Los límites del planeta: la mayoría de los materiales utilizados no son renovables y el acceso a ellos es cada vez más difícil. La extracción de gas, petróleo y carbón ha tocado techo. Y la situación es la misma para muchos otros materiales decisivos para el metabolismo de la economía, como el cobre (electricidad), el fósforo (producción de alimentos), el teluro y la plata (electrónica, incluida la de captadores de energías renovables), el plástico...
  • 2. Las energías renovables no pueden sustituir a los fósiles: los combustibles fósiles y las fuentes nucleares no pueden ser sustituidos por renovables de alta tecnología porque las características de las renovables son contrarias a las de los fósiles: la energía está muy dispersa y no se puede almacenar.
  • 3. El capitalismo no puede ser circular: los materiales más escasos deberían ser sustituidos por otros para su reutilización permanente, lo que constituye un obstáculo insalvable en el sistema actual. Sustituir los 50 metales que tiene un smartphone es casi imposible, por ejemplo.

La economía de Hego Euskal Herria deberá transformarse en profundidad y el trabajo deberá entenderse como un medio para sustentar la vida, no como una vía para reproducir capital.

Organizar esta transformación con el mínimo sufrimiento posible por parte de la sociedad, al tiempo que se abre camino a sociedades más justas, democráticas y sostenibles es muy complejo. Para conseguir esta transformación será imprescindible reforzar la autonomía social. Debemos satisfacer las necesidades de la ciudadanía sin pasar por el mercado. Es decir, debemos avanzar en la desmercantilización. Y para ello será imprescindible reforzar los servicios públicos para cubrir las necesidades de las personas (sanitarias, educativas...). También son imprescindibles el reparto de la riqueza y la reducción de la jornada laboral para poder repartir empleo.

Apostar por el decrecimiento para avanzar hacia una sociedad más justa, democrática y sostenible es el nuevo camino que debe tomar ELA. No se puede elegir entre la pérdida de empleo o la destrucción capitalista. Hay que apoyar, a través de la lucha y la negociación colectiva, las transiciones que posibiliten actividades económicas respetuosas con los derechos laborales y con la vida.